- En Palacio Nacional todo huele a elecciones
- Por Francisco Rodríguez
RedFinanciera
La Presidencia de la República “en el exilio”, aparentemente confinada en algún cómodo rincón de Palacio Nacional, sigue expidiendo fétidos tufos electorales altamente contaminantes del proceso comicial.
Es un verdadero pánico en el que ha caído el modito Tepetitán de gobernar. Y contra eso no hay remedio conocido. Su inseparable compañera, la mentira, reina oronda sobre todas las prisas y las ocurrencias.
No hay acción de presunto gobierno que no esté fundamentada en el capricho y no en la Constitución y en las leyes que de ella se derivan. La alarma es general. Las encuestas serias, las que no son propaganda, marcan una tendencia hacia el desastre. No es para menos.
Presenciamos el descenso de un hombre a la locura, personalizado en el credo pueril del destructor nato, en la ideología –por llamarla de algún modo– de esa factura, demostrando que la realidad siempre puede superar a la ficción.
El villano por antonomasia, el antihéroe, el ser anticlimático favorito de esta puesta en escena de la desesperación y la indolencia.
La sociedad civil y militar chaira viven engañadas, al menos en esa parte del pensamiento que se basa en las ideas del confinado, en las simples calcomanías que se manejan desde el púlpito de las matinés de Palacio Nacional donde se usa nuestro dinero para difundir todas las zarandajas.
Los spots de quien él piensa que puede ser su sucesora particular y de bolsillo aparecen a toda en la televisión y en la radio difundiendo mensajes vulgares y francamente fastidiosos que no se sabe hasta dónde son asimilados o aceptados por la población a la que van dirigidos, como una especie de veneno electoral altamente peligroso.
Obcecada en sus ideas calcas, la candidata guion “corcholata” así ayuda a quien se aferra al poder como si fuera la única razón de ser del ejercicio de un gobierno para eternizarse y no soltar jamás el hueso.
Andrés Manuel López Obrador vive y actúa, a través de Claudia Sheinbaum, motivado por el afán de reelegirse, mientras la población es despojada, de los derechos fundamentales a la vida y a la dignidad.
Como en las tiranías caribeñas
Las intromisiones en la vida política y social de otras naciones, el dinero de los fideicomisos devastados, los recursos del Instituto para volver a robar al pueblo lo robado, las rifas del avión presidencial y de otras propiedades y terrenos han sido triquiñuelas: ¡jamás se dedicaron a la salud ni a la compra de vacunas, menos a la educación o a la vivienda! Sabe Dios dónde quedaron.
Lo más seguro es que hayan servido para engordar las maletas electorales del partido oficial, el encargado de darle destino a los recursos patrimonio de la Nación en pos del gane en la presidencial, el Congreso y las gubernaturas.
Por lo pronto, la destrucción del sistema de seguridad popular y de salud pública, el cáncer, la diabetes, la hipertensión, el sida, ya no se diga el coronavirus, y cualquier enfermedad de tercer nivel que se les ocurra, son un pasaporte seguro a la muerte inasistida, gracias a los resentimientos y al miedo del prócer tabasqueño, que sólo busca empobrecer y destruir a todos los demás, mientras el poder de él se salve.
Algo que sólo se veía en las tiranías más emblemáticas de Latinoamérica. En las casas de los Trujillo, los Batista, los Somoza, los Noriega o entre las castas de cualquier Poder Supremo que se curan en Texas, Nueva York o de perdida en los sanatorios de mayor postín, mientras los demás pasan las de Caín bajo las cuerdas de los carteles mimados y establecidos.
Y aunque las cifras del empleo ya se las cargó el payaso, AMLO y sus cuatroteros siguen pensando que sus datos son compartidos por esa franja de la población de cinco millones de votos duros que está dispuesta a otorgarles el beneficio o el maleficio de la reelección, el cheque en blanco de la permanencia para seguir chupando y sangrando a los demás.
A ningún pueblo, menos al nuestro, se le puede desear tanto daño.
Y es que siguen desfondado los programas sociales para pasarles los recursos que sirvieran para compensar las mermas de Sembrando Vida, Ninis construyendo el futuro y Adultos Mayores, con márgenes reducidos de efectividad, gracias a las rapiñas de los encargados, subsidiando las maletas para la elección y engordando las billeteras de los operadores de las obras faraónicas.
