Quintero Une Fronteras, el festival que se abre camino entre los opacos aires de la contaminación

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  • Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú, México fueron las naciones invitadas a la edición 11 que se realizó en Chile
  • Por Hugo Mauricio Tapia Melgarejo

RedFinanciera

La comuna de Quintero está ubicada al noroeste de Santiago de Chile, justo en la costa del pacifico de esa nación. Para llegar a ella desde Santiago, la capital, es necesario recorrer 2 horas en carretera y atravesar algunas de sus ciudades icónicas como Valparaíso y Viña del mar. Se trata de una pequeña ciudad portuaria e industrial, y en toda su costa es posible visualizar un sin fin de complejos industriales que acogen a algunas de las empresas más importantes dentro del ramo energético y de refinación de materiales. En sus aguas, todos los días, se observa a grandes buques cargueros transitando para entrar o salir de los puertos.

Sin embargo en las calles de esta localidad apenas puede verse el rodar de algunos vehículos y el andar de algunas personas sobre sus aceras. Los comercios son pocos y la vida en general parece estar detenida por varias horas, mientras que algunas calles lucen desiertas durante gran parte del día.  La descripción de pueblo fantasma encajaría a la perfección.

La causa de esta inusual tranquilidad radica en un asunto muy sensible para la población de Quintero: La contaminación generada por las empresas aquí ubicadas ha provocado que los habitantes se expongan lo menos posible al aire del exterior por las constantes contingencias ambientales declaradas por la mala calidad del mismo, lo cual ha repercutido en la salud de los habitantes de Quintero.

Un festival que incentiva el intercambio cultural

Sin embargo, toda esta tranquilidad se rompe al llegar al número 1012 de la calle Barros Luco, ahí se encuentra Residencial Menkis, un hostal enclavado en la comuna de Quintero que será durante una semana lugar de hospedaje para las delegaciones extranjeras que se hacen presentes en este lugar para participar en el Festival “Quintero une fronteras”, un evento encaminado al intercambio cultural entre naciones a través de la danza folclórica.

Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú, México y el anfitrión Chile fueron las naciones invitadas a esta edición del festival que se realizó en abril pasado y se lleva a cabo cada año desde 2010.

El evento es el encargado de romper la tranquilidad de esta comunidad, aunque lo haga por tan solo una semana. Lo anterior debido a que para la elaboración y puesta en marcha de dicho festival se hace partícipe a gran parte de la comunidad de Quintero, incluidas escuelas, autoridades gubernamentales y empresas que se ubican en este lugar.

Las calles, avenidas y principales plazas públicas lucen carteles que invitan a la comunidad a asistir a los distintos eventos que se llevarán a cabo. Sin embargo la finalidad de este evento va más allá de llevar entretenimiento a los habitantes de Quintero, su principal objetivo es incentivar la importancia de la cultura local y el intercambio cultural con naciones extranjeras como herramienta para el desarrollo integral de sus habitantes, sobre todo de niñas y niños.

Es por ello que en él no figuran grandes escenarios con producciones profesionales, tampoco se lleva a cabo en lugares con afluencia de cientos o miles de personas; por el contrario los escenarios en donde harán muestra de su talento los bailarines de las distintas delegaciones extranjeras, son escuelas de nivel básico y los patios de las empresas alojadas en esta comuna.

Andrea Lobos Bernal es profesora de nivel básico, labora en uno de los colegios ubicados en Quintero y es, al mismo tiempo, miembro del grupo de danza folclórica chilena “Danza Nuestra” e integrante de la mesa directiva encargada de organizar el festival.

Para ella, “el festival es una oportunidad de mostrar a la comunidad que se pueden hacer cambios en las próximas generaciones”.

Y agrega: “Es importante que ustedes entiendan que Quintero tiene un contexto muy especial. Las zonas de Quintero y Puchuncaví son zonas de sacrificio desde hace 50 años, aquí hay 19 empresas que han contaminado el sistema del agua y el aire. Un mes atrás tuvimos intoxicados y vivimos así durante años, somos un lugar muy vulnerable, hemos perdido 4 meses de clase por la contaminación el último año, pero todos los años se pierden días o meses de clases y los niños lo están viendo como algo normal. Eso es vulnerar el derecho a jugar y hacer deporte para los niños”.

Lobos Bernal asegura que se ha trabajado en que las políticas públicas de su país vayan en favor de los ciudadanos, “pero hasta ahora no ha sido así porque para poder manejar este sistema necesitamos muchos recursos, los cuales no tenemos, pero las grandes empresas que están aquí ubicadas sí”.

