Se comenta solo con…

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  • No es broma
  • Por Carlos Ramos Padilla

RedFinancieraMX

El calentamiento global ha dejado de ser un tema exclusivo de ecologistas para intentar convertirse en una cultura colectiva.

El efecto invernadero, la capa de ozono, los plásticos, los combustibles fósiles, todo esto ya es del dominio social pero aún sin generar cambios drásticos que eviten la tragedia de la muerte. La extinción de flora y fauna es ya un aviso de desestabilización. La contaminación de agua, tierra y aire deja sus letales marcas. La pésima distribución humana con su tala de árboles, su nula planificación demográfica, su erosión ambiental, la explotación de recursos, el agotamiento de nutrientes, la migración forzada, todo está convulsionando a gobiernos, economías, políticas públicas y conglomerados humanos.

Hoy sabemos que bajo advertencia nos quedan sólo 10 años para revertir esta catástrofe antes de que nos veamos obligados a transformar nuestro sistema de supervivencia. Veamos el colapso en Australia en estos momentos por los incendios fuera de control o el evidente crecimiento de los océanos, la muerte de miles y miles de animales en el Amazonas o en el Ártico, la invasión de osos polares en Rusia por los deshielos en el polo norte, Chicago resiente temperaturas más bajas que en el Ártico, en Finlandia no nevó este diciembre, el calor histórico en Argentina, la sequía en Puerto Rico y México es una de las zonas más vulnerables por los cambios que puede registrar el Caribe.

Pero también México no presenta entre sus prioridades el mejoramiento ambiental bajo políticas de gobierno, sino por el contrario está apostando a las refinerías y a la quema de carbón para la generación eléctrica. Lo que se nos viene en corto plazo no es broma ni motivo de charla superficial. La ONU y otras instancias como Greenpeace han dado la campanada, han encendido el foco rojo, han soñado las alarmas: nos vamos a autodestruir. Hoy las superpotencias están más ocupadas en lanzar misiles en Irak que en detener la devastación en Australia. Los recursos financieros se van al armamentismo, nada para enfriar a Australia que entre humo y hollín marca más de 50 grados centígrados.

Estamos en emergencia y mientras cada uno de nosotros no coopere, no participe en detener la degradación, no dejaremos a nuestros jóvenes más que añicos de una civilización equivocada.