Se comenta sólo con…

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  • El PRI
  • Por Carlos Ramos Padilla

RedFinancieraMX

El Revolucionario Institucional se prepara para renovarse, refundarse, reconstruirse, reanimarle, o como quieran calificarlo.

Lo hacen desde la vergonzosa tribuna de los derrotados. Lo hacen desde una evaluación social muy negativa. Lo hacen con severas fracturas y bajísima credibilidad.

Han perdido terreno, popularidad, adeptos y lo más importante, poder, ese mismo que por décadas les permitió hacer crecer a México, pero también a sus abusos, a sus sindicatos corruptos, a sus gobernantes saqueadores.

El PRI construyó mucho, podría haber hecho más. La noción de una nación institucional la formó el PRI. Las grandes transformaciones, incluyendo la pluralidad partidista, se la da esos al PRI.

Los mejores y más notables ideólogos y articuladores de políticas públicas se formaron en el PRI. Pero a pesar de los años no entendieron su misión y tomaron al país, sobrados de soberbia, como botín.

Hacían uso discrecional de los recursos. Convirtieron al Presidente en turno en Dios. Se repartieron tierras, instituciones, cargos y nóminas con descaro. En pocas palabras, lejos de experimentar las bondades de poder, abusaron de éste. Y lo peor, al abrir la puerta a otras opciones ideológicas dentro del cuerpo legislativo y en las urnas, firmaron su sentencia.

Dejaron incluso que por años les sellaran públicamente como corruptos y hasta asesinos. No hubo defensa, hubo menosprecio. El desgaste fue tremendo ante las multimillonarias cuentas de unos que dejaron millones de pobres a otros. Pudieron haber hecho de este país un ejemplo en la vanguardia educativa pero primero estaba la negociación con sindicatos que nos fueron hundiendo.

Pudieron darnos el privilegio de la bonanza petrolera pero mejor se repartieron las comisiones y las utilidades. Dejaron pasar las construcciones de grandes líneas ferroviarias, de aeropuertos de primera.

No se invirtió lo que se debió en investigación y tecnología, merecerían más centavos los partidos y a sus curules.

No vieron a los jóvenes como promesa. Se acabaron sus propias ganancias, se comieron a la gallina de los huevos de oro y el pueblo ahí se los demandó, en las urnas.

Cierto el PRI creó un sistema político único, género por décadas paz social, las épocas de mayor brillantez en la historia del siglo pasado fueron por y con el PRI, las instituciones de seguridad social florecieron y México se colocó entre las 20 potencias más importantes del mundo. Pero hasta ahí llegamos, no se atrevieron a más.

No quisieron dar más, se acobardaron y fueron regalando espacios incluso a traidores que hoy son los que desde otros partidos le colocan los clavos a su ataúd.

Revivir al PRI se antoja demencial a menos que, cosa de locos, se alían a sus propios enemigos, esos que los humillaron y los exhibieron.

Pero así es la política. Dicen que nunca hay que dejar heridos y el PRI lleno los caminos con estos. Y no vaya a ser como lo propuso Peña Nieto, mejor que le cambien hasta de nombre porque se seguir así, de no entender que su misión a acabó, seguirán poco a poco quedándose más solos.