Picotazo político

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  • Por Miguel Ángel López Farías

RedFinancieraMX

Esta historia son de las que duelen ,pegan en lo íntimo ,de las que no alcanzan a ocupar un titular en los medios ,se difuminan entre todo ese desorden de noticias, esto ocurrió la semana pasada, una hoja en el libro de la tragedia covidiana, se trata de un hombre , veracruzano, taxista en el puerto, don Rubén, de los que deben, tienen que trabajar todos los benditos días por qué de no hacerlo, sencillamente no comen, ni el, ni su esposa, ni su hijo de 16 años, pues resulta  que don Rubén se contagia del virus y él infecta a su esposa.

Ir a la clínicas del gobierno? Ni de locos, no confía, los medicamentos son escasos y mucho menos tendría oportunidad de alcanzar un respirador, así que decide acudir a un médico particular, consulta y medicinas  caras, el trabajo en el taxi no da para más así que decide llevarle los medicamentos solo a su esposa, no hay forma de conseguir apoyo, el gobierno en Veracruz como en casi todo el país se encuentra rebasado, la ficha ya la conocemos, médicos y enfermeras muriendo en la raya y arribita, políticos ineptos.

Don Rubén  piensa  que esto pronto pasará, su señora le pide que también se suministre lo que el médico les envió, pero este hombre prefiere que salga adelante su compañera, él le argumenta , él es fuerte, sano, resistirá, así que continúa trabajando en el taxi, aún con los síntomas, con la enfermedad a cuestas, en su mente existe solo la meta de sacar para la comida, para seguir llevando dinero para las medicinas, confía en su buena salud, don Rubén se siente fuerte y así toma la decisión de continuar, y tal vez para muchos, esto signifique una irresponsabilidad, pero bajo la mirada de la realidad, don Rubén, el amigo de Veracruz, el taxista, no existe otro tipo de salida más que esta, arriesgar la vida, su salud, hasta la de los demás con tal de obtener esos pesos para comer, visto desde  el estribillo del “quédate en casa” no empaca, se estrella con ese otro plano en donde millones de mexicanos han optado por arriesgar su salud debido a uno de los rostros más crueles de este país, el de la miseria generada por esta crisis económica, la cual, desde los distintos niveles de gobierno se ha tratado de paliar con discursos de negación o en su peor caso, de manipulación.

México insiste en ser un país tercer mundista, con autoridades que se amoldan a este patrón.

El gobierno de la República le entró tarde a la pandemia, rechazó su papel de estado para fijar los rieles en donde se habría de contener y controlar la enfermedad,  desprecio de punta a punta el reiterado anuncio que desde el extranjero se vino lanzando sobre lo devastador de esto, sin embargo aquí se optó por responder de manera tropicalizada, sin prepararse para lo que ahora sabemos, una guerra, una que cerrará esta semana con 25 o 27 muertos, y como si ello no fuera suficiente se dejó al abandono a los estratos más bajos de la sociedad, sino que el tiro de gracia vino del apagón a la maquinaria de la economía, llevando a una brutal recesión que ya estaba antes del covid y que hoy hunde sus dientes entre aquellos mexicanos que han entrado a la noche más amarga de sus vidas…y así como don Rubén, el taxista veracruzano que este pasado fin de semana, por la madrugada del sábado presento insuficiencia respiratoria, su hijo menor de edad lo llevo al hospital pero ya no resistió, perdió la vida, murió sin dejar de trabajar y sin dejarle de llevar alimento y medicinas a su esposa e hijo, todo por qué su país, su patria fue incapaz de darle una salida.

Murió por ser de esas clases bajas, trabajadoras pero que jamás podrán pagar un hospital privado …y con esto se cumple, dándole toda la razón a el creador de este eslogan: para morir de covid, “PRIMERO LOS POBRES”.