- La Fuente de Belén, deteriorada y sin planes conocidos de restauración
- Por José Antonio Aspiros Villagómez
RedFinancieraMX
Hace pocos años, y ya nosotros con muchos encima, dejamos la Ciudad de México, donde nacimos, porque se convirtió en un sufrimiento y un riesgo para desplazarnos a cualquier parte, y porque debido a los impredecibles sismos era peligroso tener una mediana biblioteca y varias colecciones de discos, películas y adornos diversos en un piso alto de los condominios Torres de San Antonio.
Ya no extrañamos la ciudad actual, pero sí la que nos tocó conocer y disfrutar desde la infancia a finales de los años 40 del siglo XX, antes de que la convirtieran en lo que es ahora. Con la Torre Latinoamericana (1956) teníamos suficiente en cuanto a rascacielos y todavía nos pareció aceptable que levantaran entre 1966 y 1972, en el Parque de la Lama, que fue sacrificado, el que sería Hotel de México y hoy es el WTC, donde íbamos al médico y a aumentar en un comercio la colección de coches a escala.
De la capital mexicana que vivimos y recorrimos en sus lugares más icónicos, todavía es posible rescatar algunos ya prácticamente inadvertidos para los actuales capitalinos (salvo que tomen el turibús), más impresionados con las mega construcciones que con las obras de otras épocas , incluidas desde los inmensos cines en las colonias, hasta las casonas que había sobre el Paseo de la Reforma, donde al porfirista University Club ya también le anexaron una torre en desagradable contraste según nuestro parecer personal.
Hace unos días nos fueron compartidas dos fotografías de la Fuente de Belén, la más antigua de la ciudad (siglo XVIII) y que aún existe sin que nadie le haga caso afuera de la afeada estación Chapultepec del Metro, y que este año cumple un siglo de haber sido retirada de su emplazamiento original junto al Cerro del Chapulín. Hace 45 o 50 años -las fuentes informativas discrepan- fue reubicada a donde se encuentra ahora.
Las fotografías citadas contienen una vista anterior y otra posterior de lo que queda de aquella fuente, que fue el punto de partida desde los manantiales de Chapultepec hasta el Salto del Agua para surtir del elemento líquido a la ciudad a través de un acueducto del cual aún existen unos pocos de los 902 arcos iniciales, y que veíamos todos los días en nuestro camino en tranvía o autobús rumbo a la Secundaria 3 “Héroes de Chapultepec”.
De la Fuente de Belén recordamos el inusitado espectáculo blanco en la glorieta donde estaba, cuando nevó en la Ciudad de México el 11 de enero de 1967 y nosotros íbamos en camino a nuestro trabajo en el departamento de prensa y difusión del IMSS, muy cercano a un edificio también histórico, el de la entonces llamada Secretaría de Salubridad y Asistencia, a donde acudimos posteriormente como reporteros y en cuyas afueras está desde 2011 la poco estimada Estela de Luz y estará algún día la parte concluyente del Paseo de las Heroínas, que comenzó a crearse en 2020 con la estatua de Leona Vicario y tendrá 14 esculturas.
En las fotos que vimos de la Fuente de Belén en estos días, se aprecia una enorme cuarteadura vertical en su costado derecho que, según el experto en historia del arte por la UNAM, Omar Olivares Sandoval, “es probablemente resultado del terremoto de 1985” (http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-46112019000100012), pero también a causa de estar sobre la citada estación del Metro para cuya construcción fueron hechos túneles y modificados los sistemas de agua -construcciones que “son las responsables de su hundimiento”-, y enfrente de un paradero de transporte público que genera mucha movilidad humana y vial y constantes vibraciones del suelo.
Y lo que para el tecleador es un impotente lamento por esa situación, para Olivares Sandoval es una explicación casi sin adjetivos: “el sentido monumental de la fuente -el de la época barroca- es aplastado (como también la Estela de Luz, agregamos) frente a los megaedificios que son sede de los corporativos financieros y que flanquean el paisaje urbano de rascacielos de la Avenida de la Reforma. Sin embargo, la obra arquitectónica se mantiene encajada en este pesado entramado urbano”.
Acerca de su estilo barroco, la periodista Vange Sauza escribió en su periódico Noti-Satélite Turístico que, “en su parte central superior, (la fuente) ostenta un emblema de la ciudad con el águila devorando una serpiente sobre una casa fuerte de tres pisos, circundada por fino labrado de rosetones arabescos y racimos entre dos cabezas de infantes. A los lados dos figuras de medio cuerpo, circundadas por arabescos, volutas, rosetones y racimos; más abajo al centro, una escena bíblica enmarcada, sobre una gran concha, a cuyos lados niños y tritones cedentes, portando caracoles a manera de trompeta, vierten el agua sobre la fuente propiamente dicha”. La gran grieta que ahora hace peligrar ese monumento, se aprecia junto a una de las dos pilastras laterales, la derecha.
Según datos de la Comisión Nacional del Agua, la Fuente de Belén ha tenido varias restauraciones, por lo que sólo se conserva un 20 por ciento de su estructura original, y de todas maneras tiene la gran cuarteadura cuya reparación fue solicitada en 2020 al Gobierno del Distrito Federal, la Secretaría de Cultura y al Instituto Nacional de Antropología e Historia por el divulgador de temas históricos Enrique Ortiz (https://obras.expansion.mx/arquitectura/2020/03/05/la-fuente-de-belen-en-chapultepec-monumento-historico-abandonado-y-deteriorado), con el apoyo de la organización Fomento Universal para la Difusión Arquitectónica de México AC (FundarqMx), con cuya directora, la arquitecta y cronista María Bustamante Harfush, recorrimos en 2016 la colonia San Miguel Chapultepec y nos mostró una serie de edificios que aún se conservan, incluidas las casas que construyó para sus hijos -entre ellos Carmen Mondragón, la enloquecida ‘Nahui Olín’-, el general huertista Manuel Mondragón, ejecutor del salvaje asesinato de Gustavo A. Madero.
Pero de regreso al tema, no se conoce respuesta alguna de las autoridades acerca de la deteriorada Fuente de Belén, ubicada en un extremo de esa colonia.