- Estados ricos vs. Estados pobres
- Por Francisco J. Siller
RedFinancieraMX
No es el coronavirus, ni la crisis económica que viene lo que hace tambalear a la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador, es el riesgo que existe de que el pacto fiscal se lesione mientras el gobierno federal sigue sin atender los reclamos de los gobernadores de Jalisco, Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas
Habrá quien opine que se trata de una embestida de la oposición en su campaña permanente por golpear la figura presidencial. Los gobernadores Enrique Alfaro, Jaime Rodríguez Calderón, Miguel Ángel Riquelme y Francisco García Cabeza de Vaca buscan un trato más justo en el esquema de distribución fiscal.
Las quejas no son nuevas, ni exclusivas del actual gobierno. Quizá ahora se han pronunciado por las nuevas políticas sociales y el aporte de beneficios a estados gobernados por Morena, en contraste con otros, pero que son los más productivos y ricos del país, además de ser los que más empleos producen.
El actual pacto fiscal se deriva de la Ley de Coordinación Fiscal del 27 de diciembre de 1978 (reformada en enero de 2018), que establece que la totalidad de los impuestos federales recaudados por municipios y estados se conecentren en una bolsa común, para luego ser “repartidos” de regreso.
El problema es que para los gobernadores de oposición, ese presupuesto es asignado de forma clientelar a los estados del sureste, sin tomar en cuenta las necesidades de aquellas entidades que son las más productivas al erario y es ahora, cuando se requieren recursos para el combate de la pandemia, no hay respuesta a sus pedidos de apoyo.
Los gobernadores Enrique Alfaro (Jalisco) y Jaime Rodríguez Calderón (Nuevo Leon), quienes encabezan la corriente contra el pacto fiscal, aseguran tener listo el camino legal y fiscal para retirarse de ese mecanismo, aún cuando reconocen que ello no es deseable, pues se requiere de establecer un nuevo compromiso.
Además habría que tomar en cuenta que a Jalisco, Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, podrían unirse Chihuahua, Baja California Sur, Durango, Nuevo León, Guanajuato, Aguascalientes y Querétaro, donde es claro que hay mucho en contra del gobierno centralista de López Obrador.
Cuando, José López Portillo promovió la ley fiscal para dotar de recursos al gobierno federal, pudo ser de utilidad, pero a cuarenta años de distancia, las reglas no deben quedarse inamovibles, como todo, debe adecuarse a la actual realidad nacional y no se debe actuar con la simple visión dual del blanco y negro.
Por lo que la Ley de Coordinacion fiscal establece, puede haber entidades que participen o no del Sistema Nacional de Coordinación Fiscal y cualquiera de las entidades pueden renunciar a su participación, previa aprobación de sus congresos y enterar en cambio los llamados impuestos especiales.
En ese sentido, el inciso 5o. de la fracción XXIX, del artículo 73 constitucional, es el que establece dichos impuestos especiales y que se refieren al uso de ja energía eléctrica, producción y consumo de tabacos, gasolina, explotación forestal, producción de aguamiel y producción y consumo de cerveza.
En en caso de que los estados más ricos del país se retiren del pacto, podrían abrir un hueco mayor que el que cause la crisis económica, pues al combinarse con el decrecimiento económico vaticinado, la baja en la recaudación del ISR y el IVA, los programas sociales y los proyectos emblematicos de AMLO, serían seriamente golpeados.
El gobierno federal no ha entendido la preocupación de los gobernadores por las carencias para enfrentar el contagio masivo del COVID-19, y de proteger la economía de sus respectivas entidades, el empleo y el bienestar de las familias. Que la doble crisis que viene, pueda ser remontada en el menor tiempo y con el menor daño.
Como hacerle entender al presidente López Obrador de la necesidad de lograr un Pacto de unidad nacional, para que México salga adelante con el esfuerzo de todos. Unidad, no ruptura. Los mexicanos no queremos un gobierno que siga aplicando esa política del avestruz que lo ha caracterizado ante los problemas nacionales.
No puede seguir pensando que la epidemia del coronavirus “le vino como anillo al dedo”, porque eso deja en un segundo plano al narcotráfico, la violencia, el desempleo y otros tantos aspectos que afectan al país y que no han sido atendidos en los 17 meses del actual gobierno.