Acento

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  • Dados cargados en la sucesión del PAN
  • Por Salvador Flores Llamas

RedFinancieraMX

La elección del 11 de noviembre definirá si Acción Nacional vuelve a ser el partido humanista, con valores democráticos y la única opción opositora válida al gobierno de López Obrador, o continúa revolcándose en la corrupción y el tráfico de intereses, manejado por la mafia de Ricardo Anaya y cómplices.

Manuel Gómez Morín Martínez del Río, nieto del fundador, representa la primera oportunidad y se compromete a dar el golpe de timón que requiere el partido para luchar por el bien común, no por los intereses bastardos que lo hundieron en el peor fracaso electoral en julio pasado con Anaya a la cabeza, y a dirigirlo con transparencia y rendición de cuentas.

Marko Cortés, que hoy abomina de dientes para afuera de Ricardo, tras de que éste lo hizo líder de la bancada en la Cámara de Diputados, pretende seguir trabajando en beneficio de esa casta y reforzando el negocio corrupto en que convirtieron al partido.

El expresidente Felipe Calderón escribió en twitter que la esencia de Cortés es la traición la corrupción y la hipocresía. Hoy traiciona al propio Ricardo Anaya, cuando hubiera aguantado un poco antes de descararse, al menos para evadir su responsabilidad en el desastre del PAN

“Efectivamente –agregó- el PAN necesita un golpe de timón para recuperar sus principios, democracia y valores. Pero ese golpe no pueden darlo los mismos que ignoraron los principios, cancelaron las prácticas democráticas y hundieron al PAN a su peor nivel en 30 años.

¡Marko Cortés nunca debe llegar a liderarlo!”.

Recalcó Calderón que éste ya traicionó Anaya. “No digo que Ricardo no lo merezca, pero por lo menos Marko hubiera esperado un poco para descararse”.

Pero el anayista sólo respondió que no caerá en provocaciones.

Gómez Morín terció: el problema de Acción Nacional no está en la embarcación sino en quienes han estado a cargo del timón, y ahora rehusan dar el viraje, como si el barco fuera suyo.

Manuel comenzó su campaña en Ciudad de México, en casa de una militante de la colonia Condesa, y se comprometió a luchar contra la corrupción interna y a no ser un dirigente producto de pactos, acuerdos en lo oscurito o arreglos cupulares.

Está seguro que él llegará a la jefatura nacional con el voto directo de la militancia, de los panistas auténticos, porque lo único que pretende es trabajar por México, por el  partido y para ganar la presidencia de la República en 2024, no para él, que no buscará ningún cargo político como dirigente, sino para el candidato que el panismo escoja libre y democráticamente.

Preocupado por lo rápido que Gómez Morín obtuvo las firmas necesarias para registrarse candidato, Cortés hizo correr la mentira de que le había cedido miles de ellas. Claramente  Manuel rechazó que su participación en la lid obedezca a un convenio con Marko para legitimar la próxima dirigencia y que éste le haya obsequiado firmas para respaldar su candidatura.

Asentó: “El PAN debe ser un partido fuerte, responsable y creíble para poder enfrentar el totalitarismo que se vislumbra con el gobierno de López Obrador”.

Prueba adicional de las traiciones de Marko es que ya le dio la espalda a Damián Zepeda, pues se comprometió a nombrar al senador Rafael Moreno Valle líder del grupo panista en el Senado, en sustitución de Damián, cuando llegue a la jefatura nacional, y a impulsar la ambición del poblano de ser el próximo candidato presidencial del PAN.

Cortés no toma en cuenta que Moreno Valle no es panista, sigue siendo súbdito de Elba Esther Gordillo y mediante ella logró que López Obrador apoyara a su esposa Martha Erika Alonso para que el Tribunal Electoral la confirmara como futura gobernadora poblana, y apaciguara al rijoso Miguel Barbosa, su opositor por Morena.

Una muestra más de la hipocresía de Marko es que anunció que, como líder nacional, propondrá un nuevo Código de Ética para que nunca más un panista difame sin pruebas a un compañero ni apoye a candidatos de otros partidos, y así evitar riñas internas. (Pretende curarse en salud).

Código que, desde luego, él aplicaría con mucho gusto contra sus opositores y favorecería a sus compinches. Quiere, pues, establecer una “dictadura panista perfecta”.

Nueve de los 12 gobernadores panistas acordaron apoyar a Marko porque les cedió 12 de 43 sitios en el Consejo Nacional y la mitad de los cargos del Comité Ejecutivo; además todo el CEN de Marcelo Torres Cofiño está atrás de Cortés Mendoza, lo que confirma que hay dados cargados en la campaña panista.

Gómez Morín cuenta con Javier Corral, mandatario de Chihuahua, con Gustavo Madero, exlíder nacional panista, con Ernesto Ruffo, el primer gobernador que tuvo el PAN, con exgobernadores y con los panistas de cepa, que luchan por rescatar al partido del marasmo en que lo refundieron Anaya y socios.

Marko reviró a Gómez Morín con que él no es panista de apellido, sino lucha desde adolescente. Manuel respondió que él es militante desde hace mucho tiempo y ha participado en campañas de distintos candidatos.

Aunque se circunscribió prácticamente al Estado de México, sobre todo a Naucalpan, donde vive.

Va por los militantes auténticos y los que se han ido por las veleidades y cochupos anayistas; lucha sobre todo por unir al partido que fundaron su abuelo, González Luna, Estrada Iturbide, Preciado Hernández y una pléyade de catedráticos universitarios, estudiantes y profesionistas distinguidos.

Y no cree en la fingida imparcialidad del clan anayista.

E insiste en que Acción Nacional debe ser la oposición eficaz y constructiva que México requiere ante el autoritarismo morenista.

llamascallao@hotmail.com

@chavafloresll