- Por Mauro Flores Ledesma
RedFinancieraMX
Los tres más grandes en la historia del tenis nacional, Rafael Osuna, Yola Ramírez y Raúl Ramírez, son los tres primeros inducidos al Salón de la Fama del Tenis Mexicano.
En una elegante y emotiva ceremonia de presentación que se realizó en el Club de Industriales, Rafael Belmar Osuna, presidente del Consejo del Salón de la Fama del Tenis Mexicano, enfatizó que esta iniciativa surgió hace varios años, con la idea de honrar el legado de los mejores tenistas de nuestro país, recordar su obra y que sirva no solo como un impulso para las nuevas generaciones, sino como un enlace entre el pasado y el presente.
El periodista y comentarista Eduardo Varela fue el encargado de dirigir esta ceremonia de investidura del Salón de la Fama del Tenis Mexicano, luego que el mismo forma parte del Consejo de Selección, junto con Rafael Belmar Osuna, como presidente y Eduardo Martínez Lanz, como secretario y que integran también Alejandra Vallejo, Benito Schon, Elena Osuna de Belmar, Verónica Martínez, Claudia Hernández, Arturo Olivé Hawley y Armando Vega Bloch. Cabe resaltar durante la presentación, la presencia de Rosie Casals, una de las fundadoras de la WTA, ganadora de cinco títulos en Wimbledon y quien llegó a ser la número 3 del mundo, quien vino con invitada de honor a este evento.
“Es un homenaje a Yola Ramírez, Raúl Ramírez y Rafael Osuna porque son los tres más grandes del tenis mexicano, desafortunadamente parecen olvidados. Es triste que muchos de nuestros jóvenes tenistas desconozcan la historia y hoy es día muy importante porque hay un grupo de tenistas involucrados en salvaguardar esa historia y llevarla por todos los rincones del país”.
El primero en aparecer, en una gala de videos, fue el bajacaliforniano Raúl Ramírez Lozano, número 4 en singles y 1 en dobles (1976). Raúl ganó 19 títulos de singles y 60 de dobles, modalidad en la que ganó en Wimbledon (1976); Roland Garros (1975 y 1977) y los Masters de Cincinnati; Canadá (3 años); Montecarlo, París y Roma (4 años). Ramírez, además, es recordado por sus grandiosas actuaciones en Copa Davis como la de 1975 en Palm Springs, donde México venció 3-2 a Estados Unidos y Raúl fue el artífice en los tres puntos ganadores o la de 1976 en el Centro Deportivo Chapultepec, donde México venció 3-2 a Estados Unidos, con triunfo de Raúl Ramírez sobre el entonces número uno del mundo Jimmy Connors.
El reconocimiento para Raúl Ramírez fue recibido por el Ing. Armando Vega Bloch, debido a la inasistencia del gran tenista mexicano, por razones de salud.
Fue entonces el turno de la nacida en Teziutlán, Puebla, Yolanda del Monte Carmelo Ramírez, quien ingresó al recinto con toda su grandeza, en medio de múltiples aplausos de la concurrencia. Yola Ramírez fue 8 veces campeona nacional; en dos ocasiones monarca en Roland Garros, en dobles y dobles mixtos, ambas en 1958; finalista de dobles en el Abierto Francés (1957 y 1959) y una vez en el US Open en 1961; además de ser doble finalista de singles en Roland Garros (1960 y 1961) e integrante del Salón de la Fama en Wimbledon y Roland Garros, por si fuera poco, nombrada Jugadora del Milenio, como la única jugadora mexicana, que terminó como 4 del mundo, en 1961.
Alejandra Vallejo hizo entrega del reconocimiento a esta emblemática mexicana, que a sus 87 años sigue impartiendo clases y ayudando a niños de escasos recursos. Extrañamos a su esposo Alfonso “Poncho” Ochoa, con quien siempre llegaba del brazo a todos los eventos, y quien falleció en mayo pasado (Q.E.P.D).
Finalmente, el turno fue para Rafael Osuna, quien en 1963 se proclamó campeón del Abierto de Estados Unidos, con un triunfo sobre Frank Froehling III por 7-5, 6-4 y 6-2, un año después de que se coronó en dobles, del mismo torneo, al lado de Antonio Palafox, y se convirtió en el primer latinoamericano en ganar el US Open. Además, que fue clasificado como número 1 del mundo por la ITF. Rafael ganó dos veces los Campeonatos de Wimbledon en la modalidad de dobles: en 1960 con Dennis Ralston y en 1963 con Antonio Palafox y es el único ganador de la única medalla de oro en tenis en Juegos Olímpicos, lo hizo en dobles, al lado de Vicente Zarazúa en México 68.
Por supuesto, es recordado por ser pilar del equipo mexicano que en 1962 disputó el título de la Copa Davis. Osuna falleció trágicamente en un avionazo en el Cerro del Fraile, en Nuevo León, a los 30 años de edad. El galardón fue recibido por su sobrino-nieto, Rafael Belmar Hernández, quien expresó su orgullo por ser portador de tal distinción.
El salón de la Fama del Tenis Mexicano contará con distintas categorías: jugador, entrenador, directivo, periodista, promotor y árbitro, en 4 niveles: titanio, platino, oro y bronce.