Nuevo líder del Imperio norteamericano en aras de mayor expansión

0
27
  • Por María Manuela de la Rosa A.

RedFinanciera

Hacer grande a Norteamérica es el slogan que ha promovido Donald Trump durante sus dos campañas presidenciales en las que ha salido vencedor. Hacer grande a los Estados Unidos para Trump es ampliar sus fronteras y aprovechando las debilidades externas apropiarse de Groelandia y Canadá, lo cual ha anunciado ya después de la renuncia del primer ministro canadiense Justin Trudeau.

Tal vez porque los astros le han favorecido: primero por la debilidad mostrada por su contrincante, el presidente Joe Biden, quien se ha visto cada vez más afectado de salud; pero también por su cada vez menos participación e influencia en el ámbito internacional; así como por la inestabilidad económica y la baja en el poder adquisitivo que los norteamericanos han tenido que parecer durante su mandato; la ayuda a Ucrania que no todos los norteamericanos ven con agrado; el grave problema del fentanilo, que ha causado la muerte de millones, sólo en el 2022 casi un millón y medio murieron por sobredosis, siendo la primera causa de muerte y cuyo control ha sido imposible para la administración Biden; aunado a esto, la gran crisis de migrantes que han invadido los Estados Unidos, aunque este es un problema global, que casualmente parece fomentarse por parte de grandes intereses transnacionales para diluir las fronteras, la cultura y la estabilidad, sobre todo de los países occidentales más ricos del mundo.

 

 

Para estos problemas Trump ha ofrecido solución, aunque no ha especificado cual será la ruta; sin embargo, sus afirmaciones han atraído al electorado que ya buscaba un cambio de rumbo, pero sobre todo ha despertado ese anhelo que lo volvió una potencia, el hacer grande a los Estados Unidos, que tras la II Guerra Mundial se convirtió en una superpotencia.

 

Donald Trump tiene proyectos en mano que para el electorado fueron decisivos:

 

En primer lugar ha prometido combatir la inmigración ilegal con la mayor deportación masiva de la historia echando mano de la Guardia Nacional, así como de la Policía Nacional, seleccionando en todo caso a los extranjeros que acepte para ingresar al país, que serían en su mayoría gente con una cierta preparación, trabajadores especializados, profesionistas, pero con limitaciones estrictas para musulmanes, así como para personas con una ideología que pudiera afectar la estabilidad social de los EEUU, como extremistas radicales, personas con ideas marxistas, de extrema izquierda, o líderes religiosos fundamentalistas.

 

Un punto que le ganó el favor de las comunidades cristianas fue su posición en contra de aborto, por lo que se espera que se prohíba el aborto a nivel nacional considerando que desde su misma concepción, un feto es ya un ser humano y la plataforma republicana afirma que debe tener las garantías del debido proceso en virtud de la cláusula de protección igualitaria de la 14ª Enmienda constitucional. Cabe señalar que en los EEUU actualmente se practican más de un millón de abortos cada año, que considerando este razonamiento científico, legalmente  estamos hablando del asesinato de niños  por decisión de su propia madre.

 

Un tema que ha agradado a ricos, pobres y a la clase media es la promesa de bajar los impuestos, aunque sus políticas fiscales se inclinan más por los más ricos y las grandes corporaciones,  ofreciendo bajar la tasa de 21% al 15%, todo lo contrario al aumento que impuso Joe Biden; pero además, en su proyecto está exentar de impuesto a las propinas, las horas extras y los salarios de la Seguridad Social, apoyando a las personas de la tercera edad y no afectaría ninguno de los programas sociales, además de promover la construcción de viviendas mediante la reducción de regulaciones. Y también ha prometido bajar las tarifas de los servicios públicos.

 

A fin de apoyar la producción interna, ha propuesto la imposición de aranceles entre el 10% y 20% sobre productos extranjeros, fomentando el consumo interno, con una política orientada más al fomento de la economía doméstica, contraria totalmente a la globalización que ya ha alcanzado un alto nivel de penetración mundial.

 

Respecto a la agenda de equidad, ésta va encaminada más bien a reducir el énfasis social basado en la diversidad y es probable que pida al Congreso reconocer sólo dos géneros al nacer, de acuerdo a la ciencia de la biología y de la naturaleza de la anatomía humana.

 

Respecto a los órganos del estado, buscará reducir el aparato burocrático y las regulaciones en todos los sectores, con lo que habrá menos necesidad de personal, aunque en este ámbito es probable que tenga que enfrentar problemas legales por parte de los funcionarios que también cuentan con derechos laborales adquiridos. Con esta medida pretende disminuir el gasto federal, considerando que si bien el Congreso tiene la facultad de establecer un techo al presupuesto, el ejecutivo tendría entonces que poner el piso, esto es, decidir si gastar o no y qué tanto menos.

 

Un tema que ha prendido las alertas es el que la Reserva Federal, una entidad independiente que fija las tasas de interés y regula la economía financiera, debería estar sujeta a un mayor poder presidencial, por lo que de hacerse realidad, traería grandes consecuencias al sistema económico y monetario no sólo de Estados Unidos, sino del mundo, ya que la moneda para transacciones internacionales en el mercado de valores es precisamente el dólar americano.

 

Respecto a la política de educación, pretende eliminar los programas de diversidad en todos los niveles, pero también eliminar a los docentes marxistas que han generado polarización y odio por medio de ideologías de izquierda, que según Trump, se han infiltrado en las universidades y ya controlan la educación superior; pero asimismo propone se reduzcan las matrículas e incluso se hagan gratuitas y que las universidades sean apolíticas, evitando así extremismos que sólo han llevado a la violencia.

 

Como para Trump el cambio climático es un engaño, se muestra a favor de la utilización de todos los medios tecnológicos, ya sea que utilicen la combustión de materiales fósiles o las limpias, pero quitando los subsidios a los vehículos eléctricos.

 

Respecto a su política de seguridad nacional ha prometido expandir al ejército, proteger el gasto del Pentágono de las medidas de austeridad y para fortalecer la defensa propone un nuevo escudo antimisiles, idea tomada de la administración Reagan durante la Guerra Fría. Además, Trump dice que puede poner fin a la guerra de Rusia en Ucrania y a la guerra entre Israel y Hamás, pero no dice cómo.  Señala que impondrá la “paz a través de la fuerza”, por lo que es muy probable que el presupuesto de defensa no sólo se mantenga, sino que aumente.

 

El sueño de Trump para hacer grande a Estados Unidos es por demás ambicioso y estriba en que el país se convierta en una superpotencia inimaginable de 21’307,263 km2 de superficie total, esto es 19% más grande que Rusia, el país más grande del mundo; 55% más grande que China, la gran potencia económica. Pero no sólo eso, sino que sería el país con las mayores reservas de agua del planeta. Sin lugar a dudas una ambición que va más allá de lo imaginado por Alejandro Magno, Napoleón o Hitler, mientras que Rusia se encuentra enfrascada en una guerra por el territorio de Ucrania para expandir más sus dominios, con un alto costo; China trata de protegerse de las medidas arancelarias y expandir más su comercio; Trump pretende hacerlo por la vía comercial y política. Locura o idea visionaria. La realidad es que si bien es un proyecto que para él parecería lógico, su viabilidad es poco probable. El despertar del imperio británico esta por verse y los europeos podrían unirse a favor de Dinamarca en la defensa de Groelandia, que si bien ha pretendido la independencia, las millonarias ayudas del reino son un incentivo muy fuerte como para despreciar su dependencia de Dinamarca.

 

En nuestra siguiente entrega analizaremos con mayor amplitud el caso de Groelandia y Canadá.