Se comenta solo con…

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  • Por Carlos Ramos Padilla

RedFinanciera

 

Nueve sacerdotes han sido asesinados en los últimos cinco años en nuestro país reporta la Iglesia católica. Uno de los crímenes más impactantes y mediáticos que despertó severas críticas dentro y fuera del país fue el de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, el 20 de junio de 2022, en el estado de Chihuahua. Este domingo el crimen contra el padre Marcelo Pérez Pérez en San Cristóbal, Chiapas, representa uno de los ataques más arteros del crimen organizado atribuido inicialmente a una célula delincuencial conocida como los motonetos por practicar sus atentados en motocicletas.

Monseñor Arizmendi ha sido muy claro en ello y denuncia que los delincuentes tienen el absoluto control del Estado. La extorsión a comerciantes y a migrantes les ha dejado ya más dinero que el propio trasiego de la droga. Marcelo Pérez era un activista reconocido en la región de Los Altos, donde nació y esto ha provocado la ira de los representantes de los pueblos originarios. Se le vio activo durante una manifestación contra la violencia en septiembre pasado. Ahí declaró: “Chiapas es una bomba de tiempo. Si no se toman medidas, va a estar sometido, esclavizado, al crimen organizado”. Palabras que coinciden plenamente con el Obispo Arizmendi y que coloca bajo la lupa a personajes como Manuel Velasco quien fuera gobernador. En la Frontera Central y la Sierra Mariscal, grupos delincuenciales asociados a el Cartel de Sinaloa y a el Cartel Jalisco Nueva Generación emprenden confrontaciones sangrientas por el control de rutas y poblados llegando a extremos de la compraventa de armas y la trata de personas. La extorsión a los locatarios del mercado local ha sido permanentemente denunciada.

El número de desplazados se multiplica en la selva Lacandona y en Los Altos desde el conflicto en el 94 con el EZLN y hasta estos días. A mediados de este mes los miembros zapatistas de la comunidad 6 de octubre acusaron a los vecinos de Nueva Palestina de ligarse con bandas criminales para apoderarse de sus propiedades. “Urge el desarme, desmantelamiento y desarticulación inmediata de los grupos criminales que imperan en la entidad y sus redes aliadas nacionales e internacionales, interesadas en el despojo y el control territorial”, dicta un documento público de la Diócesis de San Cristóbal.

Desde El Vaticano se han pronunciado sobre lo que ocurre en México y concretamente con los asesinatos de los clérigos. Han aprendido las declaraciones de las autoridades mexicanas que intentan disfrazar o minimizar los hechos. AMLO, en una mañanera, comentó que si la sociedad esperaba que corrieran tras los criminales de los jesuitas. Y ahora Sheinbaum anticipa y copia los mismos discursos que ya tienen harta a la sociedad “iniciamos una investigación para que este crimen no quede impune”. Los últimos momentos del padre Pérez fueron al concluir su homilía y salir del templo para ahí ser acribillado. Por supuesto no hay detenido y se ignorará, como siempre la autoría intelectual y el móvil.

Este evento enciende una vez más la mecha para que la población inicie una serie de actos por justicia propia llegando incluso a los linchamientos dado que las autoridades locales argumentan que no hacen nada porque los matones están mejor armados.