La costumbre del poder

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  • El silencio de la familia
  • Por Gregorio Ortega Molina

 

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*Adolfo Ruiz Carrillo (la Gallina) fue enviado por su padre a Roma, para que no diera de qué hablar durante su gobierno, mientras que Mauricio y Rafael Locken Izaguirre se encargaron de llenarse las alforjas, como lo hicieron Fernando Bribiesca, Manuel Godoy y Jorge Alberto Godoy. Oceanografía es el emblema de sus fechorías

En el ejercicio del poder la responsabilidad es unipersonal, llámese al mandamás presidente, soberano, primer ministro. Felipe de Edimburgo siempre un paso atrás de la reina, lo mismo que Margarita, la emblemática hermana de los desaguisados.

Acá, hoy quedó relegada la responsabilidad administrativa y presencial de la esposa del presidente de la República en funciones, pero de ninguna manera desaparecieron, para la familia (hijos, hermanos, primos, tíos), las corresponsabilidades de esos integrantes del Poder Ejecutivo, que no están en el organigrama ni (supuestamente) en la nómina, pero son reflejo fiel de la moral y el comportamiento cívico, civil, político y social de quien encabeza a los López Obrador, López Beltrán y López Gutiérrez.

La virtud más apreciada del entorno familiar del presidente de la República, es el silencio. Lo que diga o deje de decir alguno de los hijos o los hermanos o la esposa, ¿refleja la opinión del patriarca? El pueblo bueno y sabio así lo supone. Su voz y comportamiento en el entorno de sus vivencias unipersonales, lo es también de la imagen del Poder Ejecutivo, aunque legalmente nada signifique. El mexicano sabe y padece de la vida familiar y el modo de expresarse de sus miembros.

La familia de José López Portillo fue motivo de chismes y diretes. Ahí está el episodio del piano de Carmen Romano. Dicen, pero es imposible de constatar, que Gustavo Díaz Ordaz vio con buenos ojos un operativo policiaco que sustrajo a su hijo Alfredo de una discoteca en la Zona Rosa. Los abusos de Raúl Salinas de Gortari alimentaron los rumores de los corrillos políticos, y todos saben que cuidadosos y en silencio, los hermanos de Ernesto Zedillo hicieron su agosto al amparo del poder presidencial.

Hoy José Ramón López Beltrán es el que más presencia en redes y en medios tiene. Sus hechos son fuera de proporción, porque hace lo que nunca hubiera podido hacer de no resultar hijo de un presidente de México; Andrés Manuel López Beltrán es discreto, pero aseguran que cogobierna. Gonzalo Alfonso López Beltrán es absolutamente discreto. Está en lo suyo. ¿Qué decir de Jesús Ernesto?

Adolfo Ruiz Carrillo (la Gallina) fue enviado por su padre a Roma, para que no diera de qué hablar durante su gobierno, mientras que Mauricio y Rafael Locken Izaguirre se encargaron de llenarse las alforjas, como lo hicieron Fernando Bribiesca, Manuel Godoy y Jorge Alberto Godoy. Oceanografía es el emblema de sus fechorías.

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