Singladura

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  • Incertidumbre y esperanza
  • Por Roberto Cienfuegos J.

RedFinancieraMX

Inicia este 2021 para la gran mayoría de los mexicanos bajo una atmósfera de una enorme incertidumbre, y también de una gran esperanza. El canevá del tiempo transcurrido entre el final del 2020 y estos primeros días del 2021 si acaso sólo marca un símbolo profundamente humano.

¿Qué viene este año? La o las respuestas será posible conforme el ángulo del prisma de la vida. Aventuro algunas hipótesis. En general los mexicanos esperamos que el cambio de año nos depare una mejor realidad en los ámbitos de la salud, la economía y la seguridad, en ese orden.

La pandemia de la Covid-19 desdibujó por completo las prioridades de la mayoría de la población. Sobran las evidencias de que la preservación de la salud y de la vida por supuesto figura en la punta de las aspiraciones de la enorme mayoría, sino de todos los mexicanos. Y no es para menos, sabemos que el 2020 dejó un saldo mortal que según los subregistros oficiales rebasaría las 130 mil defunciones, los 1.5 millones de contagios, y contando. Una catástrofe nacional, sin duda. Así sobren argumentos si acaso para que se nos diga que no nos ha ido tan mal respecto de otros países, o del otro lado del prisma, se utilicen las cifras negras de la pandemia para anular todo el esfuerzo hecho por millones de mexicanos para contrarrestar y resistir el embate de la Covid-19, en especial los médicos, enfermeras y personal sanitario en general. Mucho bien haría a México un poco de mesura, equilibrio y sensatez para evaluar con justeza el fenómeno sanitario que nos ha llenado de dolor, enfermedad y muerte, pero también de coraje, entereza y determinación a fin de superar la peor crisis sanitaria del país en prácticamente un siglo, al margen de quien lo reconozca así o disienta al respecto.

Se espera que las vacunas, una solución parcial en ciernes, podrían comenzar a aminorar la espiral de muertes en el país. De nueva cuenta, no será posible aún vacunando a toda la población decir que el coronavirus-19 terminará. Ocurrirá lo que la experiencia empírica nos enseña. Habrá un antídoto, pero la enfermedad proseguirá. Siempre ha sido así y no hay evidencia alguna que haga pensar que esta vez será diferente. Es altamente probable que la Covid-19 se prolongue mucho más tiempo aún del que marquen estrictamente la irrupción de la emergencia y la propagación de este mal.

Se incubó en 2020 una crisis económica de pronóstico reservado y con impactos severos, muy graves, pero aún desconocidos y de una profundidad aún pendiente de cuantificar. Las repercusiones de esta crisis económica aún están por medirse, así se anticipe un desplome del Producto Interno Bruto (PIB) entre el 8 y el 10 por ciento al cierre del 2020 y se estime una recuperación en torno del 3 al 4.5 por ciento este año. Otros pronósticos indican que el sexenio en curso no verá una recuperación y si acaso, al cierre del 2024 México estará en circunstancias económicas similares a las que tuvo en 2018.

En una economía predominantemente informal como la mexicana, será muy compleja la recuperación económica. Es muy probable que los empleos formales resientan la peor parte. Hace años se sabe que México ha resultado incapaz de generar el millón de nuevos puestos de trabajo que requieren los jóvenes cada año. Ahora se estima que el país demanda 1.2 millones de nuevos empleos cada año, una cifra más improbable de alcanzar en las actuales circunstancias de contracción económica, menor inversión privada ante el clima de incertidumbre y la iniciativa oficial de combate a la terciarización.

El otro eje, indisolublemente conectado con la economía y la inversión, como es el de seguridad pública y el auge de la criminalidad, todavía se encuentra fracturado, aún y sea cierta la afirmación presidencial según la cual el 70 por ciento de la población confía en la Guardia Nacional. Un solo caso ejemplificado en Guanajuato indica que todo está por hacerse en materia de seguridad. En los primeros 9 días de este año, 92 asesinatos en un solo estado del país (Guanajuato) han prendido las alarmas. El ataque en un funeral y la masacre de cuatro miembros de una familia dan el tono de la tarea que aguarda a Rosa Icela Rodríguez al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Por sus resultados conoceremos a Rodríguez como lo fue Alfonso Durazo por sus lamentables saldos.

De cara a este panorama nacional, desolador en más de un rubro nacional, comenzamos a transitar el 2021, un año complejo al que además deberá añadirse la disputa por el poder político en las elecciones de junio próximo y en el que en buena medida quedará sellado el destino de la 4T, y más allá e infinitamente más importante, el de la inmensa mayoría de los mexicanos para el periodo inmediato. Confiemos en que la esperanza nacional resulte menos vapuleada en los meses por venir.

ro.cienfuegos@gmail.com

@RoCienfuegos1