Indica que “sí hay apoyo de las autoridades gubernamentales para el festival, el cual consiste en una subvención económica municipal todos los años,  y dado que el festival ya cuenta con once ediciones confían en que nosotros administramos de buena forma los recursos, además de eso nos brindan apoyo con logística y transporte”.

Resalta que “el festival no es una forma de protesta ante tales hechos, porque hemos protestado tanto que nadie nos ha escuchado. Yo lo visualizo como una oportunidad de demostrarle a la comunidad que podemos hacer cambios desde nuestra trinchera, cambios en los más pequeños, en las nuevas generaciones, que tengan una visión distinta para que ellos en el futuro puedan aportar mejoras a su entorno”.

De acuerdo con la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, se les conoce como “zonas de sacrificio” a lugares o zonas habitadas cuya calidad de vida y entorno medio ambiental ha sido afectada por la actividad industrial instalada. En esta denominación se encuentra Quintero – Puchuncaví junto con 5 zonas más: Coronel, Mejillones, Tocopilla y Huasco.

Para padres de familia y las autoridades de los colegios de Quintero, el festival representó una oportunidad de mostrar a la población infantil el poder de la cultura, tanto chilena como de otros países y con ello fomentar un acercamiento al arte y la cultura chilena y de los países invitados.

Por su parte, Daniela Villaruedas, una pescadora artesanal y madre de un hijo de 9 años que estudia en el Colegio Don Orione, uno de las 4 escuelas en donde se llevaron a cabo presentaciones del festival, explica: “Me parece súper bien que hagan este tipo de actividades porque así nuestros hijos aprenden cosas no tan solo de Chile, sino de otros países. A ellos también les gusta, a los niños les llama la atención los bailes, los vestuarios y es una forma de motivarlos a que practiquen algo relacionado al arte, no necesariamente danza”.

Por su lado, Alejandra Alorca, jefa de la unidad técnico pedagógica del colegio Valle de Naca, detalla que “este tipo de actividades es un aprendizaje muy significativo para los alumnos de su colegio, pues es una oportunidad de apreciar la cultura de los diversos países que participan”.

Precisa que la idea de llevar el festival a los colegios nació porque “Quintero es una comuna chica y nosotros casi no tenemos alternativas culturales. La idea es transmitir estas actividades a la cultura, nosotros no tenemos teatro en Quintero. Existen, sí, grupos folclóricos que se han creado de pronto casi de forma espontánea por la necesidad de la gente de comunicarse y de sentirse identificados con nuestra cultura”.

Y agrega: “Dado que el festival es auspiciado por autoridades gubernamentales, es común ver a funcionarios y personal de diversas dependencias en las diversas presentaciones”.

Alejandro Sepúlveda, concejal de la comuna de Quintero, expone que el festival es de suma importancia, pues con ello se busca atraer de nuevo el turismo y la cultura a Quintero, algo que se ha perdido a través de los últimos años debido al gran crecimiento industrial de la comuna”.

Detalla que “el festival tiene una importancia máxima, porque la comuna de Quintero es un polo industrial enorme y para nosotros, como comuna antigua hace muchos años, lo más importante para nosotros era el turismo, la cultura. Yo acá lo que quiero, como autoridad, como concejal, es lo que quiere también la comunidad: Tener actividades culturales, no solo en el verano”.

Añade que en los 11 años de vida del festival “te habrás dado cuenta de la participación que se dará con la población. Habrá entre 200 o 300 personas dentro del salón. Eso para una comuna pequeña como Quintero es muy importante porque la gente espera este festival.

Y concluye: “Es importante ver a las delegaciones de México, Perú o Argentina con su cultura y para nosotros compartir un poco de la nuestra”.

Un festival inclusivo

Bajo el contexto en el cual se encuentra Quintero respecto a su situación ambiental, la cual repercute en la vida diaria de sus habitantes, el festival funge como una vía de escape para organizadores como para quienes son simples espectadores de las diversas presentaciones del festival. Asimismo, tanto en la mesa directiva encargada de la organización como en las delegaciones extranjeras participantes, se encuentran personas de todas las edades y ocupaciones.

Ana Silva tiene 71 años, es casada, jubilada y es habitante de Quintero; desde hace 5 años forma parte del grupo Danza Nuestra y de la mesa directiva encargada de la organización.

Explica que el festival “es un evento muy esperado por todos en Quintero, tanto por nosotros, como organizadores, y por la población en general”.

