- Se requiere duplicar el presupuesto para alcanzar un nivel mínimo de inversión; para 2030 el sector salud podría requerir el 10% del PIB
- Para garantizar la atención de la población sin seguridad social, se necesitan al menos tres puntos del PIB; la inversión actual es de 0.83% del PIB
RedFinanciera
La pandemia por Covid-19 evidenció la relación entre salud y economía, así como la importancia de financiar los sistemas de salud de manera sostenible.
El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) expuso que a pesar de que uno de los compromisos de la actual administración fue incrementar en un punto del PIB el presupuesto en salud, el aumento de 2018 a 2024 ha sido de 0.4, con lo que la inversión en salud se mantiene a la mitad del mínimo sugerido a nivel internacional, de 6 puntos del PIB.
Judith Senyacen Méndez, especialista en salud y finanzas públicas del CIEP, refirió que los retos de financiamiento persisten en tres sentidos: 1) bajo nivel de inversión a pesar de las reformas aprobadas; 2) la desigualdad entre personas con y sin seguridad social, y, 3) la ausencia de una fuente de financiamiento sostenible que considere la situación demográfica y epidemiológica actual.
El nivel de gasto en el sector salud no sólo ha sido menor a lo sugerido internacionalmente, sino también inferior a lo que destinan países de Latinoamérica como Argentina (5.9%) , Brasil (3.9%) o Costa Rica (5.5%), como proporción del PIB.
La baja inversión en México se traduce en un gasto por persona bajo y desigual. Mientras que, el promedio del gasto per cápita en los países miembros de la OCDE es de $67,045 pesos, en México una persona con servicios médicos en Pemex cuenta con $31,985 pesos y una persona con IMSS-Bienestar con $4,107 pesos, esto es, quince veces menos que el promedio de la OCDE.
Además, con la centralización de recursos para personas sin seguridad social con IMSS-Bienestar, no es clara la responsabilidad de los gobiernos subnacionales, pues no son públicos los acuerdos firmados.
A pesar de que el presupuesto para salud ha aumentado, este no ha sido suficiente para garantizar la atención pública ni para reducir el gasto de bolsillo de la población, el cual aumentó 30%, al pasar de $4,112 pesos en 2018, a $5,380 pesos en 2022. Cabe destacar que un bajo gasto de bolsillo se asocia con una alta protección financiera del sistema de salud.
Un sistema de salud universal, descentralizado y financiado con recursos nacionales y locales como el Canadá y Dinamarca, podría servir de ejemplo para que México avance hacia un sistema más equitativo, eficiente y accesible para la ciudadanía, en el que el acceso a la atención no dependa de la situación laboral de cada persona.
La creación y uso de fondos para enfermedades de especialidad, la participación de los gobiernos subnacionales en el financiamiento del sistema, el etiquetado de impuestos saludables, los impuestos progresivos y contar con un catálogo de beneficios explícitos, son algunas prácticas que han contribuido a garantizar la atención.
Además, los países con menores niveles de gasto de bolsillo coinciden en invertir más de 7% del PIB en presupuesto público y en contar con una herramienta explícita para las enfermedades incluidas en el paquete de atención.
Rumbo a la siguiente administración, es indispensable considerar esta información para enfrentar los retos presupuestarios del sector salud, así como la situación demográfica y epidemiológica actual. Se requiere un aumento sustancial y sostenido en el presupuesto, que refleje los cambios necesarios en la atención médica de la población y permita alcanzar la cobertura universal.