Los muchos nombres de México, la ciudad de la “gente roja”

0
75
  • Por Norma L. Vázquez Alanís/ Primera parte

RedFinancieraMX

De nueva cuenta el hablar suave y armonioso de la historiadora ecuatoriana radicada en México, Alicia Albornoz, inundó el ciberespacio donde se dan cita cada semana los miembros de la Academia Nacional de Historia y Geografía para alimentar la mente y el espíritu, con la segunda parte de su ponencia “Los nombres de la Ciudad de México”.

La maestra en Humanidades, escritora, historiadora y poeta hizo un breve repaso sobre lo tratado dos meses antes en la primera parte de su conferencia, cuando “charlamos de la manera diferente de pensar de los pueblos de América y de que en cada una de las lenguas de lo que hoy es el territorio mexicano, el nombre de la ciudad de México es distinto”, dijo.

Los nombres hablan en imágenes, la imagen proviene del espíritu y nos da una evocación -continuó la ponente-; muchos de los nombres hacen alusión a las plantas que existen ahí, otros nos hablan de la gente que habita los lugares y hacen mención de los colores, por ejemplo. Otros pueblos llamaron a los habitantes de Tenochtitlan “la gente roja” por el color de su piel parecido al ocre.

Albornoz sostuvo que la mayoría de los nombres de la Ciudad de México son cósmicos, porque en Tenochtitlan está la verticalidad de la piedra y hay que recordar que los nombres son metáforas. México es el ombligo de la Luna y tiene que ver con la sacralidad de la creación, pues los macehuales que llegaron a México-Tenochtitlan tenían una cosmovisión basada en la dualidad Sol y Luna.

Aunque México tiene muchos nombres dependiendo del pueblo y lengua que lo designe, todos tienen una relación con la vida; es el lugar de la culebra, es el águila que derrota a la serpiente, lo espiritual que vence a lo material. A diferencia de lo que sucede en otros países, la Ciudad de México recibe un nombre distinto dado por cada pueblo autóctono, precisó Albornoz. En las lenguas indígenas, que son poéticas, se pueden decir muchas cosas al mismo tiempo.

Más adelante, la maestra Albornoz citó que Motolinía y Torquemada aseguraban que Anáhuac era el nombre de todo el territorio conquistado, mientras que otros cronistas señalaron que el nombre original era Tenochtitlan y que luego cambió a México y más tarde se convirtió en México-Tenochtitlan.

El antropólogo y lingüista italiano Gutierre Tibón fue el primero en investigar sobre la etimología de Tenochtitlan; ‘tenoch’ se refiere al nopal y también a la tuna, esta fruta representaba los corazones para el sacrificio, y ‘tlan’ es piedra que atañe al canto que era propio del lugar.

Para la historiadora ecuatoriana, en los nombres de México hay un delirio, hay magia, símbolos, mitos, poesía y metáfora, pero también hay un elemento cósmico porque se vincula con los astros.

Existen dos tipos de nombres para la Ciudad de México: uno, el que le daban sus moradores, y otros, los que por observaciones le daban los visitantes, es decir, la palabra que describe la impresión que le causa al viajero el lugar al que llega, explicó Albornoz, e indicó que son, asimismo, nombres de carácter divino.

La Luna tiene relación con la laguna, por el reflejo que ellos veían de ese astro en el lago; el pensamiento mexica es analógico, expuso, y añadió que algunos historiadores afirman que Tenoch era el nombre original porque significa nopal y tuna, que eran sagrados para ellos; otros aseveran que deriva de Mixtli, el héroe fundador de la ciudad.

También hay divergencias en cuanto al lugar de donde partió la peregrinación; unos estudiosos argumentan que los tenochcas venían de Chicomostoc, pero otros opinan que venían de Aztlán. En Nayarit aún hay un poblado llamado así, sin embargo, las versiones que sugieren la salida de Chicomostoc o ‘Lugar de las siete cuevas’ lo consideran así porque la cueva era también la entrada al cielo… y ahí está la metáfora, expresó Albornoz.

Según la tradición, Mixtli condujo a los peregrinos siguiendo al Sol y fundó la ciudad, y este líder no era otro que Huitzilopochtli o el Sol. No obstante, existe la posibilidad de que haya habido múltiples fundaciones con diversos caudillos, planteó la historiadora Alicia Albornoz.

Se supone que los primerísimos pobladores de Tenochtitlan fueron los otomíes y ellos le dieron otro nombre, pero los historiadores no se han puesto de acuerdo hasta el momento sobre quién fue el creador de la urbe, puntualizó. (Concluirá).