- ¿Somos un país de leyes?
- Por Gregorio Ortega Molina
RedFinancieraMX
Para no respetar ni aceptar las leyes, ni obedecer la Constitución, recurren a las reformas. Así de simple
¿Somos un país de leyes? ¿Vivimos en un Estado de Derecho? La historia nos muestra que no es así. Ninguna de ambas preguntas puede responderse afirmativamente.
Aquí, en esta nación, son las leyes y el estatuto constitucional los que se adecúan a las necesidades y sueños de los gobernantes, y éstos siempre buscan la manera de reformar lo que haya que modificar, para satisfacer caprichos, ya no digamos las necesidades básicas de la población.
Los que mandan -mucho menos los que obedecemos- nunca hacen el menor esfuerzo por adaptarse a la ley, cumplir con el mandato para el que eligieron desempeñar cargos públicos y administrativos. Siempre prefieren que sea la norma la que se adapte a ellos.
¿Era necesaria la reelección del general Álvaro Obregón, o fue urgente modificar el 130, el 82, el 3°? ¿Puede regresarse al texto original, al proclamado el 5 de febrero de 1917, para -a partir de cero- sólo retocar la que exigen las condiciones en las que ahora vivimos? Es tarea de especialistas, de doctores en derecho constitucional, como Diego Valadés.
Las fichas de Wikipedia, cuya última fecha de actualización desconozco, indican: “Hasta la fecha se han realizado veintisiete enmiendas a la Constitución de los Estados Unidos. Las primeras diez fueron ratificadas simultáneamente y son conocidas como la Carta de Derechos. Libertad de culto, de expresión, de prensa, petición y de reunión”.
De esta nación leemos: “La Constitución vigente ha tenido casi 700 reformas que han modificado el texto original, algo natural si se reflexiona sobre las necesidades que se plantearon en el México de 1917 y las que se necesitan en el México actual. De los 136 artículos contenidos en el texto original, sólo 22 se mantienen intactos”.
En cuanto a la sede del Imperio Británico, nos enteran que “Desde la Revolución de 1688, la piedra angular de la Constitución británica ha sido tradicionalmente la doctrina de la soberanía parlamentaria, según la cual los estatutos que se aprueban por el Parlamento son la fuente suprema y última de su ley (la del Reino Unido). De ello se desprende que el Parlamento puede cambiar la constitución simplemente cuando se aprueban nuevas leyes. Existe cierto debate sobre si este principio sigue siendo plenamente válido hoy en día, en parte debido a la pertenencia del mismo Reino Unido a la Unión Europea”.
El Brexit está a la vuelta de la esquina, así es que esa prevención desaparece.
En lo personal, y para convertirnos en respetuosos de la ley y dejar de lado esa actitud de intocables que sólo favorece a la impunidad, creo que debe convocarse a un Congreso Constituyente, dotar a los mexicanos de una nueva ley fundamental, que norme el cambio de modelo político, porque la presidencia imperial que quieren traer de regreso, no da para más. Pienso en el presidencialismo parlamentario como la esencia de una auténtica 4T, una renovación nacional para dar vuelta a la página. ¿Querrán? ¿Podrán?
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