- Por Miguel Ángel López Farías
RedFinancieraMX
No diré nada nuevo, en un “Picotazo Politico” transmitido hace seis años dije algo muy parecido a esto: “El desastre creado por Calderón en el país y la cifra de mas de cien mil muertos en su sexenio, no puede ser tratado, únicamente, desde la lógica de las balas, para acabar con el narco, primero, se tiene que ir a la raíz de lo que aceita esa maquinaria: el dinero. Mientras no se ataje esa fuente que financia armas y hombres, el Estado mexicano estará siempre en desventaja, pues ni su discurso de respeto a la ley ni su capa de estado de derecho, mucho menos , la evidente falta de coordinación entre los distintos cuerpos policíacos, darían paso a una idea remotamente parecida de solución a este conflicto”.
Esto fue hace seis años y se aplica con total puntualidad hoy. Los muertos y sus cifras ya no interesan, lo que antes provocaba enormes debates hoy es sólo una anécdota. Se tiene por hecho de que tales víctimas son todas emanadas de las balaceras entre bandas del narco, por ello no espantan, así sea Coatzacoalcos y un crematorio humano, así sean cientos de fosas clandestinas vomitando huesos.
A la sociedad le da igual, esa es la razón por la que la numeralia de asesinatos y comandos armados hasta los dientes no interesan ya en la gran agenda nacional.
Como si de una vacuna contra el dolor se hubiese aplicado, los mexicanos prefieren ser felices, felices y más felices. Entonces, nadie se debe sorprender que en medio de esta dolorosa indiferencia, hombres de Michoacán se vayan por las armas para defender a sus municipios; Tepalcatepec, en tierra purépecha, es uno de los ejemplos que cito.
La entidad ha sufrido el abandono de las autoridades estatales y federales, hundida en medio de una batalla entre el Cartel Jalisco Nueva Generación y los del abuelo, José Farías, en donde jornaleros decidieron sencillamente tomar los viejos fusiles y lanzarse a la colocación de trincheras para evitar que “la mañana” los ataque, así viven en las partes altas de la sierra, llevando consigo la bendita protección que les dieron sus familiares al santiguarlos antes de salir de casa.
Distinos medios han cubierto este drama, las redes sociales muestran videos en donde caravanas de camionetas se desplazan por esa comunidad, la gente en Tepalcatepec se esconde en sus hogares, y las crónicas refieren los tablazos de las armas de alto poder recordándoles que allá afuera esta la guerra entre los del mencho y los del abuelo.
Lo hemos advertido, nadie puede juzgar a las autodefensas cuando estas realizan la única labor que el estado mexicano se niega a realizar.
¿Alguien puede señalar al doctor Mireles de estar violentando la ley? ¿alguien le puede restar calidad moral a su discurso?
Claro, visto desde la oficinas y el discurso que se lanza a kilómetros de distancia de la zona de muerte es muy sencillo, pero no abraza el sentir de esos pobladores.
Ahora bien, la gran pregunta es: ¿cual es la solución a todo este conflicto? aunque las buenas conciencias se desgarren y me califiquen de ser un promotor de la destrucción del estado de derecho, sólo que el estado de derecho lleva demasiado tiempo chueco, y la famosa voluntad política no aparece por ningún lado para hacer que se cumpla: el gobierno tiene que pactar con los narcos, así es, lo que durante mucho tiempo se ha intentado y que se ha negado debe ser una ruta seria de pacificación para el país.
El generar acuerdos con los capos no significa cheques en blanco, se trata de reencausar una actividad que es muy criminal pero que por los medios convencionales no han podido combatir, y así nos llevaremos varios sexenios, y cierto, la presión de Washignton ha sido brutal, pero en los Estados Unidos no pagan con toda la sangría que aquí sí, tampoco se trata de hacernos aliados de los carteles, se trata de detener el miedo que estos generar, la vastísima red de corrupción que impulsan, y sus múltiples tentáculos que se diversifican en otro tipo de delitos.
Los narcos son, y no se nos debe olvidar, personajes siniestros pero que al final operan con lógica comercial, algunos hasta empresarial, su actividad es la de generar dinero.
¿Eso le escandaliza? pues no veo otra manera de provocar que municipios como el de Tepalcatepec o Michoacán entero sean pacificados más que por la vía de los pactos, pues la fórmula de las balas y más tropas sencillamente no funcionan.
A ver, la finalidad es acabar con los secuestradores, extorsionadores, asesinos a sueldo, pues que vayan por ellos los de la guardia nacional, esos si merecen la dureza de el estado, pero hacia arriba, en donde la maquinaria de dinero es incuantificable y donde operan los grandes capos, se pueda tender un impasse que permita recuperar la paz en aquellos mexicanos que hoy viven bajo el fuego de la locura y de la voluntad de pequeños grupos armados.
La gente en Tepalcatepec nos dan la razón al empuñar las armas y defender lo que en este país se ha negado: que miles de mexicanos están a merced de la desprotección de gobiernos de antes y de ahora pacten y acaben con esta simulación que ha regado de cadáveres al país entero.