Obras del Museo Kaluz, representan el amor como sentimiento universal

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  • Una ruta para disfrutar hoy de la cultura y la amistad

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El amor y la amistad también se celebran desde el arte y la cultura. Ya sea romántico o fraternal, el amor ha sido uno de los grandes impulsores de la creación artística plasmada en novelas, melodías, esculturas o pinturas.

Vienen a nuestra memoria incontables escenas de serenatas, intercambios amorosos, que tienen como trasfondo balcones y ventanas, una banca en un parque, una calle desierta, la intimidad de una recámara, o el retrato del ser amado.

El Museo Kaluz que alberga obras representativas de la Colección Kaluz, cuenta con varios ejemplos pictóricos que retratan las diversas expresiones del amor. En el marco del Día de San Valentín te compartimos la descripción de algunas de las pinturas, cuya inspiración es el amor, un sentimiento universal.

El romance de los enamorados encuentra su cauce a través de piezas como Los novios de Raúl Anguiano, en la que una pareja se encuentra sentada sobre una banca y el hombre sostiene cariñosamente la mano de la mujer, mirándose fijamente.

Otra obra representativa es el autorretrato de Ángel Zárraga con su mujer Jeannette, la persona siempre presente y una constante en la mente del pintor, o Pareja de José Chávez Morado, nos brinda una mirada íntima del abrazo sensual de una mujer y un hombre desnudos.

“La idealización de un ser querido se manifiesta en múltiples ocasiones a partir del retrato. Este género suele enfatizar las aspiraciones del individuo, desde su lugar social hasta la manera en que la o el retratado busque ser percibido. No obstante, también fue un excelente medio para recordarlo, cristalizar un recuerdo que trascendiera la vida de la propia persona”, comenta Alan Rojas, coordinador de Exposiciones y Museografía del Museo Kaluz.

Asimismo, el retrato también nos permite apreciar otras formas de cariño, como el materno o el filial; tales son los casos de Tohtli, de Manuela Ballester y el autorretrato de Juan Soriano con su hermana Marta. En el primero, Manuela retrató magistralmente a su hijo Tohtli, un niño de mirada inquisitiva que sostiene una lupa y delata una personalidad retraída que habita en un mundo propio. En el segundo, el pintor y escultor Juan Soriano se representó a sí mismo sosteniendo afectuosamente las manos de su hermana, quien en reiteradas ocasiones reconoció como uno de los grandes apoyos de su vida y fue un recurrente sujeto de estudio.

Como vemos, el amor en todas sus formas ha sido y continúa siendo uno de los tópicos preferidos del arte en todas sus expresiones, porque apela a la propia condición humana de sentir y transmitir afecto.