- Una alternativa para evitar riesgos en Bonampak
- Por José Antonio Aspiros Villagómez
RedFinanciera
Un artículo reproducido por el sitio web Dossier Político1, informó a finales de enero que, aun cuando “gran parte de la economía nacional depende de la llegada del turismo”, por culpa del crimen organizado han perdido visitantes algunos centros de gran afluencia en México y se ha creado un “efecto dominó” que afecta a los prestadores de servicios y la economía local.
Así ha sido en Taxco, Guerrero; Morelos, Sonora, Quintana Roo y Chiapas, según reportes de prensa. En El Universal, la columnista Adriana Malvido escribió el 24 de enero2 que “la inseguridad, la incursión del crimen organizado, la violencia y el miedo” en Chiapas, ya alcanzaron a sitios arqueológicos mayas como Yaxchilán y Bonampak, y al día siguiente el doctor Diego Prieto, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), sugirió evitar las visitas a esos destinos “para no tener una desafortunada experiencia”.3
También el presidente de la República aceptó el uno de febrero que en Bonampak y Yaxchilán hay conflictos de diferente naturaleza, pero según él se están atendiendo.4 Por lo pronto, hay agencias de viajes que ya no llevan turistas a esos lugares.
Para quienes nos gusta la prehistoria, la visita a zonas arqueológicas es uno de los mayores atractivos que existen, pero en las peligrosas condiciones actuales ya no nos sentimos seguros al viajar a las que están, por ejemplo, en Zacatecas, Michoacán y la misma Chiapas.
Pero tenemos una alternativa, y no es broma: ir, o volver si ya fueron, al Museo Nacional de Antropología, en la Ciudad de México, que en septiembre próximo cumplirá 60 años de haber sido inaugurado por el entonces presidente Adolfo López Mateos, con este tecleador presente como reportero en esa oportunidad.
Una visita no basta, se necesitan varios días para ver detalladamente lo que hay y leer sin prisas las cédulas informativas. En el caso de Bonampak, un sitio descubierto en los 40 del siglo XX, la sorpresa es que no será necesario ir hasta Chiapas, ahora en las condiciones de riesgo ya mencionadas, para admirar sus murales. Están en el museo.
Es sabido que esos frescos mayas “son únicos no sólo por su innegable belleza”, dice la edición especial 113 de la revista Arqueología Mexicana, de reciente aparición, sino también “por su complejidad que arroja coloridas luces sobre la vida ritual de los mayas” en aspectos como la “preparación para la guerra, la captura de prisioneros y sacrificios”.
Por su parte, el arquitecto Ignacio Marquina escribió en su obra Arquitectura Prehispánica (INAH 1951, edición facsimilar 1990, pp. 715-716) que Bonampak, bautizada así por el mayista estadunidense Sylvanus G. Morley, significa precisamente “muros pintados”, y que su hallazgo en buen estado se debió “a la habilidad del gran artista” que los pintó, a que estuvieron después cubiertos por un depósito calcáreo, y a que “el mismo alejamiento de la ciudad impidió que las pinturas fueran intencionalmente destruidas como muchas veces ha sucedido”.
De acuerdo con Marquina, esos murales fueron copiados “fielmente” por el pintor Agustín Villagra, del INAH, mientras que Salvador Toscano determinó su importancia excepcional tanto por su “dinámica composición, dibujo, colorido y viveza y soltura de la escena”, como por constituir “un documento excepcional para reconstruir la historia de los Mayas” y descubrir su aspecto guerrero, “hasta ahora negado”.
En el libro El Museo Nacional de Antropología (Editorial Tlaloc, 1968), el coautor Luis Aveleyra Arroyo de Anda nos orienta en el sentido de que Bonampak es uno de los más famosos centros ceremoniales mayas del periodo Clásico datado entre los años 100 y 800 de nuestra era, y en una página de la obra está la fotografía de una maqueta a escala natural del templo de Bonampak, que se encuentra en los jardines del Museo Nacional de Antropología y en sus tres cámaras están reproducidos los murales que son “hasta la fecha, la manifestación más importante y meritoria de las artes pictóricas de cualquier civilización precolombina”.
Un detalle de esos murales está contenido en la diapositiva 77 de las cien que, como un valor agregado, incluyó el “librofilm” Museo Nacional de Antropología de México (Editorial Aguilar, 1975), cuyo autor Ignacio Bernal, en diferentes momentos director del INAH y del propio Museo, da muchas y valiosas explicaciones sobre los objetos expuestos en este recinto.
Y explica que la pintura de Bonampak “está mucho más cerca del arte occidental” y su “composición es muy compleja y avanzada”, con “escenas de batalla, bailes y músicos, conferencias de magnates, sacrificios a los dioses”.
Lo que ninguno de los autores que hemos mencionado dice en sus escritos, es que fue la pintora guatemalteca Rina Lazo Wasem (1923-2019) quien reprodujo el gran mural de Bonampak que está en el Museo de Antropología. Lo hizo a petición del constructor del recinto, arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, y más tarde pintó ‘Venerable Abuelo Maíz’ para el mismo sitio.
Rina Lazo fue un personaje interesante de la cultura, que pasó su infancia en Cobán, dentro de la zona maya de Guatemala; estudió en México en la escuela de La Esmeralda con una beca del presidente de su país, Juan José Arévalo; se casó con el también pintor Arturo García Bustos; ambos militaron en el Partido Comunista Mexicano y fueron muy cercanos a Diego Rivera y Frida Kahlo.
Así que, aun cuando por los riesgos y recomendaciones no se puede viajar actualmente a Bonampak, no se queden encerrados dándole vueltas a las redes sociales. Vayan al Museo; viajen si es necesario en caso de que vivan fuera de la Ciudad de México y conozcan la sala maya y todo lo demás.
Afuera, de cara al Paseo de la Reforma, está el recinto con la réplica de los frescos de Bonampak, muy cerca de donde, en la Navidad de 1985, entraron dos ladrones que se llevaron muchas piezas. Recordarán que Carlos Perches Treviño y Ramón Sardina García sabían que cerca del edificio maya estaba sin cerradura una compuerta del sistema de aire acondicionado, y por ahí se metieron.
Pero es más fácil entrar por la puerta principal, por la que cada año cruzan millones de visitantes nacionales y extranjeros, interesados en conocer el pasado prehispánico de México.
1https://dossierpolitico.com/vernoticias.php?artid=293068&relacion=dossierpolitico&categoria=2