Singladura

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  • A contrarreloj
  • Por Roberto Cienfuegos J.

RedFinancieraMX

Mientras la mandataria capitalina, Claudia Sheinbaum, entró en rebeldía ante la imposición del semáforo epidemiológico rojo, que decretó la Secretaría de Salud federal para la Ciudad de México a partir de hoy lunes, México enfrenta el peligro, real, grave e impredecible de sufrir el colapso del sistema de atención médica en varios estados tras la declaración de riesgo máximo o alto ante la tercera ola de la pandemia por el Covid-19 en dos terceras partes de la geografía nacional. Terribles noticias para un país, también rebelde a la disciplina sanitaria, y cuya economía es predominantemente informal, y cuyo gobierno está en una carrera a contrarreloj para atajar la embestida de una fiera tan diminuta e invisible cuanto mortífera.

México suma más de cinco días consecutivos con más de 20.000 contagios atribuidos a la expansión incontrolada y altamente contagiosa de la variante Delta, con raíces en La India, que está causando estragos a nivel mundial.

Recién el viernes pasado, la titular de Salud capitalina, Oliva López, confirmó que la cepa representa ya el 90% de las infecciones en la capital mexicana, el epicentro de la crisis sanitaria.

En sólo cuatro semanas Delta desplazó a las variantes Alfa, surgida en Gran Bretaña, Gama, de origen brasileño y aún la llamada “mexicana”, sin ninguna etiqueta del alfabeto griego porque sólo fue identificada en suelo mexicano, aun y cuando desató la segunda ola de enero último.

Pero el viernes, la secretaría de Salud del gobierno federal mexicano decretó a partir de este lunes el semáforo epidemiológico en rojo para siete estados, entre ellos la capital.

Otras 15 entidades fueron declaradas en naranja, lo que representa que el 70% de los 32 estados se encuentran en situación de emergencia. Hace dos semanas sólo había un estado en rojo, el estado de Sinaloa, y tres en verde, pero ahora sólo queda Chiapas.

Las autoridades sanitarias recién habrían reestructurado el semáforo de manera que aun cuando un estado fuera colocado en alerta máxima, podía mantener pocas restricciones, evitando el estricto confinamiento de hace un año que provocó una caída del producto interno de 8,5% en 2020, algo que se dice fácil, pero que seguramente marcará el resto del sexenio, así y éste se esfuerce por citar y argumentar otros datos, recién desestimados nada menos que por el Coneval.

Recién declarada en rojo la capital del país, Sheinbaum se rebeló al reaccionar con una fuerte negativa a la categoría asignada.  “Para nosotros la ciudad todavía está en naranja”, refutó la gobernante que sabe por un lado el impacto económico de medidas restrictivas para los capitalinos y por el otro conoce que pudiera desatar la ira de su padrino político en Palacio Nacional y que en consecuencia se mueve en una frontera tan estrecha como de alto riesgo.

Se sabe que no menos de 11 estados registran saturación en las áreas de atención a enfermos de Covid-19 en sus hospitales públicos, y otros ocho enfrentan una ocupación hospitalaria por encima del 50% de su capacidad.

Es cierto que en estos días y semanas, la mayoría de los contagios y muertes impactan a personas no vacunadas y a jóvenes de 18 a 40 años, donde se está acelerando el proceso de inoculación en una marcha de nueva cuenta a contrarreloj.

El inefable Hugo López-Gatell llamó a los gobernadores a reinstalar Centros de Atención Temporal y hospitales móviles para aumentar las camas de atención, aunque en varias entidades el presupuesto es magro.

Como ya sabemos, México ocupa el nada halagüeño cuarto lugar en mortalidad en el mundo con números oficiales de espanto que se ubican por encima de las 243 mil muertes. Esto, en agudo contraste con la declaratoria hace unas semanas de que se trataba de un pequeño rebrote y de que llueve, truene o relampaguee, se abrirán las aulas a fines de este mes para que los niños dejen de ser rehenes del Nintendo y retomen sus clases de manera presencial, aún a riesgo de su vida y salud.

Hace unas semanas, la viróloga francesa y Premio Nobel en 2008, Françoise Barré-sinoussi fue tan clara como suelen ser los científicos, bueno, casi todos, al advertir que la pandemia del coronavirus va para largo y se extenderá más allá del 2021. Esto como consecuencia, entre otros factores, de “los cambios en la sociedad, el hecho de que la gente viaja mucho, los cambios en el medio ambiente, el propio cambio climático y más. Todo favorece la aparición de pandemias. Así que no fuimos tomados de sorpresa para nada, dijo. Pero tampoco atendidos en muchos casos.

Barré-sinoussi considera que urge vacunar a la gente, eso se necesita. Y advierte: “Si no alcanzamos un nivel de inmunidad colectiva, entonces por supuesto emergerán mutaciones y variantes. Esa es la situación exacta actual, con la variante delta. Si no se controla, habrá más apariciones con el tiempo. Es la razón por la que debe acelerarse la vacunación en todo el mundo. Es la carrera contrarreloj para impedir más contagios y muertes, así y haya quienes desde la comodidad de la ignorancia y desdeñando incluso las muertes, insistan en que todo es parte de una conspiración reptiliana.

ro.cienfuegos@gmail..com

@RoCienfuegos1