Textos en libertad

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  • (RedFinancieraMX) Importancia de la masonería en la historia de México
  • Por José Antonio Aspiros Villagómez

RedFinancieraMX

(Con datos de Norma Vázquez Alanís)

La historia mexicana de los siglos XIX y XX no se entiende sin el papel que jugó la masonería, dijo en una conferencia virtual que durante tres horas mantuvo expectante a su auditorio, el historiador Carlos Francisco Martínez Moreno.

Con un doctorado precisamente en historia de la masonería, el investigador indicó que de los 140 años del periodo analizado por él (1824-1964), sólo en cuatro los presidentes de México no fueron masones.

Y explicó que ello se debió a que la masonería aporta alianzas a los gobernantes y les da instrumentos para desarrollar la política. De hecho, durante los dos siglos citados los masones estuvieron en todos los ámbitos de la sociedad.

Ante miembros de la Academia Nacional de Historia y Geografía (ANHG), el especialista se refirió también a la influencia que tuvieron en la cultura, y citó como ejemplo que todos los autores de la obra histórica México a través de los siglos, eran masones. Tales personajes fueron Vicente Riva Palacio, Juan de Dios Arias, Alfredo Chavero, Enrique Olavarría, José María Vigil y Julio Zárate.

Antes de iniciar su conferencia, Martínez Moreno pidió a los académicos plantear qué les gustaría saber del tema, y a partir de ello hizo su disertación, desde luego con algunas explicaciones y antecedentes introductorios.

Así, mencionó la constitución de la Gran Logia de Londres el 24 de junio de 1717 como origen del movimiento a escala mundial, y que el término ‘masón’ proviene del idioma francés y significa ‘albañil’, ya que las logias tienen su origen en los constructores de las catedrales góticas de Europa en la Edad Media.

El requisito para ingresar a la Gran Logia fue creer en la Divinidad sin vincularla a ninguna práctica religiosa, por lo que fue denominada genéricamente como el Gran Arquitecto del Universo (GADU), lo cual implicaba libertad de conciencia, por lo que el papa Clemente II emitió una bula para proscribirla.

Con el tiempo la masonería dejó de ser operativa, es decir, sólo para el gremio de la construcción, y surgió la masonería aceptada, que incorporó inclusive a personajes de la nobleza y ya no buscó la construcción de templos de piedra, sino la del ser humano. Los grados, que han llegado a 33, fueron dos al principio -aprendiz y cantero- y llegaron a tres con el de maestro en la masonería inglesa inicial.

Durante el siglo XVII llegaron a Nueva España masones europeos en forma individual y fueron perseguidos por la Inquisición -dijo el doctor Martínez Moreno-. Es decir, explicó, esa corriente llegó a América antes de que nacieran los países, pero donde ya predominaba el catolicismo.

Agregó que la masonería llegó a secularizarse en el siglo XIX, pero antes hubo grandes mitos, algunos de ellos fundacionales, como el de asegurar que Adán fue el primer masón, y que en los años 80 del siglo XVIII ya se practicaba el rito escocés de 33 grados en suelo novohispano, y que el virrey Bernardo de Gálvez habría sido uno de sus miembros, no obstante que los reyes tenían prohibida la masonería desde 1731.

Dijo el conferencista un dato importante: el secuestro de Fernando VII de España por parte de Napoleón, despertó a los masones de Nueva España porque eran leales a la corona. Ese despertar se mantuvo pues luego llegaron los sucesos de la guerra de independencia encabezada por presuntos masones con Miguel Hidalgo a la cabeza. Sin embargo, la independencia definitiva comenzó a tramarse cuando el monarca español no aceptó venir a reinar en lo que hasta entonces era un virreinato.

Los masones del rito yorkino surgieron en 1816, pero su propagación se dio a partir de 1825 promovida por el embajador de Estados Unidos, Joel Roberts Poinsett. Personajes como Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria y Lorenzo de Zavala se habrían reunido con Poinsett para crear logias, dato que sostiene José María Mateos en su libro Orígenes de la masonería en México, pero que niega el yorkino Alfredo Chavero, autor del primer tomo de México a través de los siglos.

Escoceses y yorkinos habrían de conocerse después como conservadores unos, y liberales los otros, y varios de esos masones fueron fundamentales para lograr la independencia. Un masón destacado durante el Imperio de Agustín de Iturbide fue José Valdés, cubano que editó el periódico El iris de Jalisco.

También en 1825, fue creado como alternativa a escoceses y yorkinos el Rito Nacional Mexicano, que autorizó cinco logias y al cual pertenecieron figuras como Juárez, Zarco y Comonfort, pues desde su origen tuvo pretensiones políticas y hubo antagonismos entre sus diversos grupos.

Por ejemplo, cuando el militar liberal y masón Luis Mier y Terán era gobernador de Veracruz, y a la orden porfirista de “mátalos en caliente” fusiló sin juicio previo a masones partidarios de Sebastián Lerdo de Tejada.

El historiador Carlos Francisco Martínez Moreno también se refirió a las mujeres dentro de la masonería. La primera de ellas en México habría sido María Alarcón, esposa del fundador de uno de los grupos, José María Mateos. También lo fue la doctora Matilde Montoya, la primera mujer en alcanzar en México el grado académico de médico, y postulada actualmente para tener una estatua en el Paseo de las Heroínas de la capital del país. Hubo grupos ortodoxos que no aceptaban la presencia femenina, y otros que en cambio modificaron sus estatutos para incorporarlas y hasta adoptaron un lenguaje inclusivo.

Hubo tal variedad de grupos masónicos, que de los más de mil localizados hace un siglo por el investigador José María Ragoni, llegaron a México 506 del rito escocés que, como ya se indicó, eran contrarios a los yorkinos y distintos a las del Rito Nacional Mexicano.