- El privilegio de la vacuna
- Por Roberto Cienfuegos J.
RedFinancieraMX
En un país como México, donde la pandemia del coronavirus ha estragado a la población con muertes y enfermos, la vacuna para contrarrestar el virus del Covid-19 está convertida en un auténtico privilegio, algo que paradójicamente rechaza el gobierno de la 4T, una de cuyas proclamas centrales consiste en poner a los pobres en primer término y por encima de cualquier otro segmento poblacional.
Pero ¡oh paradojas de la siempre terca realidad! Las vacunas, escasas, insuficientes y por las que la el canciller Marcelo Ebrard ha batallado desde hace más de un año de la irrupción del Covid-19, un virus transformado en un voraz depredador en México y el mundo, ahora se encuentra en Moscú en una misión desesperada, urgente y de cuya eficacia dependen millones de vidas en México.
Lo cierto es que nuestro país, aún la décimo cuarta economía del mundo, ha resentido de manera grave no sólo el Covid-19, sino los efectos combinados de un precario sistema público de salud, la mediocre inversión por años y aún décadas en éste, la desinversión en ciencia y tecnología bajo el manto casi sagrado de la austeridad republicana en curso, el desmantelamiento del Seguro Popular, el nacimiento atribulado del Insabi, la insuficiencia de insumos médicos, la imprevisión y la tardía reacción de nuestro gobierno, y por si fuera poco, la ignorancia y/o desdén de amplios segmentos poblacionales para procurarse protección así mismos, más una economía desacelerada desde 2019 y la imposibilidad de un confinamiento amplio poblacional en un contexto económico marcado por la predominante informalidad que impera en la actividad productiva y económica nacional. Así, lo que hemos visto y resentido por el embate del Covid-19 ha sido un coctel letal, que se expresa en el elevado saldo de muertos y heridos por la pandemia.
El hecho de que México tenga hoy las cifras que registra de muertos y enfermos, no es entonces el resultado únicamente del Covid-19, sino las consecuencias de un estado nacional en crisis, que también incluye y se expresa en las llamadas “comorbilidades” que padecen millones de mexicanos, no sólo por las malas prácticas alimenticias, parte de una subcultura, sino y especialmente, consecuencia de las condiciones económicas en las que sobreviven millones de mexicanos.
De allí que un corte de caja sobre el curso de la pandemia en México revela que ésta sigue extendiéndose, así y cuando las autoridades estén enfrentadas a una circunstancia igualmente compleja y difícil que las obliga a elegir entre el combate a la pandemia y la apertura de la actividad económica, menguante hace meses y con una tendencia al agravamiento por la parálisis en algunos casos o suspensión en otros del quehacer económico, productivo y comercial.
Es cierto que en los últimos días, la vacunación se ha acelerado para cumplir con la fase de inoculación de los adultos mayores de 60 años y más, que muy probablemente culminará esta misma semana y que abrirá la puerta para el inicio de la etapa de protección a las personas con edades comprendidas entre los 50 y 59 años.
Pero los saldos ya alcanzan cifras catastróficas, muy infelizmente. Un corte al viernes pasado de la Secretaría de Salud revela que el total de casos acumulados es de 2.323.430, con una cifra de defunciones de 214.514 personas, y un universo de vacunados de 15,874 mil 809 personas inmunizadas.
Del total de Estados del país, seis se encuentran en semáforo epidemiológico verde, mientras que en color naranja está media decena de entidades, entre ellos la capital del país. Los 20 estados restantes están en amarillo.
Ya se verá esta semana qué entidades pueden cambiar al menos en la escala cromática. Pero en tanto, las vacunas seguirán como un factor de privilegio y aún diferenciación entre quienes ya fueron inoculados y quienes tendrán que seguir en la fila del terror por el riesgo de contagios y aún muertes.
@RoCienfuegos1