La costumbre del poder

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  • Cadena de favores
  • Por Gregorio Ortega Molina

RedFinancieraMX

*Habrá más labor legislativa ajena al juego democrático transparente, porque se empeñarán en acortar plazos y hacer rápido lo que demanda tiempo y pausa. Correr ayuda a recorrer la distancia en menos tiempo, lo que de ninguna manera asegura llegar en el momento adecuado y con la aceptación garantizada

El oficio del poder es una cadena de favores singular: tú cierras los ojos mientras yo hago como que estabas en otro lugar; repongo el procedimiento legislativo y me rascas la espalda con cinco diputados que me entregas. Así sucede en todo el mundo, las diferencias son sutiles. Unos convierten los <<acuerdos>> en verdaderos actos de prestidigitación tan bien hechos, que parecen juegos democráticos; otros proceden como Mario Delgado y Martí Batres, porque están motivados por pugnas internas dentro de Morena.

Es la realidad real sobre la realidad imaginada; así actúan porque en su ingenuidad creen que ser mayoría en el Congreso de la Unión les garantiza gobernanza y facilita el inicio del cambio de régimen, pero ¿hacia dónde y cómo? Desde 1997 se ha modificado tanto el ejercicio del poder, que el quehacer político para <<imponer>> gobernabilidad es diferente porque se han creado nuevas reglas del juego.

Lograr aprobación casi automática de modificaciones legales y cambios constitucionales no significa garantía de que las reformas son aceptadas por la sociedad y los grupos de poder, ni de que podrán ser implementadas en los plazos supuestos y requeridos para la regeneración nacional y la refundación de la República en un IV proyecto de nación que demanda algo más que predicar con el ejemplo, pues exige un sacrificio por parte de quienes lo proponen y desean construirlo, en el entendido de que no hay espacio ni respeto ni sustento anímico e institucional para que el presidencialismo metaconstitucional regrese desde el más profundo de los pasados.

Habrá más labor legislativa ajena al juego democrático transparente, porque se empeñarán en acortar plazos y hacer rápido lo que demanda tiempo y pausa. Correr ayuda a recorrer la distancia en menos tiempo, lo que de ninguna manera asegura llegar en el momento adecuado y con la aceptación garantizada.

Pronto, el próximo 1° de diciembre, vence el plazo para aprender que actuar de prisa puede producir error y fracaso. Me pregunto, por ejemplo, ¿cómo operará el nuevo gobierno la seguridad de los jefes de Estado invitados a la toma de posesión de AMLO, sin Estado Mayor Presidencial? Ya es su tiempo, ya es su responsabilidad.

¿Cuánto cuesta a la nación, cuyo nuevo proyecto es austeridad y ahorro, la incertidumbre propiciada por la <<duda>> sobre el NAICM, sobre todo si desean regresar al origen del modelo callista de gobierno, salvo los niveles descomunales de corrupción?

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