- El miedo a enfrentar la realidad y romper esquemas de confort
- Por Emiliano Carrillo Carrasco
RedFinancieraMX
Si entendemos las causas adecuadamente, dice, podremos disminuir la tiranía de sus efectos, aunque no podamos ciertamente anularlos. Son energías naturales a disposición de quien sepa educarlas. Para Spinoza, una pasión sólo puede ser educada por otra pasión más fuerte todavía, que para él consistía en la «ciencia intuitiva» o amor Dei intelectuales, un conocimiento de la «energía del existir» presente en las cosas singulares. Conviene explicar que el miedo produce un triple estrechamiento de la conciencia: Corporal: Sólo se experimenta el cuerpo como una vivencia opresiva. A esto hacen referencia las palabras «angustia» y «congoja», que indican angostamiento, imposibilidad de respirar con amplitud. Psicológica: El mundo sólo se ve como un lugar de amenazas. Se impone un sistema equivocado de interpretación, que percibe estímulos neutros como peligrosos. El miedo dispara los mecanismos de huida. Los sentimientos están directamente relacionados con la acción. Como todos los sentimientos, el miedo tiene una estructura narrativa. Por eso conviene describirlo contando historias, y por eso los escritores son una fuente indispensable para estudiarlo. Sobre todo porque muchos de ellos han encontrado en la escritura un modo de defenderse de sus terrores íntimos. No hablan, pues, de oídas, sino por propia experiencia. Hemingway, por ejemplo, con su cuidada figura de aventurero intrépido, intentó conjurar su miedo a tener miedo. Se tiranizó a sí mismo. Para liberarse de un sentimiento de menosprecio que acabó por sumirle en una depresión de la que no se salvó. Durante toda su vida se sometió a demandas Inalcanzables, se obligó a realizar proezas extraordinarias, que constantemente despreciaba. Almenas eso dice M. Yelmo en su estudio psiquiátrico del escritor (Archives of General Psychiatry, 1971,24).
Además, como en la depresión, se da una visión en túnel, una esclavitud de la atención, que está siempre pendiente de la amenaza. Conductual: Todas las energías se concentran en un único objetivo: estar en alerta máxima, presto a huir, o realizar los rituales que liberan momentáneamente de la angustia. Esta engañosa eficacia los hace especialmente peligrosos. El miedo es una emoción individual pero contagiosa, o sea, social. Una de las ventajas de la vida en grupo es que las respuestas de miedo evolucionan para convertirse en señales de alarma ante las cuales pueden reaccionar los otros miembros del grupo. Los mecanismos del poder oligárquico de continuar detentando los grandes negocios a cambio de la explotación laboral sin alternativas de una mejor calidad de vida a los grandes capitales tolerados por los gobiernos. Por ejemplo el valor del capital humano de los jóvenes de 15 a 25 años de la edad laboral por el gobierno saliente de Felipe calderón y su reforma laboral pactada en el entrante gobierno de Enrique Peña Nieto (20212-2018 y la puntilla al poder financiero el tema de la reforma laboral. La guerra de poderes de inversión a la oligarquía en dos grupos que están con los anteriores presidentes y el que esta con el actual presidente AMLO.
