Péndulo Político

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  • La disyuntiva de los lobos alfa en los estados con AMLO
  • Por Dr. Emiliano Carrillo Carrasco

RedFinancieraMX

“El pragmatismo es una filosofía superficial, propia de un país inmaduro. Pero a veces, esta afirmación adquiere el sentido contrario cuando· Oponerse al pragmatismo equivaldría a oponerse a la forma democrática de vida. Russell. En particular, no hay razón para que un fascista no sea pragmatista, en el sentido de concordar con mucho de lo que Dewey dijo acerca de la naturaleza de la verdad, el conocimiento, la racionalidad y la moralidad. En todos esos temas, Nietzsche se hubiera alineado con Dewey. Contra Platón y Kant. Si hubieran discutido, el único desacuerdo sustancial entre Nietzsche y Dewey habría sido acerca del valor de las ideas igualitarias, de la idea de hermandad
Humana y, por ende, acerca del valor de la democracia.” RICHARD RORTY ¿ESPERANZA O CONOCIMIENTO? Los utopistas-(IDEALISTAS) políticos dejan a un lado tanto las cuestiones referentes a la voluntad de Dios como las referentes a la naturaleza del hombre, y sueñan con crear una forma de sociedad hasta entonces desconocida.

Los Cambios de la clase dirigente y la clase política se van adaptando a los cambios históricos que van transformando a la sociedad. Es decir, si en una sociedad aparece una nueva fuente de riqueza, si aumenta la importancia práctica del saber, si la antigua religión declina o nace una nueva, si se difunde una nueva corriente de ideas, tienen lugar al mismo tiempo fuertes cambios en la clase dirigente.
La clase política va de la mano de los cambios que se van produciendo, y si no es capaz de adaptarse surgirían revueltas y el surgimiento de expresiones de las masas. La superación de la pobreza no depende del protagonismo asistencial del Estado con sus formas bifronte “temor y asistencialismo” o de los precios de las materias primas, sino de políticas dirigidas a la educación, producción, el conocimiento y el desarrollo de tecnología.

Las sociedades que superan períodos de crueldades masivas y conflicto generalizado, son frecuentes las profundas sospechas, los resentimientos y las enemistades. La conducta humana establecerá una regla de conducta de ataque y denostación al gobierno o al partido en el gobierno ante sus inacciones de poder público y grandes segmentos desprotegidos por esa conducta de simulación, de gandalla y de acumulación de riqueza.
la teoría del caos a una focalización de un hecho venidero.

Casi siempre estas divisiones perduran en la etapa post-conflicto y generan el potencial para el retorno a la violencia y la recurrencia de las violaciones de los derechos humanos. Esto resulta ser particularmente cierto en los casos en que los conflictos asumen una dimensión de identidad donde categorías tales como la religión, la lengua, la raza, o la etnicidad han sido utilizadas para sembrarla división y justificar las violaciones de los derechos humanos. Estas divisiones no desaparecen mágicamente bajo un nuevo orden democrático ni tampoco sanan necesariamente con el paso del tiempo.

En algunos casos, la aritmética electoral de la democracia puede exacerbar dichas divisiones cuando otorgan todo el poder político a un grupo de elite y el nuevo grupo de la clase dominante que ha adjudicado el poder democrático a través del mandato de las masas. Así dejan vulnerable y marginado a un grupo minoritario, herido pero no de muerte ante un sistema de poderes político-económico; que permite acciones de esas minorías una nueva actitud de poder reposicionarse a través de acciones económicas y de focalización global de la esperanza.

Para superar las divisiones se requiere un acuerdo constitucional que ofrezca la protección y la seguridad adecuadas a los grupos vulnerables. Los líderes, tanto dentro como fuera del gobierno, tendrán que tomar medidas proactivas para demostrar que la democracia está al servicio de todos los ciudadanos, que la paz reporta dividendos sustanciales para todos y que la diversidad puede ser una fuente de fortaleza más que de conflicto.

Si la reconciliación ha de ser aceptada, no puede reducirse a ignorar el pasado, negando el sufrimiento de las víctimas” de un estado sin paternalismo y explotación de la pobreza como medio de control; bifronte o subordinando la exigencia de la rendición de cuentas y la reparación a una noción artificial de unidad nacional. La justicia transicional mira tanto hacia el futuro como hacia el pasado. Una de las razones críticas por las cuales enfrentamos los abusos del pasado “muertes de nacionales y emigrantes por mafias de narcotráfico o de explotación humana en el comercio de la prostitución y delincuencia a esa impunidad institucionalizada por la corrupción” es la de garantizar que no se repitan, tal como se refleja a una serie de comisiones de verdad pero sin sustento humano y de sensibilidad.

La libertad y la justicia por siempre a una utopía del sello de la corrupción e impunidad del esquema del estado y a su insensibilidad. Sin embargo, el compromiso con la prevención no es la única justificación para enfrentar dicho pasado, ya que un enfoque instrumental de las atrocidades siempre estaría subordinando a la reivindicación de los derechos de las víctimas y a sus derechos humanos; y pone en tela de juicio si dicho enfoque pondría en peligro las perspectivas de paz.
Lo anterior, no se puede definir en términos de derecho y de ética, sino que además, serviría de incentivo para que los perpetradores y tiranos interesados en evadir su responsabilidad, obstaculizaran los procesos de paz .de justicia social y pobreza, el eje de la desigualdad social de una elite encumbrada por el poder mismo y viciada.

Manejo del dominio de un grupo ALFA: Otro factor de riesgo significativo que sirve para pronosticar el comienzo o la reanudación del conflicto es la medida en que un grupo homogéneo, ya sea de caciques, tenga la voluntad y la capacidad de monopolizar el poder político y económico. Estas situaciones pueden verse exacerbadas incluso por ciertos sistemas democráticos que le otorgan el poder a las mayorías sin un sistema apropiado de frenos y contrapesos. Las comisiones de la verdad pueden ayudar a crear conciencia nacional con respecto a las inseguridades, la marginalización y la victimización de las minorías, así como brindar propuestas de políticas para asegurar que los derechos de éstas se hallen debidamente protegidos al ser escuchados y atendidos. Puede darles la seguridad de que la mayoría los reconoce como ciudadanos portadores de derechos.

(*) Doctor en Ciencias Jurídicas