Al mismo tiempo, todo tiene un tufo electoral. Ahora busca robarse el dinero de las Afores y amnistiar a delincuentes.
Ahora, el embate frontal de López Obrador y su ridícula postura antiimperialista es contra los proyectos de inversión, contra el cambio climático, en favor del combustóleo y el carbón y por el encarecimiento de la electricidad sucia.
Todo, efecto, tiene un tufo insoportable a terror electoral.
AMLO sabe que puede perder…
… y eso le importa más que confinarse en los salones elegantes del Palacio.
No tiene remedio posible.
Indicios
Es cuestionable el accionar de un Presidente que manipula el derecho a ser elegidos o electos tratando de hacerlo pasar como un derecho humano y no como una opción a un derecho político. Peor aún, trata de legitimar con la decisión de ‘las mayorías’, violentando la Constitución, considerada en los Estados democráticos como el documento supremo que hace posible la legalidad y la soberanía de cualquier país. La reelección como derecho humano es un discurso que debe sofocarse por su falta de legitimidad, de legalidad, de congruencia con los verdaderos derechos humanos. La validación de este tipo de argumento es un peligro en la maduración de la democracia de los países de América Latina, porque obedece a intereses y propósitos personales que en nada ayudan al desarrollo de las sociedades que al final serán sometidas a esferas de poder. * * * Y por hoy es todo. Agradezco su acompañamiento hasta la última línea de este Índice Político y, como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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AMBIGÚ/ El YoYo de Claudia que encolerizó a AMLO
>> Por imponer a su hermano, Memo se queda solo en Morelia
MARTHA ELBA TORRES MARTÍNEZ
Morelia, Michoacán. Junto a 13 millones de personas, vi el primer debate presidencial del domingo 7. Vi algunos de los errores que muchos columnistas y analistas todavía siguen reprochando a Xóchitl Gálvez con una sobrada severidad. No se qué quieren. ¿Que se disculpe porque falló? ¿qué se corte las venas o se inmole en el Zócalo despuesito de misa de 12 en Catedral? Prueba error. Todavía faltan dos. A menos que este extraño nado sincronizado haya sido parte de un apretón de tuercas desde Palacio Nacional.
Porque cosa curiosa, le recriminan a la candidata opositora que se “achicara”, y elogian la sobreactuación de la candidata oficialista, que no aportó más allá de sus narrativas discursivas en mítines y spots radiotelevisivos. Repitió lo mismo, salvo los golpes preparados contra la Gálvez, que si atacó -como debía ser-, pero no con la contundencia que muchos esperábamos. Pero lo importante es ganar los votos y no los debates que solo en casos fortuitos, inciden en el electorado.
También lo vio el presidente López Obrador en el hotel en que se hospedó en Mazatlán para disfrutar del eclipse solar del lunes 8. “Si vi el debate, estuvo muy bien, bastante bien, y es lo que puedo decir. Interesante porque uno recuerda los debates en los que participé, porque ya yo en menos de seis meses me despido, ya me jubilo de la vida pública…”, dijo. Al día siguiente, el martes 9, ya lo veía de la chingada y explotó en su mañanera. Para esta columnista, lo cuchilearon las mentes oscuras que tan mal lo aconsejan.
Lo encolerizaron las preguntas ciudadanas que sentaron en el banquillo de los acusados a su gobierno frente al estado actual del país.
“¡Que estamos mal en salud!, sin reconocer absolutamente nada; ¡que mal en educación!, ¡que mal en todo! (…) No fueron capaces de hacer distinciones, todo fue a tabla rasa, las preguntas. Recuerdo una de Denise (Maerker): ¿Cómo hacerle para enfrentar la gran corrupción que persiste, que viene desde no sé qué gobierno, pero ahí está?, como si nosotros fuésemos iguales, si no nos hubiésemos dedicado por completo a desterrar la corrupción”.
Pero el punto de quiebre, pudo ser el golpe de Xóchitl sobre la corrupción de los hijos y amigos del presidente. Le dijo a Claudia, “que lo que quiere, es seas la tapadera de los sobres amarillos, de la casa gris, la corrupción en Segalmex, la de Rocío Nahle, es lo que realmente quiere el presidente contigo”. Y 13 millones de votantes y AMLO, vimos que Claudia ni se inmutó. Apenas musitó un “si hay pruebas que se presenten”.
