Textos en libertad

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  • Precariedad laboral y mala salud en el periodismo
  • Por José Antonio Aspiros Villagómez

 

RedFinancieraMX

 

Para la maestra y amiga Ana Lilia Arias, fundadora y directora,

 

y todo el equipo humano de la Asociación Mexicana de Profesionales

 

de la Edición (PEAC), que cumple 30 exitosos años este mes.

 

Y gracias por darnos la oportunidad de participar.

 

 

 

         En el artículo anterior nos referimos al tema de la salud de los periodistas, a propósito de la entrega del Premio México de Periodismo ‘Ricardo Flores Magón’ por trayectoria, que catalogamos como “un estímulo a la resistencia” de quienes han cumplido 50 años o más en una actividad cuyo elevado y constante estrés provoca enfermedades.

 

         Esto se puede aplicar también a quienes ganaron el Premio México no por trayectoria (antigüedad), sino por el mejor trabajo del año en los diversos géneros y medios, ya que la labor periodística es muy demandante para cumplir con la velocidad, la veracidad y la calidad al informar, requisitos no siempre conciliables de manera simultánea.

 

Hace una década, la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) informó que el psicólogo británico David Lewis había creado en 1996 el término “muriendo por la información”, para referirse en un estudio de 350 páginas a la fatiga o cansancio que produce el manejo de cantidades excesivas de datos, y sus consecuencias, entre ellas dolor de estómago y de cabeza, pérdida de visión, ansiedad y mareos.

 

La misma UTPBA junto con la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap) publicaron en 2005 el libro El estrés informativo, que “apunta directamente a la mercantilización de la información como el caldo de cultivo” que lleva a ese problema de salud.

 

Las conclusiones se basaron en un estudio que incluyó una encuesta, exámenes de laboratorio, rayos X, electrocardiograma, una consulta clínica, una odontológica y una de salud mental. Entre los problemas más graves encontrados, estuvieron el colesterol, electrocardiogramas anormales, varices y dolores lumbares frecuentes.

 

         Casi al final de la “guerra contra el narcotráfico” emprendida en el sexenio 2006-2012, la revista Proceso # 1853 publicó un reportaje de su corresponsal en París, Anne Marie Mergier, acerca de “la primera vez que un experto internacional realiza una investigación clínica profunda sobre la situación psíquica de los reporteros mexicanos”.

 

         Tal experto, el neuropsiquiatra de origen sudafricano Anthony Feinstein, viajó a México donde entrevistó a 104 periodistas y encontró que “las heridas psíquicas de 25 por ciento de los reporteros mexicanos vulnerados por la violencia, son mucho más profundas que las de los reporteros de guerra”. “Viven un infierno”, comentó.

 

         De esto último dio testimonio para El Universal (1-IV-2012) un reportero no identificado por razones de seguridad, “de un periódico en una localidad fronteriza del norte de México”, quien después de cubrir la nota del hallazgo de un cuerpo descuartizado, y de creerse “acorazado” para presenciar escenas de nota roja, desde esa vez “su vida se volvió un infierno” porque su hijo tendría la misma edad que la víctima y se volvió temeroso de su seguridad, además de que “detectó que ocasionalmente lo seguían”. Experimentó síntomas de estrés postraumático.

 

         El sicólogo Rogelio Flores Morales, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), escribió su tesis de doctorado sobre el estrés postraumático en periodistas mexicanos que cubren noticias de narcotráfico, basada en 240 entrevistas a reporteros y fotógrafos de 23 entidades del país, de donde obtuvo sus conclusiones: sus interpelados presentaban síntomas de ese tipo de estrés, ansiedad, depresión y alcoholismo. Principalmente los fotógrafos porque son quienes ven a detalle los cadáveres.

 

         “Flores y Feinstein (también citado en esa nota) coinciden en afirmar que los reporteros policiacos no aceptan tan fácilmente que sufren daños emocionales y por ende no buscan atención especializada”, indicó El Universal.

