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Falsos debates

Por Carlos Ramos Padilla

RedFinancieraMX

Cada vez se suman más los personajes que abandonan a López Obrador que los que lo adulan.

Y no hablo estrictamente de la suma de personas, sino de las formas y contenidos.

Quienes se alejan de Amlo, incluyendo sus hermanos, es de una absoluta reprobación a su conducta, su ideología y sus decisiones.

Pero ahí en el medio está el país. He visto con asombro las declaraciones y reacciones a la renuncia/denuncia del ex secretario de Hacienda Carlos Urzua.

No explican qué pasó y pasará, son justificaciones. “Lástima que se fue pero llegó otro mejor”, “no hay conflicto de intereses”, “ no hay de qué preocuparse con la refinería de Dos Bocas, Arturo Herrera es fácil de convencer” y otro ramillete de sandeces que nos muestran el grado de torpeza en el que está sumido el país.

Queremos saber cómo traducir las líneas de la carta de Urzua. A qué se refiere, a quién acusa, cuál es el daño al erario, quiénes imponen, por qué acusa de inexperiencia.

Pero nada de eso ocurre, son palabras sueltas, incluso del presidente, que nos narran como era Profirió Díaz o José Vasconcelos. ¡Qué importa! Eso que nos lo cuente un historiador.

El Ejecutivo Federal está para dar respuesta en relación con sus responsabilidades constitucionales y los señalamientos de Urzua rayan en lo grave.

Hasta el momento no hay claridad por qué junio es ya el mes más violento de la historia.

Por qué aprehenden al abogado Collado cuando junto a él está uno de los líderes sindicales que más sospecha de corrupción presenta en su historial, y estoy hablando de PEMEX, que tendría que haber sido más y mejor investigada que la supuesta corrupción en el nuevo aeropuerto de Texcoco que hasta el momento no se ha documentado, probado y ejercido acción penal contra nadie.

Hoy se da más valor y voz a delincuentes como Javier Duarte que al Presidente mismo en sus mañaneras y será porque quizá el veracruzano tenga más que decir que el mandatario.

Exigimos los mexicanos claridad porque ellos, los burócratas fueron contratados para servir a la nación.

Callar, omitir o engañar también se llama corrupción. Están estallando manifestaciones de inconformidad a cada día, y no son de fifis, se trata de trabajadores burlados, desinformados y con agravios laborales insultantes.

Políticas públicas equivocadas como la de migración o el hecho de que a los policías se les sometan a exámenes y no así a los maestros.

Se habla de austeridad hasta para atender a enfermos terminales, pero se sabe de una partida secreta que no es secreta de casi 90 millones de pesos para uso discrecional del presidente sin la necesidad de ser aprobada por los diputados.

Una conducta majadera hasta en sus respuestas por la directora de Notimex, que incluso ya eliminó su cuenta de twitter, y su jefe, el presidente que dice ignorar todo lo que ahí ocurre solo señalando, “creo que no es así”.

Hay quien estima que, ante la caída de popularidad del presidente, andará en 47%, se está preparando un ataque mediático encontrando corruptos que no estén en la 4aT.

Así que nadamos entre falsos debates que a nada nos llevan.