Prensa responde a Trump que periodismo riguroso es mejor que barricadas

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  • Este ejercicio se ha visto reducido y sus mensajeros han enfrentado represalias

RedFinancieraMX

La confrontación del presidente Donald Trump contra la prensa ha trasladado de lleno a Estados Unidos a un fenómeno que hasta ahora se había reducido a regímenes autocráticos.

La libertad de prensa se ha visto reducida y sus mensajeros han enfrentado represalias que en algunos casos les ha costado hasta la vida.

Aunque el país vivió una situación parecida en la presidencia de Richard M. Nixon durante el escándalo de Watergate, algunos expertos consideran que esta vez los efectos de lo que muchos denominan ya como una guerra, no se disiparán de inmediato cuando Trump deje el cargo, aunque tampoco disminuirán la fortaleza de la prensa.

Sin embargo, los temores sobre sus alcances se evidenciaron en noviembre pasado, cuando la Casa Blanca decidió retirar la acreditación de acceso al periodista de la televisora CNN, Jim Acosta.

Ésto ocurrió tras la confrontación pública de éste con el mandatario durante una conferencia de prensa en la que Trump no tuvo empacho de acusar a la prensa de ser “el enemigo del pueblo”.

Luis Botello, vicepresidente adjunto del Centro Internacional para Periodistas (ICF), estimó que los ataques del mandatario disminuyen la credibilidad de la prensa y los periodistas.

“Si tenemos una credibilidad en los medios tambaleante, producto de los constantes golpes que recibe del presidente, ésto es realmente peligroso”, dijo en entrevista.

Ésto “debido a que si una sociedad tiene medios en los que la gente no cree, estamos en una sociedad en la que el sistema de pesos y contrapesos que se puede promover a través de una prensa independiente, no existe”.

Una encuesta de la Universidad Quinnipiac reveló que el 51 por ciento de los votantes republicanos cree ahora que los medios de comunicación son “el enemigo del pueblo, en lugar de una parte importante de la democracia”.

Otro 52 por ciento desestimó que los ataques de Trump conducirán a la violencia contra los periodistas.

Otro sondeo de la consultora Ipsos encontró que el 43 por ciento de los republicanos, y aproximadamente uno de cada ocho estadunidenses en general, cree que Trump debía cerrar los principales medios de comunicación, como la cadena CNN, el Washington Post y el New York Times, si éstos incurren en “mala conducta”.

Los medios, críticos frecuentes del mandatario, se cuentan entre los blancos favoritos de los ataques de Trump y sus seguidores.

Botello señaló que si bien los ataques del presidente no son nada nuevo fuera de Estados Unidos, sobre todo en países donde predomina un sistema autoritario, “es algo sin precedente dentro de Estados Unidos, donde hay tradición de prensa independiente muy arraigada”, y por ello los temores sobre sus efectos.

“Estados Unidos es una potencia a la cual muchos países ven como un ejemplo y definitivamente lo que hace este tipo de relación Casa Blanca-Prensa se ha convertido en un modelo para muchos gobiernos autoritarios, especialmente que ven que se puede insultar a la prensa, se puede atacar directamente y no pasa nada, y eso es preocupante”, apuntó.

Edison Lanza, relator especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), consideró que Trump ha refinado una práctica sistemática que se ha visto antes en gobiernos de países de Latinoamérica como Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina.

Reconoció que si bien los mandatarios tienen libertad de expresión y la posibilidad de criticar una nota de la prensa, la retórica agresiva como la de Trump que descalifica, genera una vulnerabilidad en buena parte de la prensa, con efectos que pueden generar violencia contra los comunicadores.

“Se exponen a un reto mayor de que haya fanáticos que atenten contra su vida. (Los gobernantes) deberían proteger en vez exponer, porque realmente, como tienen la obligación de respetar la Constitución, tienen la obligación de respetar los derechos fundamentales” como la libertad de prensa, dijo.

La noche del pasado 7 de diciembre las oficinas de CNN en Nueva York fueron evacuadas después que fue recibida una llamada telefónica para alertar sobre la presencia de cinco artefactos explosivos en el inmueble.

En octubre pasado las oficinas fueron también evacuadas después de que fue descubierto un paquete con un artefacto explosivo dirigido al exdirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), John Brenan, un frecuente crítico del mandatario.

Días después las autoridades detuvieron en Miami a un hombre identificado como César Sayoc, como sospechoso de haber enviado ése y otros paquetes con artefactos explosivos.

Sus cuentas en redes sociales revelaron que Sayoc es un ferviente admirador del presidente Trump, donde además hacía críticas frecuentes contra CNN y otros medios de comunicación, así como amenazas contra figuras políticas y empleados de la televisora.

Para Lanza el fenómeno de los ataques contra la prensa por parte de funcionarios públicos, incluidos presidentes, es un tema que requiere de un análisis más a fondo, e incluso “el poder judicial, los parlamentos deberían empezar a tenerlo en cuenta e incluso a legislar”.

Destacó el hecho de que en Estados Unidos ha habido decisiones del poder judicial para frenar ese tipo de acciones y de retórica, así como resoluciones del poder legislativo para promover y defender la libertad de expresión.

Fue precisamente gracias a la resolución de un juez federal que la Casa Blanca se vio obligada a restablecer de manera plena la acreditación de Jim Acosta días después de habérsela retirado, aunque anunció su intención de imponer nuevas reglas para el trabajo de los periodistas que cubren la residencia presidencial.

La acción de la Casa Blanca fue criticada por varios medios, incluida la conservadora televisora FOX, que desde el arribo del presidente a la Casa Blanca se ha convertido en una caja de resonancia de su discurso y sus políticas, en una inusual muestra de solidaridad con su rival CNN.

Esa solidaridad quedó evidenciada antes en agosto pasado cuando, al atender un exhorto del diario The Boston Globe, cientos de periódicos a través del país, publicaron editoriales simultáneos pero independientes para defender la libertad de prensa y deplorar la caracterización de Trump de los medios como “enemigo del pueblo”.

Jonathan Rauch, experto de la Institución Brookings consideró que contrario a la percepción en algunos segmentos de la prensa y la sociedad, la guerra del presidente contra la prensa puede dar como resultado el fortalecimiento de los medios.

“Los editoriales de un día no hacen una revolución. Sin embargo, son otra señal de bienvenida de que la sociedad civil y la cultura cívica de los Estados Unidos conservan la capacidad de recuperación, a pesar de ser severamente probadas. O porque están severamente probadas”, señaló en un reciente análisis.

Apuntó que Nixon y el escándalo Watergate “terminaron de fortalecer las instituciones que Nixon odiaba, entre ellas los principales medios de comunicación. Trump puede terminar con el mismo efecto”.

Lanza dijo que si bien la prensa se ha equivocado, en coyunturas como ésta el rigor periodístico y las investigaciones profundas son el mejor antídoto contra ese tipo de ataques y discursos.

“Hay que mostrar a la gente que la prensa cumple un rol cuando informa con rigor hechos, esa es la mejor respuesta. Más periodismo es mejor que barricadas. El rigor es fundamental”, sentenció.