Perfiles Políticos

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  • El México de los militares
  • Por Francisco J. Siller

RedFinancieraMX

Pian pianito, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se va militarizando. Ocurrió con las labores policiales, luego con las aduanas y ahora vienen los puertos del país. Eso sin contar las labores de ingeniería civil, el apoyo a programas sociales, o la vigilancia de las fronteras, entre otras.

Datos oficiales muestran que tanto la Sedena como Marina han desplegado en el país alrededor de 62 mil elementos para hacer frente a las tareas especiales que les ha encargado el presidente, sin contar aquellos que tienen la responsabilidad de mantener la paz en el país. Otros 89 mil 700.

Usar a los militares para cimentar el cambio que pretende López Obrador en la vida nacional, conlleva un riesgo de graves implicaciones para el avance de la vida democrática en el país, con el pretexto de que las autoridades “de antes” eran corruptas. Las de hoy ya no porque la 4T ya las perdonó.

Doce años de campañas presidenciales fallidas llevaron a López Obrador a cobrar un odio “casi Jarocho” a las fuerzas militares. Basó en ello sus tres intentos por llegar a la presidencia y prometió regresar a los militares a sus cuarteles, pero ello no ocurrió.

¿Qué pasa ahora? ¿Dónde está esa metamorfosis?

Dos preguntas más me vienen a la mente: ¿Existe una psicosis de AMLO por un golpe de estado en México? Si es así, entonces la segunda pregunta, lleva implícita la respuesta ¿Quién controle al Ejército, controlará la sucesión presidencial?

Recordemos que fue él mismo quien el año pasado sacó a la luz pública ese asunto dé un golpe de estado. Palabras mañaneras y temas de su discurso que causaron extrañeza entre propios y extraños, que sorprendieron por venir de quien venían.

El asunto parecía olvidado, pero está más vivo que nunca en el psique presidencial.

El 20 de Febrero en el Zócalo, en el día del ejército dijo ante cientos de militares que “doy gracias a los soldados y marinos por no escuchar el canto de las sirenas y dar la espalda a la traición y al golpismo”.

En ese mismo acto el presidente otorgó su perdón al Ejército de los excesos del pasado: “En el juicio histórico que inexorablemente llega o llegará a cada institución o personaje público, el Ejército lleva las de ganar, con todos sus tropiezos, muchos de los cuales fueron originados por cumplir órdenes”.

Por cierto que hoy a siete meses de esas declaraciones, el presidente se encuentra en una encrucijada a la que solo se condujo. Las órdenes de aprehensión giradas contra militares que asegura participaron en la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.

López Obrador esta buscando consolidar su gobierno con las fuerzas castrenses y no en los principios de democracia y libertad que nos han caracterizado en los últimos años. Quizá por ello es que hay que darles todo, poder y dinero y eso podría ser el peor de sus errores.

De ahí que se explique que sean los militares los que se ocupen de las labores de los civiles, abandonando el principio de ser responsables de la defensa de soberanía nacional, si no porqué habrían de desplazar a las instituciones civiles en sus labores.

Esta visto que el actual gobierno ha desplegado más soldados y marinos que los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Pero a diferencia de ellos, los efectivos militares tienen responsabilidad de pacificar, sin enfrentar realmente al crimen organizado.

El primero comenzó con 45 mil efectivos en 2007, para hacer frente a los cárteles de las drogas, cifra que se elevó en 2011 a 52 mil 690. El otro inició el 2013 con el despliegue de 34 mil 529 soldados, y terminó el 2018 empleando a 54 mil 980 efectivos.

Fuerzas armadas fortalecidas con recursos y privilegios políticos que le aseguran al presidente el sostén del régimen. La presencia militar fuera de los cuarteles no tiene precedente en la historia moderna del país. Incluidos los 62 mil relacionados líneas arriba, hoy hay en las calles 151 mil 731 elementos.

Sin embargo la presencia militar en labores de seguridad poco o nada han contribuido en bajar los niveles de violencia y en lo que va de este sexenio se acumulan ya 62 mil 600 homicidios, de acuerdo al Sistema Nacional de Seguridad Pública. Más de los achacados — y machacados— a Calderón y Peña.

Así sigue en el aire: Quien controla el Ejército, controlará la sucesión presidencial…