Reúne Palacio Doria Pamphilj de Roma impresionante colección de obras

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  • De Caravaggio, Tiziano, Bernini, Brueghel el Viejo, Raffaelo o Tintoretto

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Ubicado en el centro de la capital italiana, el Palacio Doria Pamphilj reúne una de las más importantes colecciones privadas de arte del mundo, con obras de Caravaggio, Tiziano, Bernini, Brueghel el Viejo, Raffaelo o Tintoretto.

La pintura más famosa del repertorio es, sin embargo, un retrato del Papa Inocencio X (integrante de la familia Pamphilj), que Diego Velázquez realizó durante su estancia en Roma en 1650, confirmó Massimiliano Floridi, historiador de arte y marido de la última heredera de la dinastía, la princesa Gesine Pogson Doria Pamphilj.

En un recorrido con medios extranjeros, Floridi resaltó que el Palacio Doria Pamphilj es la única residencia nobiliaria de Roma que ha abierto sus puertas al público como museo al mismo tiempo que sigue siendo habitada por sus propietarios.

Dijo que, a diferencia de ese inmueble, prácticamente todos los palacios romanos de la rancia nobleza son actualmente sedes de museos, oficinas públicas o embajadas.

Construido en el siglo XVI, el palacio pertenece desde 1647 a la familia de nobles romanos de los Pamphilj, que se unió en 1763 con los Doria, una rica y aristocrática familia de Génova.

De hecho, dos de los miembros más ilustres de la dinastía fueron el propio Papa Inocencio X (1574-1655), cuyo nombre de pila era Giovanni Battista Pamphili y el almirante Andrea Doria (1466-1560), quien estuvo bajo servicio de los reyes Francisco I de Francia y Carlos I de España.

El retrato que de ese Pontífice lo realizó Velázquez en 1650 y se conserva en una estancia especial del inmueble y es considerada su mayor joya.

El Palacio Doria Pamphilj ocupa una manzana entera en pleno centro de Roma, con su fachada principal que se asoma a la Vía del Corso.

Algunos lo confunden con el Palacio Pamphili en la Plaza Navona, que en el pasado fue propiedad de la misma familia y actualmente es sede de la embajada brasileña.

Según Floridi, con la excepción de la estancia dedicada al cuadro de Velázquez, creada en el siglo XIX, en 1996 fue restablecida en el modo más coherente posible la instalación que data del siglo XVIII, la única verdaderamente documentada y que ha llegado prácticamente inalterada hasta nuestros días.

Entre las salas más importantes del inmueble sobresale la Galería de los Espejos, de estilo barroco, que recuerda al Palacio de Versalles en Francia y que se asoma al patio central.

Está también la Sala del Trono, con paisajes de Giovanni Battista Giovannini, pintor preferido del cardenal Benedicto Pamphilj (1653-1730) y obras de Crescenzio Onofri, conocido paisajista de mitad del siglo XVII, discípulo de Gaspard Dughet y quien en 1670 inició su colaboración con la familia Pamphilj.

La moderna denominación de Sala del Trono se debe a que ahí se encuentra el dosel papal colocado sobre otro “Retrato de Inocencio X”, atribuido al pintor Pietro Martire Neri, colaborador de Velázquez.

Otra de las estancias del Palacio era originalmente la Sala de Baile y en ella aún se exhiben instrumentos musicales, mientras la Sala Aldobrandini reúne esculturas de época romana.

Entre las obras de arte más sobresalientes de la colección están un busto realizado por Alessando Algardi de Olimpia Maidalchini (1591-1657), conocida como “la Pimpaccia”, casada en segundas nupcias con Pamphilo Pamphilj y, llamada también “la papesa”, por su presunta relación amorosa con Inocencio X.

De ese pontífice hay otra escultura realizada por Gian Lorenzo Bernini, mientras que a Brueghel el Viejo se le atribuye la pintura “Vista del puerto de Nápoles” y a Annibale Carraci el cuadro “Paisaje con la fuga en Egipto”.

De Caravaggio la colección incluye los cuadros “Magdalena penitente”, “Descanso durante la fuga en Egipto” y un retrato de “San Juan Bautista, mientras que de Raffaello figura el “Retrato de Andrea Navagero y Agostino Beazzano” y de Tiziano sobresalen los cuadros “Salomé” y “Angel”.

Según Floridi, la colección del Palacio Doria Pamphilj nació en 1650, cuando Giovanni Battista Pamphilj fue eleto como el Papa Inocencio X y nombró como su heredero a Camilo Pamphilj, hijo de Pamphilo Pamphilj y de Olimpia Maidalchini.