Se comenta sólo con…

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  • Ni de aquí ni de allá
  • Por Carlos Ramos Padilla

RedFinancieraMX

El gran fenómeno mundial y que va creciendo es la migración. El éxodo de grandes cantidades de humanos que inconformes con su destino buscan construir futuros son capaces de apostar hasta por lo más valioso, su vida.
Poco o mucho que sea el patrimonio no es suficiente para retenerlos, para tener arraigo. Se aventuran a abrir caminos, muchos inciertos, la mayoría que acaban en tragedia, en rompimientos familiares, descalabros económicos.
Cruzan fronteras, saltan montañas, desafían ríos y retan mares. Son violados en sus más elementales derechos, esos que les fueron arrebatados por gobiernos anacrónicos,torpes, por dictaduras disfrazadas en populismos baratos, de esos que permiten que los lideres sean poderosamente ricos vendiendo la pobreza de las mayorías.
Toman lo único que tienen, sus fuerza muscular para andar y contar miles de kilómetros hasta encontrar a alguien que les genere dignidad o por lo menos sobrevivencia.
Y aquellos que veíamos lejanos, allá por Europa o en Asia, ya nos tocó. Primero con cubanos, luego con haitianos y ahora con hondureños.
Y México, sensible, los recibe en la frontera colocando reglas propias del país, pero enviándoles a nuestro Ejército para ofrecerles agua, alimentos, asistencia médica, una mano generosa. Esos son nuestros soldados.
Y nuestras autoridades sin tomar en cuenta las majaderas amenazas de Trump, hace valor sus requisitos legales para que transiten por la nación o en su caso, si se llega el momento, atender las solicitudes de asilo, como ha ocurrido con los españoles o los chilenos.
Están en nuestra frontera porque piden llegar a otra, la de Estados Unidos, esa administración norteamericana que miope ha provocado el estancamiento de las economías emergentes que se endeudan y multiplican sus necesidades sin recibir la más elemental justicia.
Se intenta frenar a los andantes con armas sin antes excusarles o tenderles el alimento del día. Si las finanzas llegarán a esas regiones depredadas, la gente no necesitaría exiliarse con enormes humillaciones.