Textos en libertad

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  • Tres cuartos de siglo preparando periodistas
  • Por José Antonio Aspiros Villagómez

RedFinanciera

 

         Durante la segunda mitad del siglo XX, participamos muchas veces en discusiones gremiales acerca de si los periodistas deben formarse en la calle y las salas de redacción, o en claustros académicos.

         Ahora ya no tenemos duda porque han desaparecido casi en su totalidad los veteranos periodistas empíricos y los medios profesionales de información ocupan a jóvenes egresados de universidades.

         De hecho, hay tantas carreras de periodismo y comunicación con diversas denominaciones y planes de estudio, que el número de graduados es mayor que las plazas laborales disponibles. Y eso que ha disminuido la demanda para matricularse.

         Hace 12 años leímos en el sitio campusmexico.mx, que la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla había cerrado su carrera de periodismo porque sólo contaba con diez alumnos; que en la Universidad de Morelia tampoco había aspirantes para tal especialidad, y en la de Veracruz pocos se interesaban en estos estudios “debido a los (malos) salarios y el alto nivel de violencia contra la prensa en México”.

         Por todo lo anterior, expuesto someramente, es una noticia refrescante saber que la Escuela de Periodismo ‘Carlos Septién García’, de la Ciudad de México, cumplirá en mayo actual 75 años de que abrió sus puertas, y que además de la licenciatura ofrece tres maestrías y mantiene actualizados sus programas de enseñanza para hacer frente a los retos de las nuevas tecnologías, incluida la inteligencia artificial.

         En estas siete décadas y media, el nombre de la carrera no ha cambiado en ese plantel: periodismo a secas, a pesar de tantos nuevos y sugerentes nombres en otras instituciones públicas y privadas donde se privilegian los aspectos tecnológico y mercantil de la profesión, que en sus bases conceptuales -teoría y ética- no ha variado.

         Es inevitable reconocer que los primeros profesores de periodismo sí se formaron necesariamente en la calle y las salas de redacción porque no hubo escuelas para ellos, y que tanto esos mentores como sus colegas reporteros que nunca dieron clases en las aulas pero sí compartían experiencias y consejos, fueron los mejores maestros de quienes, con o sin escuela, iban llegando a la talacha reporteril.

Pero eso fue en el pasado; ahora el periodismo ya es una profesión y muchos antiguos -aun con estudios y experiencia- carecemos de las habilidades de los nuevos, particularmente para el manejo de los sofisticados equipos actuales para obtener, procesar y difundir la información, las grabaciones, las imágenes y los videos, tareas que en el pasado hacían dos o tres personas, no una.

Aparte de que han ido segmentando los géneros tradicionales y se han creado especializaciones en periodismo de datos, de género, ambiental, de investigación, de soluciones, narrativo y otras denominaciones, para lo mismo de siempre: dar noticias, contar historias, hacer análisis… y de paso exponer la vida cuando se tocan intereses deshonestos de los poderes formales o fácticos.

También hay periodismo “historietístico”, como le llama su autor Joe Sacco, un egresado de la Universidad de Oregón quien en lugar de escribir sus reportajes y entrevistas los presentó en cómics y después en libros. De su caso, muy ejemplar por su temática y enfoques, es necesario ocuparnos por separado en otra oportunidad.

         Tal vez fue en la Universidad Femenina de México donde se impartió primero la carrera de periodismo y después en la ‘Septién’. Luego vendrían la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, la Iberoamericana y otras en prácticamente todo el país.

         De acuerdo con las dos ediciones (Alejandro Hernández, 1999, y Manuel Pérez Miranda, 2012) del libro El parlamento diario de los pueblos, el presidente de la Acción Católica Mexicana, Luis Beltrán y Mendoza, concibió en 1948 la idea de fundar una escuela de periodismo y el primer paso fue una serie de conferencias del 8 al 10 de septiembre de ese año. Los disertantes fueron Gonzalo Chapela, Jesús Guiza y Acevedo, Antonio Brambila, Fernando Díez de Urdanivia, Carlos Septién García y Alfonso Argudín.

         “A las seis treinta de la tarde del 30 de mayo de 1949 -dice el libro mencionado- se efectuó el acto inaugural” de la entonces llamada simplemente Escuela de Periodismo, que en 1953 tomó el nombre del abogado Carlos Septién García (1915-1953), quien según el Diccionario biográfico, geográfico e histórico de Querétaro, de Rafael Ayala Echávarri, fue un “eminente y talentoso periodista” fallecido el 19 de octubre de ese año en un accidente aéreo. Sus restos descansan en el Panteón de los Queretanos Ilustres.

         La primera clase fue impartida por Alejandro Avilés, profesor, poeta y periodista que, cuando dirigió el plantel (1963-1984), lo desincorporó de la Acción Católica, creó una fundación civil para su gobierno y logró el registro de la licenciatura en la Secretaría de Educación Pública. Después fueron agregadas las maestrías en periodismo político, económico y gestión cultural.

         Sus demás directores han sido Fernando Díez de Urdanivia (1949-1951), Carlos Septién García (1952-1953), José Natividad Chávez González (1953-1958), Carlos Alvear Acevedo (1958-1963), Manuel Pérez Miranda (1984-2001 y 2004-2008), Alejandro Hernández (2001-2004), José Luis Vázquez Baeza (2009-2016), Víctor Hugo Villalba Jiménez (2016-2022) y Analletzin Díaz Alcalá (2022 a la fecha). En 2004 y 2021 hubo pequeños conflictos que dieron lugar a la sustitución de directores.

         La ‘Septién’ estableció un premio anual para periodistas, cuenta con una comisión de honor y ética, organiza conferencias y presentaciones de libros y edita algunos, tiene una librería y una biblioteca especializadas (ahí están los libros de este tecleador), y creó las cátedras que llevan los nombres de Vicente Leñero, Carlos Septién García, Manuel Pérez Miranda y Alejandro Avilés, coordinadas por alumnos de la licenciatura y las maestrías.

         La licenciatura consta de ocho semestres, y al revisar el plan de estudios encontramos que aún se consideran las materias que alguna vez impartimos ahí: agencias de información y noticia en prensa, lo cual nos indica que a pesar del auge de los medios digitales, el plantel le apuesta a la continuidad en el panorama periodístico, tanto de los diarios impresos, como de las agencias de noticias.

         No sabemos cómo y cuándo será celebrado el LXXV aniversario de la Escuela de Periodismo ‘Carlos Septién García’. Su sitio web (septien.edu.mx) sólo informa que “No se tienen registrados los próximos eventos”, si bien algunos colegas –egresados como nosotros de ese plantel– aseguran que ya fueron invitados.

         Le deseamos larga vida a esa generosa institución, donde hace 60 años –que se cumplirán en diciembre próximo– terminamos nuestros estudios.

 

 

José Antonio Aspiros Villagómez

Licenciado en Periodismo

Cédula profesional 8116108 SEP

antonio.aspiros@gmail.com