La costumbre del poder

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  • Padecemos un gobierno represor
  • Por Gregorio Ortega Molina

RedFinancieraMX

*El agradecimiento servil como instrumento represivo por excelencia, el denuesto, la diatriba, la descalificación, la concitación del odio que el México bueno y sabio es capaz de verter sobre los señalados por el vituperio presidencial. El fallecimiento social y civil es peor que la muerte física, porque perversamente te dejan con vida para que recuerdes quien manda y a quien debes el favor de abrir los ojos todas las mañanas

Son muchos los métodos existentes para reprimir, lo mismo en el seno de la familia que a la sociedad. Suponer que las policías y diversos órganos de control son los exclusivos instrumentos de la represión, equivale a desconocer la maquinaria del Estado y su poder, o considerarnos tontos por parte de quien reprime.

La represión varía en método, intensidad y propósitos. En ciertos ámbitos es suficiente con la mirada, el tono de voz, la ruda amenaza… el acoso escolar permite excluir a quien no es visto como un igual. Puede conducir al suicidio del acosado.

Hoy, la palabra presidencial es la que determina quiénes sí y quiénes no pueden y deben ser reprimidos, ya sea como parte de una estrategia política con la idea de conservar el poder, o para sancionar a aquellos que han sido, y son, enemigos inteligentes de este método de hacer política. Lo mismo llegan tarde las partidas presupuestarias, que desaparecen proyectos y programas, para establecer un férreo control de esa oposición que está en las entidades federativas, y en las instituciones de educación superior.

Lo que sucede en el CIDE, ¿es, o no, represión a la inteligencia? Lo que ocurre con la distribución de medicamentos, con los padres con hijos víctimas de cáncer, con los centros escolares sin capacidad de comunicación a través de Internet, con la supresión de las escuelas de tiempo completo, con los jueces de consigna, con la Universidad de las Américas en Puebla, con los poderes Legislativo y Judicial, ¿es, o no, represión?

Para reprimir con perversidad, como hoy lo hacen, es importante que la sangre no fluya, simplemente despojan a las víctimas de represión de su dignidad, de sus derechos constitucionales, de las posibilidades de una alimentación digna, de empleo, de salud, de educación… sus programas sociales, tal como ahora están conceptuados y para lo que son usados, se convierten en grilletes sobre la voluntad política de los beneficiados.

El agradecimiento servil como instrumento represivo por excelencia, el denuesto, la diatriba, la descalificación, la concitación del odio que el México bueno y sabio es capaz de verter sobre los señalados por el vituperio presidencial. El fallecimiento social y civil es peor que la muerte física, porque perversamente te dejan con vida para que recuerdes quien manda y a quien debes el favor de abrir los ojos todas las mañanas.

www.gregorioortega.blog                                           @OrtegaGregorio