- Perdieron a los niños
- Priva el instinto básico sobre la dignidad humana
- Por Gregorio Ortega Molina
RedFinancieraMX
Regresamos a la Edad Media. Los hechos son similares, sólo cambia la ubicación geográfica de la Tierra Prometida. Obtener leche y miel no exige fe absoluta en Dios, sino estar dispuesto a un trabajo esclavo más severo que al que destinaron a la humanidad cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso.
La llamada interior no difiere mucho… las palabras pueden ser distintas, pero el mensaje es el mismo: caminar al lugar de salvación. El alimento de la fe es sustituido por esa necesidad de refugio ante la violencia, el hambre, la trata que los echan en brazos del racismo más elemental, cruel y cruento. En Estados Unidos también escurre sangre.
El miércoles 19 de septiembre último The New York Times da cuenta de que la administración de Donaldo Trump perdió el rastro de mil 500 niños inmigrantes que entraron ilegalmente al país durante este año, que fueron entregados a familiares u otros adultos como tutores.
¿Qué ocurrió con los menores de La Cruzada de los niños? Ficción e historia se muestran irreconciliables en cuanto a su destino, lo único cierto es que jamás regresaron a sus familias, a su país, a su iglesia… quizá los transformaron en esclavos, o eunucos o ejemplos, para que nunca más se les ocurriera la recuperación de Tierra Santa.
El horror que oscurece la promesa de futuro, que borra a niños como deshacerse de una molestia que no ha de ser tolerada. La raza es primero.
Puntualiza la información: “De los 11 mil 254 menores que el Departamento de Salud y Servicios Humanos ha entregado a tutores en lo que va del año, se desconoce el paradero de mil 488; las cifras son las que el subcomité de investigaciones de Seguridad Nacional del Senado entregó al Congreso esta semana. Se basan en el resultado de llamadas de seguimiento hechas entre abril y junio”.
Se ha publicitado tanto el sistema de familias de acogida o tutores, que nos obliga a pensar que efectivamente sólo se perdió el contacto oficial con esos niños que fueron separados de sus padres o llegaron solos en busca de ellos, pero también todos sabemos que esos seres humanos los reciben porque con ellos llega un dinero que les garantiza el gobierno estadounidense, que no precisamente se destina al bienestar de los acogidos en esos hogares, donde priva el instinto básico sobre la dignidad humana.