- Carranza fue “el hombre fuerte que salvó al país”: López Macip
- (Segunda y última parte)
- Por José Antonio Aspiros Villagómez
RedFinancieraMX
(Con información de Norma L. Vázquez Alanís)
A cien años del magnicidio del presidente Venustiano Carranza, el doctor Armando López Macip se refirió al personaje en una conferencia para miembros de la Academia Nacional de Historia y Geografía (ANHG), patrocinada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Academia cuyo organismo precursor, la Unión Juventud de Hispanoamérica, fue fundada hace un siglo y la Lotería Nacional le dedicó el sorteo Zodiaco del pasado 25 de octubre con una serie de billetes conmemorativos (y reintegro para este tecleador).
Vistos algunos antecedentes del político coahuilense en la entrega anterior de Textos en libertad, en esta conclusión se menciona lo que el cronista López Macip dijo acerca de él a partir del 26 de marzo de 1913 cuando, como gobernador de Coahuila, expidió el Plan de Guadalupe para desconocer a Victoriano Huerta como presidente de la República.
“Carranza asumió un liderazgo en esta otra revolución que se ha llamado constitucionalista” y que triunfó el 15 de julio de 1914 cuando el Congreso aceptó la renuncia de Huerta. “En su lugar quedó Francisco S. Carbajal, secretario de Relaciones Exteriores, quien negoció la rendición y disolución del ejército federal, así como la entrada de los constitucionalistas a la capital”, recordó el conferencista.
El 13 de agosto siguiente fueron firmados los Tratados de Teoloyucan que marcaron el triunfo oficial del movimiento constitucionalista y terminó la lucha armada. El 1 de octubre de 1914 Carranza convocó a la que pasó a la historia como Convención de Aguascalientes, donde “se complicaron las aspiraciones políticas de Carranza, ya que villistas y zapatistas… lograron convencer de sus ideales a carrancistas y obregonistas que pronto se incorporaron a la nueva legislatura y pugnaron por el retiro de Carranza como Primer Jefe”.
Entonces la Convención, “que Carranza creyó que lo legitimaría -agregó López Macip-, lo desconoció y lo cesó de su cargo, y nombró a Eulalio Gutiérrez Ortiz como presidente provisional. Carranza se declaró en rebelión y partió a Veracruz para reorganizar su ejército con la ayuda de varios los generales, entre ellos Álvaro Obregón. En su camino a Veracruz se detuvo en Rio Blanco, donde reclutó alrededor de tres mil obreros -los Batallones Rojos citados en el artículo previo- y aumentó a 15 mil sus efectivos. Y como los estadounidenses consideraban a Villa (a quien combatía Carranza) una verdadera amenaza, apoyaron al jefe constitucionalista con suministro y comercio de armas.
En octubre de 1916 el ejército constitucionalista “comenzó a desintegrarse pues era muy heterogéneo”; algunos generales querían competir por la presidencia, pero Carranza los convenció de que era necesario instalar un Congreso Constituyente, así que los neutralizó temporalmente, se disolvió la Convención, fue instalado el Congreso Constituyente en el Teatro Iturbide de Querétaro y el 5 de febrero de 1917 fue promulgada la Constitución, mediante la cual “se resolverían gradualmente algunos de los añejos problemas de México”, dijo López Macip.
Ya antes, Carranza había decretado la ley agraria (6 de enero de 1915) y expedido adiciones al Plan de Guadalupe referentes al divorcio, municipio libre, independencia del poder judicial, accidentes del trabajo, suspensión de la lotería nacional y otras reformas.
En mayo de 1917 Carranza fue electo presidente constitucional, postulado por el Partido Liberal Constitucionalista, si bien tanto Álvaro Obregón como Pablo González habían manifestado sus inquietudes por ser candidatos, pero Adolfo de la Huerta los convenció de que esperaran hasta 1920. Y como Carranza optó por un civil como sucesor, los militares no se lo perdonaron y acabaron con su vida en Tlaxcalantongo, Puebla, hace un siglo, el 21 de mayo de 1920.
Al comentar los motivos por los que podrían formularse juicios en torno a Venustiano Carranza, el académico López Macip mencionó que pesa sobre él haber ideado un golpe para derrocar a Madero; se le acusó de haber considerado reconocer a Victoriano Huerta y dilatar la respuesta de Coahuila; lo consideran culpable de las muertes de Zapata y del miembro del Partido Antirreeleccionista Alberto García Granados; de no otorgar clemencia al general Felipe Ángeles, y de ser “frío y altanero, lleno de duplicidad” según su biógrafo Frederick Cats, o bien “vengativo, rencoroso y autoritario” como lo calificó el propio Madero.
Pero fue él quien dio a México su actual Constitución, “fue el hombre fuerte que salvó al país” gracias a su experiencia política, y además “tuvo mucha simpatía y respeto por las mujeres”, concluyó el ponente.
La secretaria particular de Carranza, Hermila Galindo, “fue promotora de la doctrina” de su jefe “y una de las primeras feministas en México”. Tanto, que le pidió al gobernante establecer el voto de la mujer en la Constitución de 1917, pero “los constituyentes argumentaron que socialmente la mujer estaba muy ligada a la Iglesia y eso era peligroso para una constitución que defendía el laicismo”, según explicó por su parte el nieto del Primer Jefe, Venustiano Carranza Peniche, quien presenció la conferencia virtual organizada por la ANHG.