- ¿Centros culturales?
- Por Carlos Ramos Padilla
RedFinancieraMX
No acabo de entender el criterio de las autoridades. Están para hacer cumplir la ley, no para interpretarla ni para anularla.
No sé qué se pretende con dejar libres a reos, con convertir cárceles en centros culturales mientras la violencia crece y si no volvamos a leer las declaraciones del subsecretario Alejandro Encinas, rudo en su descripción sobre lo que es México, sus desaparecidos y sus asesinados.
Perdonar al delincuente en un acto político de engaño mediático es muy, pero muy peligroso. Queda constancia que hay una enorme reincidencia en cometer atracos, violaciones y asesinatos.
Los mismos salen de prisión tan fácil como entran y se escapan. No han podido controlar el autogobierno en las cárceles, la altísima corrupción, el constante abuso a las familias y lo grave, la operación de los enormes criminales dirigiendo a sus células de rufianes desde sus celdas.
Las extorsiones telefónicas tienen, muchas de estas, su origen desde los más llamados Centros de Readaptación Social.
Las armas blancas, las drogas, las armas, son negociadas desde los pasillos penitenciaros. Pero ahora se habla de libertadores anticipadas y consentimiento a los reos para que purguen sus condenas cerca de sus familias. Vaya nada más falta que los acerquen al domicilio de la jovencita violada o del niño adicto a las drogas contaminado por los malvivientes.
¿Por qué no convierten en vecino de Alejandro Martí a los secuestradores y asesinos de su hijo’ ¿Por qué no preliberan al criminal de la hija de Nelson Vargas? Quizá hasta sean dignos de una reproducción en cera para colocarlos dentro de una vitrina junto a la Constitución Moral.
Lo que necesita México es que se aplique la ley, es que se respete a la autoridad, que los delincuentes o quienes cometan delitos paguen sus culpas de acuerdo a los códigos legales. No se puede dar discursos contra la corrupción cuando se da amnistía a los criminales.
Sin descuidar mi reflexión, diría que mutilar, secuestrar, violar, asesinar o torturar a un semejante va más allá de lo que conocemos como corrupción.
Estamos hartos que nos roben en el transporte público, que violen nuestra intimidad en nuestro hogares, que despojen de accesorios a nuestros autos, que nos amenacen por celulares, que regresen a casa nuestro hijos para que nos cuenten como les colocaron afuera de un antro las pistolas en la nuca.
Pero parece que con un micrófono en mano, el Ejecutivo Federal puede convencer al asesino de que se porte bien porque le van a dar becas.
Por cierto, espantosa la imagen del Presidente con un grillete, esa estampa, esa fotografía la da la vuelta al mundo, pero AMLO lo hace sonriendo, porque hasta para eso se vale para atacar a la “derecha”.