Un atrevimiento, la publicación de documentos secretos de un monasterio

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  • Por Norma L. Vázquez Alanís

 

 RedFinanciera

 

(Primera de dos partes)

 

Contrariamente a lo que podría suponerse respecto a que en los conventos reinaban la paz y la armonía, especialmente en los siglos XVI y XVII, lo cierto es que hubo casos que de alguna manera alteraron esa tranquilidad, como el de sor Mariana de San Bernabé y la publicación de documentos secretos del monasterio de Santa Clara de Cartagena, en el entonces virreinato de Nueva Granada, actualmente Colombia, investigado por Óscar Leonardo Londoño, doctor en Historia por la Universidad Autónoma de Colombia.

 

Con la ponencia ‘Un vil atrevimiento. Sor Mariana de San Bernabé y la publicación de documentos secretos del monasterio de Santa Clara de Cartagena, siglo XVII’, el especialista participó en un ciclo de pláticas sobre la vida conventual femenina en la Nueva España organizado por el Centro de Estudios de Historia de México (CEHM) de la Fundación Carlos Slim, cuyo director, el doctor en Historia Manuel Ramos Medina, explicó lo interesante de escuchar lo que pasaba en los conventos del virreinato de Nueva Granada, porque más allá de la historia novohispana, la monarquía católica española se extendió prácticamente por todos los países de América del sur.

 

El doctor Londoño, quien es investigador del grupo Cultura Religiosa y Conventual de la Universidad de los Andes, en Venezuela, dijo que hace cuatro años encontró una descripción que decía “sor Mariana de San Bernabé y la publicación de un libro secreto del monasterio de Santa Clara de Cartagena”.

 

Dicho hallazgo en los archivos que consultaba en ese momento le llamó la atención, y pudo hacer el registro de ese suceso, que considera es una radiografía de algunas temáticas que permiten a los historiadores problematizar (es decir, llevar adelante indagaciones histórico-críticas que siempre versan sobre un material, una época) acerca de la apropiación y la apreciación por parte de las religiosas durante el periodo colonial sobre sus propios documentos.

 

En este sentido, puntualizó que podría ser un punto de referencia para empezar a preguntarnos cómo discernían esa documentación que se producía en tiempos de la colonia para la misma comunidad, lo que hoy nos parece un gran tesoro, unos archivos muy importantes y necesarios para poder hacer historia de lo que se percibía en la época.

 

Referencias contextuales

 

Y antes de abordar este acontecimiento, el doctor Óscar Leonardo Londoño consideró pertinente establecer unas coordenadas del lugar donde ocurrió la mencionada historia: el nuevo reino de Granada, un territorio que hasta finales del siglo XVII perteneció al virreinato de Perú y sólo hasta el siglo XVIII se conformó como virreinato. También fue el puerto negrero por excelencia de América del Sur, con todo lo que eso significó en términos de la circulación de mercancías, de ideas, de libros y de muchas cosas adicionales. El lugar sigue siendo un punto referencial para los colombianos.

 

El convento de clarisas en Cartagena se fundó en 1617 a iniciativa de Catalina de Cabrera, quien para tal efecto legó dos mil 500 pesos en 1607, es decir, diez años antes de la fundación registrada y fue fray Guillén de Pedraza, de la orden de San Francisco, el encargado de gestionar el Breve de Fundación y la Cédula Real, de manera que va a arribar al puerto de Cartagena junto con Catalina María de la Concepción, Inés de la Encarnación y Leonor de los Ángeles, con un par de criadas para hacer la fundación en una casa particular y hasta 1621 ocuparon el claustro definitivo. Siempre se ha dicho que probablemente este es el único caso donde hay monjas que posiblemente tenían experiencia y llegaron desde España para apoyar esta fundación.

 

El caso de Sor Mariana de San Bernabé

 

La importancia que tiene la abadesa como madre de toda la comunidad conventual en términos de la ritualidad y las decisiones, marcó la referencia de la investigación del historiador hacia este caso en virtud de la participación en algún momento de la priora del monasterio de Santa Clara de Cartagena.

 

El incidente, que tuvo lugar entre octubre de 1663 y mayo de 1664, tiene cuatro elementos que el doctor Londoño ha querido destacar, denominados como: faltantes de hojas en uno de los manuscritos del convento; entrega del manuscrito a un seglar; una serie de querellas decisivas, y una sentencia. Los personajes muy particulares son tres: sor Mariana de San Bernabé, monja de velo negro, y abadesa en ese momento, Mariana de la Purificación y Úrsula de San José, también religiosas del convento y que formaban parte del Consejo, por lo tanto, muy cercanas a la abadesa.

 

El caso empieza el 22 de octubre de 1663 cuando en el convento de Nuestra Señora de Loreto en la ciudad de Cartagena, que era para hombres, compareció ante el padre prior fray Augusto de Zárate lector jubilado, guardián de los pobres de dicho convento, así como vicario provincial de todos los monasterios de esa corte y de las religiosas de Santa Clara, el visitador Francisco de Rivera, prior y vicario de monjas de dicha ciudad, e informó que días antes, estando en la puerta seglar del convento de monjas clarisas hablando con sor María de la Concepción, portera mayor, y con sor Francisca del Rosario, portera tercera, llegó una negra del mismo convento llamada María Filippa con un recado para la madre abadesa Mariana de San Bernabé.

 

Refirió que llevaba un libro que parecía ser donde se escriben y asientan las elecciones de abadesas, sus capítulos, autos y decretos de los superiores, y asimismo se registran las religiosas difuntas, esto último para constancia de haber recibido el síndico la limosna de las mismas por las monjas fallecidas

 

Entonces, tomando en la mano dicho libro le dijo sor María de la Concepción que mirase si le faltaba alguna hoja y que entonces lo abrió y reconociendo y repasando sus hojas halló que faltaba desde el folio 21 hasta el folio 26 en las cuales estaba escrita toda la elección capítulo de la madre sor Marina de San José y el auto que pronunció en dicha elección el muy reverendo padre fray Andrés de Betancourt de la inhabilidad de la madre Inés de San Diego para poder ser electa como prelada; se reconocía este escrito, porque a las espaldas de dicho folio 21 estaba el principio del auto de esa inhabilidad, del cual no había más que dos renglones.

 

Y luego de que el padre Zárate empezó a escuchar la situación que había vivido fray Francisco de Rivera en la puerta seglar del convento de clarisas, reconoció que ante la posible falta habría de ir personalmente al convento para confirmar esa información, pero que esto podría causar algún ruido y alboroto entre las religiosas, lo cual posiblemente provocaría que la abadesa, sabedora de esa diligencia, continuara la rebeldía de su inobediencia y estorbara dicha información mandando a las religiosas que no acudiesen al llamado.

 

Por lo tanto comisionó al propio fray Francisco de Rivera para hacer primero una recopilación de información bajo juramento para poder proceder en el caso, y para tal efecto las religiosas presentes en la puerta seglar deberían dar cuenta de lo sucedido y al pie de su presencia certificarlo y firmarlo con su nombre.

 

(Concluirá)