En su mañanera del 29 de junio del 2023, AMLO admitió el desfalco -entre 15 mil y 21 mil millones de pesos- en Segalmex, organismo que creó que dizque para la alimentación de los pobres.
“Es el caso de corrupción más escandaloso, y considero que es el único que hemos enfrentado durante nuestro gobierno”. “Nos dolió mucho el fraude y no queremos que esto se quede sin ser aclarado completamente”.
Ese mismo día por la tarde, la FGR dio a conocer que sobre las 32 carpetas de investigación del caso, se habían detenido ya a 26 personas; en diciembre, el gobierno disminuyó, quien sabe cómo, el monto de lo robado a 9,500 mdp. Desde entonces, nada, ni de los “peces gordos”. Ignacio Ovalle, el primer director, sigue trabajando como si nada en Gobernación, y el segundo, Leonel Cota, esta de agregado en la campaña de Sheinbaum.
Pero regreso a las preguntas en el debate, porque ninguna de las 24 mil que se dirigieron al INE, ninguna, fue “a modo”, como las que se le formulan en la mañanera, y mucho menos hubo “consulta para todos los ciudadanos”, como dijo en la mañanera. Es decir, mandó pregunta quien quiso y le interesó.
Porque consulta, la de revocación de mandato, precisamente el 11 de abril de 2022, en la que participaron 16.5 millones de ciudadanos y costó al “pueblo” casi mil 700 millones de pesos. Los debates de este 2024 saldrán en unos 10 millones de pesos. Pero al AMLO cuchileado, no le cabe en la cabeza que hayan sido auténticas expresiones del México real. Para él, todo esta bien y todos de buenas.
“Hay una trazabilidad clara para saber cómo fue (el proceso de selección), no quiénes hicieron las preguntas, sino de dónde vienen las preguntas y, por lo tanto, es falso totalmente que las preguntas hayan sido elegidas a capricho por consejerías o por nadie, ni siquiera por el propio Signa Lab”, le respondió el INE…
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Pero aguanten, todavía faltan dos debates y seguro se pondrán candentes porque las candidatas y Máynez tendrán que llegar en sus versiones corregidas y aumentadas. El segundo (28 de abril), se dedicará a crecimiento económico, empleo e inflación, infraestructura y desarrollo, pobreza y desigualdad y cambio climático y desarrollo sustentable. En el último (19 de mayo) y más cercano a las votaciones, política social, inseguridad y crimen organizado, migración y política exterior, y democracia, pluralismo y división de poderes.
Para el ejercicio del 28, se realizarán 340 preguntas videograbadas y recolectadas en las 32 entidades del país y en las ciudades de Los Ángeles y Dallas, en Estados Unidos; de un sorteo aleatorio, quedarán 80 que serán entregadas a las candidatas y al candidato, de acuerdo al nuevo formato del INE.
Entonces, los dos debates restantes son imperdibles. Convencida estoy que Xóchitl subsanará los errores del primero; de Máynez, no se puede esperar más que se abra de capa y muestre su oficiosa playera. Claudia es la incógnita, porque solo tiene dos caminos: asumirse como la candidata que es y aclarar de una vez al electorado que de ganar, la que gobernará será ella y no el presidente que ya fue; o ponerse la careta de AMLO, imitar el acento tabasqueño para defender lo indefendible y confirmar ante todos que solo es prestanombre.
El juego del YoYo en el primer debate fue lo correcto, pero reitero, le cuchilearon a su creador.
Claudia apenas mencionó en una hora 40 minutos que duró el ejercicio, solo dos veces al constructor de la cuarta transformación; que luego dijo en Lerma, Estado de México, defendió “con el corazón, el pensamiento y el alma”: Una, cuando refiere que “una persona en Tijuana me dijo, estoy con el presidente López Obrador porque por primera vez nos volteó a ver”, y dos, al mencionar que “se han ahorrado 2.4 billones de pesos de la corrupción y privilegios, y por eso hay más obras del presidente López Obrador”. Fuera de eso el YoYo.
