- ¿Comidas en lo oscurito?
- Por Carlos Ramos Padilla
RedFinancieraMX
Algo está pasando y no de muy buen gusto. Los arrebatos en el legislativo, el “tupper” de Martí, el envalentonado tono de Mario Delgado anticipando que no “pasará ni una coma de la Reforma Educativa”, las bravatas de Fernandez Noroña, la desesperación de Porfirio para calmar a la aplanadora morenista, en fin, un collar de eventos y de personas que ya están agilizando el proceso de reprobación de la sociedad, sobretodo por las mentiras de los ajustes a la baja en los salarios de los diputados que no se dió.
Pero junto a este espectáculo llamó la atención una reunión del próximo canciller que se llevó a cabo, sin información pública, y nuevamente con Embajadores de Latinoamérica acreditados en Mexico.
Y es de observar el caso ya que es la segunda ocasión en que conviven (la primera fue hace nueve días), ésta reciente el 7 de septiembre en el Club de Banqueros de la Ciudad de México.
Pero también despierta desconcierto ya que se solicitó discreción a los presentes y no fueron convocadas las parejas de los diplomáticos, pero, pero, estuvo en la reunión, sin justificación protocolaria Rosalinda Bueso, actual esposa de Ebrard y que recordamos fue embajadora de Honduras en nuestro país, luego de ser prácticamente expulsada de su patria por un escándalo.
No se oficializa aún, si la señora Bueso obtendrá un lugar en la nómina de Relaciones Exteriores o será, por fuera, contratada como asesora.
El hecho es que sin duda, esto viene a oponerse, claramente, a la posición de AMLO en cuanto al nepotismo, austeridad y seriedad en su gobierno.
Esta comida, no desmentida, seguro despertará muchas preguntas. Una de estas es: ¿Si los acuerdos que se negocian son del conocimiento del gobierno constitucional vigente?
Otra más: ¿Por qué la distinción a este grupo de embajadores en relación a lo que se ha visto con Europa y Medio Oriente, vamos hasta con Rusia y el Estado Vaticano?
Una tercera: ¿Por qué está comida en especial fue tan discreta? Todo esto se genera debido a un extraño paso acelerado que aplica el gobierno entrante y que, evidentemente, lo está desgastando a la calificación pública y sino preguntemos a Olga Sánchez Cordero.