Resume: “Cómo te has dado cuenta no hay mucho que hacer en Quintero, es un poblado que está más encaminado, o que se ha vuelto, un lugar para personas retiradas, pero cuando llega el festival se vuelve una fiesta porque demanda energía, demanda acción, demanda cientos de cosas que hay que revisar y tener listas. En lo personal me hace sentir viva, ocupada en algo. Yo tengo mi vivienda aquí en Quintero, a unas cuantas cuadras de aquí (refiriéndose al hostal en donde se hospedan tanto organizadores como delegaciones participantes) pero en cuanto se pone en marcha el festival, yo me mudo aquí junto con mi esposo y vivimos junto con todos los demás el tiempo que dure el evento”.

La emoción en la cara de Ana Silva o “Anita” que es como la conocen todos en el festival, es notoria. Además de ser parte de la organización es también bailarina dentro del grupo Danza Nuestra y participa como parte de la delegación de su país en las diversas presentaciones que forman parte del festival. Su edad no es impedimento para ello pues precisamente uno de los pilares de este festival es la inclusión.

Bajo esta perspectiva es que desde hace 4 años participan artistas de distintas edades, condiciones físicas o creencias.

Aixa Di Salvo es parte de la delegación argentina, tiene 35 años, es originaria de Buenos Aires y es bailarina de tango y danza folclórica argentina a pesar de su condición parapléjica. Ella y su compañero Matías Ramírez, de 34 años, se conocieron en el año 2014 en los talleres de Danza Integradora de la Universidad Nacional de las Artes, ubicada en Buenos Aires.

“Nosotros, menciona Aixa, realizamos una búsqueda artística centrada en visibilizar el derecho de todas las personas a acceder a la cultura desde un lugar activo, diverso e inclusivo a través de la danza y nuestro trabajo nos ha llevado a presentaciones en diversos escenarios dentro de Argentina y del extranjero, nos hemos presentado en Chile, Brasil, Rusia y Alemania, esta es nuestra segunda vez en el festival Quintero Une fronteras”.

Andrei Zúñiga, con 37 años de edad y originario de Costa Rica, ya dice ser chileno porque lleva 4 años viviendo en Viña del Mar. Para él es fundamental difundir la cultura y tradiciones chilenas a través del Grupo Danza Nuestra, del cual es integrante. y aunque esta es la primera edición del festival en la que participa como bailarín, asume que “el festival fomenta en Quintero la cultura y ayuda a que los niños de esta localidad tengan presente su cultura y crezcan con ella”.

Quintero en voz de los extranjeros

Alfonso Alcaraz Vázquez es integrante de “Esencias de mi Tierra”, el grupo de danza folclórica proveniente de México, tiene 59 años, es profesor jubilado y ha dedicado gran parte de su vida a la danza folclórica, tanto en el interior de México como en el extranjero. Chile representa su país número 60 en la lista de países que ha visitado gracias a la danza, difundiendo la cultura mexicana en el extranjero a través de ella.

Señala que el festival “es una experiencia diferente en el sentido de que la finalidad del festival va destinada no simplemente a fungir como un espectáculo de entretenimiento a través de la muestra cultural de otros países, sino que es una forma de concientizar a los niños más pequeños de la importancia de la cultura en su desarrollo tanto académico, como personal y, más adelante, como profesional. El hecho de que vayamos a las escuelas y nos presentemos ante ellos es generar en ellos una curiosidad por la cultura de otros lugares del mundo, de motivar su deseo de descubrir y conocer lo que hay más allá de la ciudad de Quintero, más allá de Santiago y más allá de las fronteras de su país. El hecho de que conozcan, desde muy temprana edad, a gente y cultura de diferentes países y que interactúen con ella les da una apertura y una perspectiva muy distinta de su entorno y de lo que quieren y pueden lograr en su vida. Saber que pueden conocer otros países a través de las artes debe de ser para ellos un gran incentivo”.

Destaca que durante sus años como profesor en México no observó festivales en las escuelas con un símil al de Quintero Une Fronteras.

Y aclara: “Creo que es uno de los problemas que se padecen, no sólo en México, sino en toda Latinoamérica, que no se le da la debida importancia a las artes. El hecho de llevar a una delegación extranjera a presentar parte de su cultura a una escuela de nivel básico es, como ya te mencione, una forma muy poderosa de motivar a los infantes a que se interesen por su cultura y por la de los demás, y con ello buscar la oportunidad de viajar y conocer esos lugares”.

El festival Quintero Une Fronteras se llevó a cabo del 17 al 22 de abril, lo organizó el grupo folclórico Danza Nuestra con apoyo de la municipalidad de Quintero, GNL Quintero, COPEC, ENEL y Cultura y Turismo de Quintero.

Andrea Lobos Bernal comenta que los preparativos para la edición 2024 del festival comenzaron en la primera semana de mayo, apenas una semana después de terminada la edición de este año, con la publicación de las convocatorias para los grupos de distintos países que deseen participar.