Textos en libertad / La despedida de Notimex

0
87
  • Por José Antonio Aspiros Villagómez

RedFinanciera

Estamos de acuerdo con el presidente de México, López Obrador: su gobierno no necesita tener una agencia de noticias. Lo cuestionable es que lo dijo en referencia a Notimex, una institución que desde 2006 ya no depende ni forma parte del gobierno federal -el Poder Ejecutivo- sino que cuenta legalmente con autonomía como Agencia de Noticias del Estado Mexicano.

Esto es algo que no se quiere entender. Los cuatro directores y tres encargados del despacho que ha tenido Notimex desde que es “del Estado Mexicano”, ya no fueron -como en el pasado- subalternos o empleados ni del presidente de la República ni del secretario de Gobernación en turno. Por más que en este sexenio los acontecimientos se han dado como si todavía lo fuera la directora actual.

Según la versión que leímos, el viernes 14 el presidente confirmó que se estaba “llegando a un acuerdo (para cerrar Notimex) porque la verdad nosotros no necesitamos una agencia de noticias en el gobierno (…) No es algo que nos haga falta como gobierno. Tenemos la mañanera, aunque no les guste”.

Pero el Estado Mexicano (del que el gobierno es sólo un componente), sí que necesita –como en cualquier país, donde de hecho los hay– de un medio público que recabe, procese y difunda masivamente información de interés general, tratada como un servicio a la población y no -al estilo de los medios privados- como una mercancía.

Y en este sexenio, ese papel también debió estar a cargo de la Agencia de Noticias del Estado Mexicano, una institución con mayores alcances y distintas funciones que las llamadas “mañaneras”. No son lo mismo.

Aun cuando ocasionalmente hubo algunos intentos, desde Gustavo Díaz Ordaz, quien gobernaba al país hace 55 años cuando se fundó Notimex, ningún presidente emprendió medida formal alguna para cerrar la agencia, hasta ahora en que se plantea semejante decisión.

Es cierto que fue el presidente quien, de conformidad con la ley, en 2019 propuso al Senado a la periodista Sanjuana Martínez como directora de Notimex y los legisladores dieron su anuencia, pero hasta ahí. Eso no hizo de la funcionaria una subalterna del gobernante, aunque ambos se condujeron como si lo fuera. Algo que no se vio con Sergio Uzeta, Héctor Villarreal ni Alejandro Ramos, los tres directores anteriores a la actual en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

Escribimos un libro de 750 páginas para documentar la historia de Notimex desde su fundación en 1968 hasta principios del sexenio actual. Un pequeño tiraje se publicó en 2019 por lo que ya no alcanzó a tratar lo relativo a la huelga iniciada al año siguiente y que se mantiene hasta la fecha. Pero nos permitió recordar que otra agencia de noticias, Informex, también fue liquidada en medio de una huelga. Y que muchos años antes, la Agencia Mexicana de Servicios Informativos fue cerrada cuando sus periodistas quisieron sindicalizarse.

Esta vez, el Sindicato Único de Trabajadores de Notimex, poseedor de la titularidad del contrato colectivo de trabajo, fue el que estalló la huelga cuando ya no era su dirigente Conrado García, acusado no sin razón de “terrorismo sindical” y “corrupción” por la directora Martínez.

Durante la mayor parte de los 18 años que ocupó el cargo, este líder obstaculizó la labor de los directores hasta que Alejandro Ramos prefirió hacerle concesiones para poder sacar adelante sus proyectos, y de ahí las acusaciones de desvío de recursos para ambos.

Se preguntarán los lectores quién tiene la razón y quién la culpa en los conflictos que van a derivar en el cierre de Notimex. No podemos culpar sólo al presidente, porque no sabe nada sobre la función de los medios públicos y por lo visto carece de asesores al respecto, pero tampoco meteríamos las manos al fuego por el sindicato y menos por la directora de la agencia. Creemos que hay culpas repartidas.

Lo lamentable es que la víctima, que es la propia institución, dejará un penoso y de verdad grave vacío por una decisión desinformada y para la cual no hubo, como en otros asuntos en este sexenio, una consulta popular o, mejor aún, una entre especialistas.

En los más de tres años que ha durado la huelga, se fue diluyendo la razón de ser de Notimex y lo mejor es darle la despedida, con tristeza en nuestro caso por los 30 años que trabajamos ahí, más otros 17 de seguir documentando su historia y escribiendo artículos como este.

Pero si en lugar de que la vayan a desaparecer, se hubiera resuelto la huelga, ya no sería fácil cerrar heridas y crear confianza entre los trabajadores y los directivos actuales. Además de que se antoja totalmente imposible el regreso de la actual líder sindical Adriana Urrea, a quien no aceptaría la directora Sanjuana Martínez que sí conservaría el cargo, porque el presidente la defiende tercamente.

Y peor aún, en ese hipotético caso de volver a operar, tendrían que comenzar desde cero y sin muchas expectativas, porque ya no tienen suscriptores y sí mucha competencia de agencias privadas (periódicos que venden sus noticias) y “agencitas” que ahora pululan.

Se pierde un medio público de información que llegó a tener presencia y reconocimiento internacionales y un alto nivel de profesionalismo, si bien su existencia fue cuestionada porque difundía información oficial y boletines, algo que -es justo reconocerlo- también hacían y siguen haciendo los medios privados (y hasta la facturaban) pues el gobierno siempre ha sido una fuente importante de noticias.