Pemex, un desafío fiscal para el próximo gobierno en México

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  • Las calificaciones soberanas de México podrían verse presionadas
  • Los vencimientos de deuda para 2024 y 2025 suman 6,800 y 10,500 mdd, respectivamente

RedFinanciera

La calificadora  S&P Global aseguró que Pemex seguirá siendo un desafío fiscal para el próximo presidente de México y anticipó un retorno a una senda de menores déficits fiscales que limiten el aumento de la deuda neta del gobierno general con respecto al PIB, luego de un aumento en el déficit y la deuda del gobierno general de este año, asociada principalmente con gasto preelectoral.

En su más reciente anáisis sobre la empresa petrolera más endeudada del mundo, S&P Global afirma que los lineamientos preliminares del presupuesto del gobierno para 2025 suponen un ajuste el próximo año. Sin embargo, dicho ajuste no es vinculante. La propuesta presupuestaria para 2025 dependerá realmente de las preferencias políticas de la administración de la próxima presidenta, que asumirá el cargo en octubre.

Agrega que los formuladores de políticas entrantes tendrán que considerar cómo gestionar diversas limitaciones presupuestarias. Estas incluyen un gasto social más alto y menos discrecional, una carga de intereses más pesada, reservas fiscales limitadas, una base impositiva no petrolera comparativamente baja y los desafíos asociados con las finanzas de Pemex.

Recuerda que desde 2019 sus calificaciones soberanas de México podrían verse presionadas por Pemex como un pasivo contingente para el soberano.

Dado el débil estado de las finanzas de Pemex y nuestra expectativa de que cualquiera que sea el próximo gobierno continuará respaldando el pago de su deuda, persiste la posibilidad de que haya presión sobre la calificación soberana. Y nuestra calificación de Pemex sigue dependiendo de la calificación soberana.

La forma en que el próximo gobierno aborde la trayectoria fiscal general de México, en que decida el apoyo a Pemex, en que aborde la política en el sector energético y organice la gestión de Pemex probablemente afectará nuestras calificaciones tanto del país como de la empresa petrolera.

Calificaciones de Pemex y México están alineadas

“La probabilidad casi cierta de apoyo soberano domina el análisis de S&P Global Ratings sobre la calidad crediticia de Pemex. Según nuestra metodología para calificar entidades relacionadas con el gobierno, este respaldo probable alinea la calificación crediticia del emisor con la calificación soberana, independientemente del perfil crediticio individual (SACP, por sus siglas en inglés para stand-alone credit profile) de Pemex”, dice el documento de S&P.

Se aclara que la probabilidad casi cierta de apoyo por parte del gobierno refleja nuestra opinión sobre el rol crítico y el vínculo integral de Pemex con el soberano, que, en nuestra opinión, no han cambiado desde que comenzamos a calificar a Pemex en 1995. Desde entonces, la calificación de la empresa petrolera se ha alineado con la del soberano a pesar de los cambios en los gobiernos, los partidos y las preferencias en la política energética, es decir, el papel de la participación privada y cómo organizar y administrar Pemex. Los gobiernos de Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto y López Obrador han reconocido la importancia de Pemex.

Se matiza que “si bien el contorno de la política energética probablemente diferiría bajo la administración de Sheinbaum o Gálvez, no esperamos que el respaldo a Pemex (es decir, su rol crítico y vínculo integral) cambie, y suponemos que las calificaciones se mantendrán alineadas con las calificaciones del soberano. Si nuestra visión del apoyo extraordinario se debilitara (por ejemplo, si la clase política de México llegara a considerar a Pemex como de menor importancia económica nacional), el rol y/o el vínculo podrían cambiar, al igual que la calificación.

Persistente debilitamiento de la liquidez de Pemex

Durante la última década, el SACP de Pemex se ha debilitado considerablemente. Desde 2020, el SACP ha sido de ‘ccc+’, lo que refleja la dependencia de la empresa de condiciones comerciales, financieras y económicas favorables para cumplir con sus compromisos financieros.

Pemex ha estabilizado su producción en 1,875 barriles diarios de petróleo crudo, un aumento de 5% en 2023 respecto a 2022. Esto se debe en parte al aumento de la producción de crudo mediante la incorporación de nuevos campos al portafolio (aunque con altas tasas de declinación). Sin embargo, la cartera se compone principalmente de campos maduros, que requieren mayores inversiones para mantener los niveles de producción.

Además, las continuas pérdidas en eficiencias operativas hacen que el sistema nacional de refinación funcione a menos del 50% de la capacidad instalada. Las actividades de refinería son costosas y registraron un margen variable negativo de US$3.53 por barril en el cuarto trimestre de 2023.

Como resultado, a pesar de los volúmenes ligeramente mayores de exploración, y producción (upstream), el precio de referencia cayó, arrastrando el crecimiento de los ingresos y la generación de EBITDA de la empresa. Por lo tanto, los flujos de efectivo siguieron bajo presión y el apalancamiento se mantuvo alto, en 5.8x en 2023.

Adicionalmente, Pemex enfrenta importantes vencimientos de deuda en los próximos años. El soberano, que recurrió a los mercados internacionales a principios de 2024, incluyó por primera vez una partida presupuestaria para cubrir casi todos los pagos de amortización de 2024 (alrededor de US$11,000 millones).

Sin embargo, el pago de la deuda de Pemex seguirá siendo una fuente de tensión en 2025 y 2026, con vencimientos por US$6,800 millones y US$10,500 millones en esos años, respectivamente. Estos desafíos en la deuda y la liquidez sustentan nuestro SACP.

Las inversiones de capital para mantener la plataforma de petróleo crudo son altas y, con menores expectativas de generación de flujo de efectivo y falta de disponibilidad de las líneas de crédito de la empresa, la ya débil liquidez seguirá reduciéndose.

El apoyo del gobierno ha sido sólido bajo la administración actual

Desde 2019, la administración de López Obrador ha proporcionado alrededor de $869,000 millones de pesos mexicanos (MXN) (o US$51,000 millones) a Pemex a través de diferentes mecanismos. Estos incluyen inyecciones de capital dirigidas específicamente al pago de la deuda y la gestión de pasivos, así como inversiones en la cadena de fertilizantes, el sistema nacional de refinería y la refinería Olmeca.