El miedo de contraer el virus se suma el impacto de los cambios en nuestra vida cotidiana para contener y frenar la propagación de contagios a miles de personas que sufren a la incapacidad de poder solventar esta enfermedad que ha propiciado caos y temor ,su situación económica precaria de la población sin alternativas de tener un ingreso extra e inclusive perder su trabajo , hoy miles de jóvenes desertan a la educación la falta de ingresos de sus padres al no poder pagar los estudios de sus hijos e inclusive trabajar medios tiempos para algún ingreso al hogar ,la atención de los jóvenes de 18 a 25 alos de edad productiva a su valor agregado desesperanzado. Las desafiantes realidades como la profundización de la pobreza, el desempleo, los aumentos en los índices de violencia intrafamiliar, la exacerbación delas desigualdades, el distanciamiento físico, el trabajo ,inclusive una realidad la prostitución estudiantil y la educación de los niños desde el hogar, la ansiedad por conseguir suficiente alimentación, así como la falta de contacto físico con los seres queridos y amigos, deterioran aún más el estado de ánimo de su realidad de indefensión y las emociones de las personas. El miedo dispara los mecanismos de huida. Los sentimientos están directamente relacionados con la acción. Como todos los sentimientos, el miedo tiene una estructura narrativa. Por eso conviene describirlo contando historias, y por eso los escritores son una fuente indispensable para estudiarlo. Sobre todo porque muchos de ellos han encontrado en la escritura un modo de defenderse de sus terrores íntimos. No hablan, pues, de oídas, sino por propia experiencia. Hemingway, por ejemplo, con su cuidada figura de aventurero intrépido, intentó conjurar su miedo a tener miedo. Se tiranizó a sí mismo. Para liberarse de un sentimiento de menosprecio que acabó por sumirle en una depresión de la que no se salvó. Durante toda su vida se sometió a demandas Inalcanzables, se obligó a realizar proezas extraordinarias, que constantemente despreciaba. Almenas eso dice M. Yelmo en su estudio psiquiátrico del escritor (Archives of General Psychiatry, 1971,24).
Las variaciones de la experiencia: Así pues, por muy diferentes que sean, nuestros espantos comparten un esquema común, un argumento compartido, el mismo plata, como dicen los psicólogos anglosajones, a saber: un desencadenante, interpretado como amenaza o peligro, provoca un sentimiento desagradable, de alerta, inquietud y tensión, que suscita deseos de evitación o huida. Los miedos animales comparten esta estructura narrativa, pero el humano añade la variedad y complicación de los desencadenantes. Podemos sentir miedo de casi todo, y tendremos que estudiar este dinamismo expansivo y contagioso. Mejor sería decir «corruptor», porque el miedo lo es. Poroso, el que provoca el miedo, corrompe, y debe ser tratado como un corruptor. Corrompe las relaciones, los sentimientos, las situaciones, la integridad, el Yo. Poroso el miedo se expande como una enfermedad. A Simona de Boudoir le sacaba de quicio que Sartre diera propinas excesivas en los restaurantes. «Necesito que el camarero me mire bien», se excusaba Sartre. « ¡Pero si no le vas a volver a ver!», argüía su irritada y sensata pareja.
El razonamiento era inútil, porque en el comportamiento de Sartre actuaban profundas demandas. «Contralo oscuro, fracasa el Yo», escribió Rilke. Y los miedos con mucha frecuencia proceden de lo oscuro. Kafka, que va a ser un conmovedor compañero en este libro, comienza su Carta al padre con una afirmación terrible: «Hace poco me preguntaste por qué decía que te tenía miedo. Como de costumbre, no supe qué contestarte, en parte, precisamente, por el miedo que me das, y en parte porque son demasiados los detalles que fundamentan ese miedo, muchos más de los que podrían coordinar a medias mientras hablo. Su magnitud excede en mucho tanto mi memoria como mi entendimiento». Es, precisamente, la admiración que el pequeño Kafka sentía por su padre lo que confiere a éste su poder destructivo. Miedos individuales y miedos colectivos. La psicología de las multitudes nos dice que Las masas son muy influenciables, y describe el carácter absoluto de sus juicios, la rapidez de los contagios emocionales, el debilitamiento o la pérdida del espíritu crítico, la desaparición del sentido de la responsabilidad personal, la subestimación o la exageración de la fuerza del adversario, su aptitud para pasar repentinamente del horror al entusiasmo y de las aclamaciones a las amenazas de muerte. LOS PARTIDOS POLÍTICOS UN BOTÍN DE INTERESE} S Y SUS PRERROGATIVAS A LAS CAMPAÑAS. https://fb.watch/5aM8mAH2Iw/