Prácticamente, Sheinbaum y su creador arrancaron juntos sus mandatos en diciembre de 2018; ella, como jefa de gobierno de la Ciudad de México y él, la Presidencia de la República. Desde entonces y hasta que se separó del cargo en junio pasado, había recibido 75 premios nacionales e internacionales “gracias a los programas y acciones que implementamos”.
Perdón: ¿cuántos premios o condecoraciones ha recibido López Obrador?
Ella, bien chinguetas: bajó 40 por ciento la inseguridad, homicidios y feminicidios sobre los que hay “cero impunidades”, se salva de observaciones de la Auditoría Superior y mejoró la salud y educación en la capital del país, mientras que los inútiles del gobierno central y el resto de gobiernos de la 4T siguen abrazados con los que echan balazos, parafraseando a la diputada española, Cayetana Álvarez.
Le escuchamos hablar de la austeridad republicana y los 100 mil millones de pesos que le quitó a la corrupción. Ahora toca a mis paisanos chilangos el reclamo del porqué no los destinó al mejoramiento del Metro y al servicio de agua potable, en lugar de dárselos al Presidente para sus elefantes blancos.
Y ¿por qué, si fue tan excelente jefa de gobierno, perdió las elecciones intermedias del 2021? Le tumbó la oposición seis alcaldías y la mayoría calificada en el Congreso local con 13 curules menos. Sheinbaum se lo achacó a la pandemia de Covid, donde más personas murieron fue en la Ciudad de México, y al “incidente” -así lo llamó- en la Línea 12 del Metro.
Entonces, hay que calarle, como dicen en Michoacán…
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Después de la defección de Cuauhtémoc Cárdenas y la Corriente Democrática del PRI en 1988, en ese partido en Michoacán tengo registrados dos desprendimientos importantes: el de Fausto Vallejo, en enero de 2018 y el de Jesús Reyna, en noviembre en 2022.
Ayer, auténticos liderazgos priístas de Morelia y del interior del estado, se rebelaron a la imposición del hermano del dirigente estatal, Memo Valencia, como candidato a la presidencia municipal de esta capital y de nombre René Valencia. Quién sabe quién jodidos es y de dónde salió. Y el megaputazo: estos tricolores se suman a la reelección del alcalde Alfonso Martínez, que va por el PRD y PAN.
En un video en redes, Memo Valencia se atrevió a nombrarlos “supuestos priístas”, porque se alejaron de su partido desde 2021 que decidió, por sus caguamas, competir contra Poncho y perdió, y luego llegó a la presidencia del partido sin mayor mérito que hacerle la barbita al Alito Moreno. Y nada más una aclaración: ni ellos ni ellas renuncian a su militancia ni retiran su apoyo a la coalición “Fuerza y Corazón por México”. Así que le mida Valencia con ese amago de expulsarlos del PRI.
Se trata del candidato a diputado federal Roberto Carlos López García; el ex diputado y ex alcalde moreliano Wilfrido Lázaro Medina, la diputada local Adriana Hernández; la actual secretaria general del PRI municipal, Loreto Mendoza; el ex diputado local y federal Germán Ireta Alas, hijo de otro gran expresidente de Morelia; el ex diputado, ex alcalde de Zacapu y ex dirigente estatal Mario Magaña Martínez; el ex delegado federal Diego Chávez Hernández; la activista Marbella Romero y la regidora Claudia Lázaro Medina.
Se agregan operadores políticos de la estructura faustista, como Francisco Lara Medina, Rosalba Vanegas Garduño, Javier Rivera Calderón, Gerardo García Vallejo, Lupita y Wilfrido Herrera Calderón, Carmelita Ruiz Fraga, Javier Rivera y Lino Gasca Aburto.
También Jaime Rodríguez López, Irma Villagómez, Arturo José Mauricio Fuentes, Alberto Suárez Castillo, Alejandro García Pozos, Cuauhtémoc Solchaga, Raymundo Sánchez, Jorge Servín, Iván Domínguez, Alejandra Sánchez, Martín Zavala, Héctor Bautista, Eduardo de la Vega, Arturo Jáuregui y Gerónimo Color, entre otros.
Las y los menciono a todos, porque los conozco y se de su trabajo político. No son farsantes, como Memo, que es todo un PRIMOR…