Perjuicios y beneficios con la Cédula Única de Identidad Digital en Méxco

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  • Un documento seguro protege nuestras interacciones en el mundo virtual: Biometría Aplicada

RedFinanciera

Tras su aprobación en la Cámara de Diputados en diciembre de 2020 y aún en espera de su análisis en el Senado de la República, la propuesta de crear la Cédula Única de Identidad Digital en México ha generado un amplio debate. Dicha discusión se ha politizado y durante el proceso se ha promovido información errónea, desactualizada o malinterpretada que busca alarmar a la población y generar rechazo hacia los avances tecnológicos.

De acuerdo con Adolfo Loera, CEO de Biometría Aplicada, este tipo de reacciones son normales entre los seres humanos, que rechazamos lo que no conocemos o aquello que amenaza nuestra zona de confort, y dejamos de lado los beneficios que estas iniciativas pueden traer a nuestra vida cotidiana.

“En todo proceso de transformación siempre va a existir resistencia. Lo importante aquí es que todos los actores involucrados nos demos a la tarea de educar y distribuir información fidedigna, para que la población pueda ver también los beneficios que hoy nos ofrece la tecnología. La transformación digital de empresas y gobiernos no puede detenerse, es un proceso natural dentro de la cuarta revolución industrial y con la pandemia de covid-19 nos ha quedado claro que nuestra adaptación al cambio debe ser rápida o nos quedamos rezagados”, señaló.

Derecho a la identidad

De acuerdo con el informe “Derecho a la identidad. La cobertura del registro de nacimiento en México”, desarrollado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), alrededor del 2.1% de la población no cuenta con un acta de nacimiento, con lo cual no sólo se ha violentado su derecho a una identidad si no que, para efectos prácticos, no son considerados dentro de las políticas públicas federales, estatales o municipales.

“Esa población que oficialmente no existe se encuentra dentro de las zonas con mayor marginación en nuestro país, lo que acrecienta su vulnerabilidad. Mientras en municipios urbanos, el máximo nivel de personas sin registro no alcanza el 4%, en zonas rurales y de difícil acceso, el porcentaje se eleva hasta un 12%. Lo más lamentable de esta situación es que ese rezago podría solucionarse de manera sencilla a través de la tecnología biométrica, como se ha hecho en países con zonas de difícil acceso como India, Guatemala y El Salvador”, afirma el experto.

“El Registro Nacional de Población (Renapo) y el INEGI saben que estas personas están ahí, pero no pueden llevarlos ante el Registro Civil, por eso deben llevar al Registro Civil ante ello, pero de una forma segura, práctica y eficiente. La tecnología es la respuesta a esta necesidad”, agregó.

Loera explicó que hoy en día la tecnología permite capturar la información biográfica y biométrica de una persona sin necesidad de que el dispositivo tenga acceso a internet, por lo que la falta de conectividad no es un problema, ya que éste resguarda los datos de manera cifrada y, una vez que esté en línea, son enviados de manera segura a donde se resguardarán.

Indicó que, para la Cédula Única de Identidad Digital, la propuesta es que las biometrías capturadas sean las huellas dactilares (mínimo seis), el iris, el rostro y, opcionalmente, la voz, ya que no requieren de una actualización constante como otras biometrías y no presentan conflictos en sus algoritmos al momento de identificar a personas de diversas etnias.

“Lo ideal es que se haga un estudio de las posibles complicaciones que pudieran surgir para obtener los datos biométricos de una persona, como alguien con doble amputación de manos, por ejemplo, y se implemente una solución que combinen dos o más biometrías y que, cuando se haga el registro, se documente evidencia de por qué no se capturó todo el paquete. Esta información también será esencial al momento de solicitar la autenticación de una persona”, detalló.

Más que una imposición, una necesidad

Sobre el rechazo de algunos sectores de la sociedad a que la iniciativa sea obligatoria, Loera indicó que más que una imposición, la Cédula Única de Identidad Digital se volverá una necesidad, ya que contar con una identidad digital segura es la única forma de proteger nuestras interacciones en el mundo virtual. “Con la pandemia hemos podido ver como un gran porcentaje de empresas y dependencias gubernamentales se han volcado al mundo digital para seguir ofreciendo sus productos y servicios, pero seguimos dependiendo de contraseñas alfanuméricas y de datos biográficos que son relativamente fáciles de obtener a través de la ingeniería social, por eso se ha incrementado el robo de identidad y los fraudes cibernéticos.

“En la medida que más dependencias y empresas sumen sistemas de seguridad para prevenir estos ilícitos, más será la necesidad de validar las identidades de las personas, y aquí es donde instituciones como Renapo, el INE o la SRE van a tener un papel trascendental, porque será quienes validen si la persona es quien dice ser. Un punto importante que hay que destacar es que estas dependencias no proporcionan información de los ciudadanos a los privados, sólo contestan con un sí o un no al requerimiento de validar la identidad de una persona”, explicó.

Ante la posibilidad de que se incremente la desigualdad social y la marginación si la Cédula Única de Identidad Digital se convierte en un requisito para acceder a programas sociales, Loera recalcó que el registro biométrico de las personas que ya acceden a estos apoyos no sería un problema, ya que están debidamente identificadas y con los dispositivos adecuados se podría concretar el proceso de manera ágil y segura. “El mayor reto son las personas que no están recibiendo ningún tipo de apoyo porque, institucionalmente hablando, no existen. Una iniciativa de esta magnitud tiene como propósito, precisamente, sumarlos a las políticas públicas para seguir avanzando en las metas de inclusión y combate a la pobreza”, recalcó.

Agregó que con un mapeo total de la población mexicana no sólo podrían planearse mejor los presupuestos, sino que se podría llevar a cabo un seguimiento de los recursos distribuidos y del impacto que han tenido en los beneficiados al incorporar soluciones biométricas como ID Social, de Biometría Aplicada.

“Uno de los grandes dolores de nuestro país es la corrupción, y muchos programas sociales son la plataforma perfecta para la fuga de recursos. Con la tecnología biométrica, se puede hacer un mapeo de las personas que requieren determinado apoyo social, ya sea en efectivo o en especie, y crear parámetros para asegurar que primero se atienda a quienes más lo necesitan. Además, el beneficiado validaría, con sus biométricos, la entrega del recurso, y se podría dar seguimiento para verificar que utilizó el apoyo bajo el propósito que se le otorgó y planificar la siguiente entrega, si fuera el caso”, detalló.

¿Qué sucedería si no avanzamos en la creación de una cédula de identidad única?

El experto en identidades digitales recalcó que hoy el avance de la digitalización de la economía exige métodos seguros para validar la identidad en canales digitales tanto de empresas como de gobierno, y un claro ejemplo de ello son los sectores como el de las afores y la banca, que están generando la identidad digital de sus clientes para ofrecerles servicios seguros y personalizados.

Ante ello, “aquella población que no participa en estas iniciativas carecerá de una identidad digital que le permita integrarse a la economía digital, generando así una fractura social entre las personas que participan en una economía digitalizada y aquellas sin acceso a ella. Es preponderante dotar al 100% de la población de una identidad digital que promueva la igualdad de oportunidades y acceso a bienes y servicios sobre canales digitales”, concluyó.