 

         Entrevistado por el Centro Knight para el Periodismo en las Américas, con sede en Austin, Texas, Flores dijo que las condiciones laborales también les afectan. Trabajan más de 40 horas a la semana, ganan en promedio el equivalente a 500 dólares en ese lapso, y muchos carecen de seguros de salud y de vida. Además de que a los periodistas independientes les pagan a destajo, sólo por lo que les publican.

 

         Algunos que han sido asesinados por sicarios, murieron a bordo del taxi en que trabajaban para tener ingresos complementarios. Otros se ayudan económicamente de diferentes maneras porque, pese a existir un “salario mínimo profesional”, el monto es muy bajo y además hay quienes ni eso ganan.

 

         De acuerdo con el columnista Roberto Fuentes Vivar (Índice Político, 5-XII-22), durante el Segundo Encuentro Nacional de Periodistas, recién celebrado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, “en ningún momento se mencionó la precariedad laboral que viven los periodistas mexicanos, ni a las empresas mediáticas que en muchas ocasiones son culpables de la precarización y la inseguridad en que viven muchos colegas.”.

 

         En el caso de las periodistas mujeres, un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos presentado en octubre pasado, menciona que sufren acoso, discriminación y otros tipos de violencia en su trabajo; sus ingresos son bajos por lo que buscan otros empleos, además de que hacen el trabajo doméstico no remunerado, lo cual “les genera una sobrecarga de tareas que impacta no sólo en el ejercicio de su profesión sino también en su salud y otros aspectos de su vida personal”.

 

         Y en el aspecto de la seguridad ante la violencia, los propios medios han tomado medidas precautorias, como El Siglo de Torreón que, luego de dos atentados contra sus instalaciones, estableció un protocolo interno de protección, dispuso no llegar a escenas de crímenes antes que la policía o los militares, y no publicar homicidios en primeras planas y menos imágenes de las víctimas, entre otras providencias.

 

         Un problema es que tanto hombres como mujeres dedicados al periodismo, “rechazan la idea de que necesitan ayuda” y “piensan que son autosuficientes”, y eso es un obstáculo, dijo Flores, quien les ha sugerido -indica el Centro Knight- “dejar el trabajo en el lugar de trabajo y no llevarlo a casa, hacer actividades que no estén enfocadas en la violencia y tener una vida social a la medida que puedan”. Sólo un pequeño número de periodistas han aceptado su consejo.

 

         La pandemia, que no termina, ha sido otro problema. Periodistas que no interrumpieron su trabajo perdieron la vida por contagio. En 2021 murieron 1,400 en todo el mundo y 122 de ellos (casi el nueve por ciento) fueron mexicanos.

 

La organización no gubernamental con sede en Ginebra, Suiza, Press Emblem Campaign (PEC) cree que la cifra es mayor, pues en algunos países no existe información confiable o, incluso, en varios casos las muertes no son registradas.

 

         Entre octubre y noviembre pasados, el Centro Knight impartió durante cuatro semanas el curso gratuito en línea ‘Periodistas y salud mental: cómo cuidarnos y promover una profesión saludable’, que tuvo una amplia participación. E indicó que era la primera vez en 20 años que sus cursos trataban sobre salud mental y bienestar, “un tema que históricamente ha sido descuidado en nuestra profesión”.

 

         Ya mencionamos en la entrega anterior la creación en México de un programa gubernamental de afiliación al Instituto Mexicano del Seguro Social, destinado a periodistas independientes o que trabajan por cuenta propia, y vimos que en la nueva directiva de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (Fapermex) existe una Secretaría de Seguridad Social, encabezada por José Alejandro Torres Castañeda, de Hidalgo, de quien esperamos buenas noticias a favor del gremio enfermo.

 

         Post data.- Agradecemos a quienes nominaron este año en la Fapermex y el Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo (Conalipe) a los ganadores del Premio México “por trayectoria”, por habernos incluido en una selecta lista de 32 colegas. En nuestro caso “por 58 años de ejercicio profesional”, como dice la atractiva placa recibida, que serían 62 si incluimos la parte “no profesional”, ya que a la edad de 16 y por ello antes de cursar la carrera en la Escuela de Periodismo ‘Carlos Septién García’, comenzamos a teclear (reportero y articulista) y fue publicado todo ese trabajo.