La volatilidad del peso mexicano ha sido considerable

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  • Es la segunda con peor desempeño en lo que va del año con una merma de -8.8%

RedFinanciera

La volatilidad de nuestra moneda en las últimas semanas ha sido considerable.

Al cierre de julio el peso-dólar se ubicó en 18.62 pesos por dólar, colocándose muy por encima de su promedio móvil de 150 días (PM150) en 17.26 pesos por dólar.

Durante el séptimo mes del año, 8 de las 17 divisas de nuestra canasta se apreciaron frente al dólar, siendo el yen japonés la más destacada con una ganancia de 7.3% mes a mes.

El peso mexicano, fue la cuarta moneda que más se depreció frente al dólar (-1.6%), siendo la corona noruega (-2.1%) y el dólar de Nueva Zelanda (-2.3%) las que más perdieron.

Al inicio de la segunda mitad de 2024, todas las monedas de nuestra muestra se han depreciado en comparación del dólar con excepción de la libra esterlina (+1.0%) y el rand sudafricano (+.09%).

Cabe destacar que el desempeño mensual negativo del peso mexicano colocó a la moneda de nuestro país como la segunda divisa con peor desempeño en lo que va del año con -8.8%. La moneda que ha perdido mayor terreno contra el dólar es el real brasileño (-14.0).

En el mercado de futuros de Chicago (CME, por sus siglas en inglés), las apuestas a favor del peso aumentaron a 100 mil el 30 de julio, que se compara con los 84 mil el 25 de junio.

En el lado contrario, el número de contratos cortos en pesos cerraron en 31 mil el 30 de julio. De esta forma, las posiciones netas en el peso fueron 69 mil y se mantuvieron largas por 73 semanas consecutivas, aunque resultan significativamente menores que en meses anteriores.

Al cierre de julio del 2024, el peso mexicano se depreció frente a todas las divisas duras, teniendo pérdidas de –1.6% frente al dólar, -2.9% frente al euro, -0.8% frente al dólar canadiense, -8.8% frente al yen japonés y –3.3% frente a la libra esterlina.

Considerando la información previa, la desviación del peso con respecto al promedio de largo plazo fue de 6.4%, sugiriendo que la moneda mexicana aún se encuentra sobrevalorada, pero es evidente que ha perdido terreno en los meses recientes.

Otras monedas que también se encuentran sobrevaluadas, según esta metodología, son: el peso filipino (11.5%), el sol peruano (7.7%) y la rupia india (7.1%).

Las monedas más subvaluadas son el yen japonés y el real brasileño con -35.9% y -17.0%,
respectivamente.

LAS RAZONES

Los bruscos movimientos originados el pasado fin de semana fueron motivados por dos eventos internacionales que movieron la percepción y en particular impactaron las operaciones especulativas de las monedas emergentes, incluyendo el peso.

Primero, el debilitamiento del carry trade para el peso mexicano ante el incremento de la tasa de interés del Banco de Japón, situación que no había sucedido en décadas, y más importante aún el señalamiento del gobernador de dicho instituto de mantener la trayectoria al alza de las tasas de interés.

En Japón, que resulta un mercado de crédito muy relevante, los inversionistas institucionales, durante años habían pedido prestado a tasas cercanas a cero en yenes, para posteriormente invertirlo en activos considerados de riesgo pero con tasas muy atractivas, como el peso.

Ante la expectativa de mayores tasas de interés en yenes, lo natural es que la tesis de inversión en pesos, o en otros activos como las bolsas de valores se diluya.

En el acumulado de enero a mayo, el carry trade de pedir prestado en dólares e invertir en pesos otorgaba un rendimiento en 2.22%, siendo el mayor para un conjunto de monedas emergentes frente al dólar, sin embargo, tras los recientes episodios de depreciación cambiaria en el peso mexicano, el carry trade de pesos a dólares se volvió negativo en -9.08% en tan solo dos meses.

Al analizar el carry trade entre enero y mayo del peso al yen, el rendimiento era de un espectacular 16.72%, sin embargo al calcularlo al cierre de julio el rendimiento se perdió por completo y también se volvió negativo en -3.83%.

Aparejado a la conducción de la política monetaria de Japón, el reporte de empleo en Estados Unidos que fue inferior a las estimaciones, detonó un nuevo episodio de aversión al riesgo y volatilidad ante temores, en nuestra opinión infundados, de que el principal mercado a nivel mundial se dirige irremediablemente a una recesión.

Estos dos factores incidieron en nuestra moneda, que ya había perdido terreno frente al dólar en el pasado mes de junio, y que se exacerbó en días recientes.

En los siguientes días tendremos la decisión de Banxico, que pareciera estar dividida.

No encontramos suficientes argumentos dado el entorno actual para que la Junta de Gobierno se decante por un recorte, pero es una posibilidad latente.

De hacerlo, podría detonar una mayor depreciación de nuestra moneda, y consideramos que la comunicación del organismo será central.

Hacia los siguientes meses el entorno luce sumamente complejo por cuestiones locales e internacionales.

En el frente local, tenemos la discusión de la agenda legislativa frente al nuevo periodo ordinario en el congreso que pudiera originar cierta volatilidad, y las elecciones presidenciales en Estados Unidos que “pintan” para ser muy polarizadas.

En medio de ello, el paquete económico del 2025 y la consolidación fiscal, así como el tema de Pemex. Todos estos factores incidirán en nuestra moneda.