La biblioteca de Arcadia

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  • La novela ‘Quijote’ de Rushdie, “visión esperpéntica” del país de Trump
  • Por Norma L. Vázquez Alanís

RedFinanciera

El fentanilo, esa droga de efecto letal y cuya propagación expansiva principalmente entre los jóvenes ha propiciado su satanización global, es uno de los protagonistas de la novela Quijote del escritor británico-estadounidense de origen indio Salman Rushdie, quien de nueva cuenta manifiesta su prosa inteligente y su vívida imaginación, e inspirado por la obra de Miguel de Cervantes retoma la figura del caballero andante para proponer una versión contemporánea donde los libros de caballería son reemplazados por los realities y talk shows que inundan los canales de cable y de televisión abierta del orbe.

Como el malabarista de ideas que es, Rushdie incluye en Quijote (Editorial Seix Barral, Colección Biblioteca Formentor, 528 páginas, México, marzo 2020) la sátira política y social, el diario de un viaje metafísico bastante extraño y un escaparate de los problemas que enfrenta la población del planeta en el siglo XXI, a través de un texto infinitamente cáustico pero alegremente fantasmagórico que permite al lector imaginar cómo sería el famoso hidalgo creado por Cervantes, si viviera sus aventuras en la actualidad.

Con un argumento meta quimérico con demasiados hilos, Rushdie teje una historia que es una auténtica ficción mágica en la búsqueda del amor con todos sus dolores y obstáculos, salpicada de fragmentos de fantasía e intercalando comentarios políticos y sociales en un estilo y vocabulario inimitables, que lo revelan como un escritor inglés joyciano y por tanto de lectura nada fácil; a sus personajes los retrata de forma inteligente y hace una descripción crítica de la sociedad y el mundo actual.

            En Quijote, Rushdie hace una magnífica disección de Estados Unidos, que actualmente parece haber perdido el último tramo hacia la civilización; el autor empuña su pluma como un bisturí y aporta tanto datos como anécdotas para entender la “incultura” que predomina en el pueblo estadounidense, además hace una genial presentación del caos global de este siglo. Con conocimiento profundo y visión general de hechos reales plantea la pregunta al lector: ¿dónde están los límites entre lo real y lo virtual?

            Podría considerarse como una versión moderna de Don Quijote desde una perspectiva actual de alguien que vive en la tradición e intenta hacer que la costumbre sea relevante en un mundo demasiado relajado e inmerso en la tecnología. Quizá se trata de una especie de resurgimiento de la gran obra de Miguel de Cervantes, pero con una adecuación muy particular del autor a la segunda década del nuevo mileno.

Rushdie echa un vistazo a la venta “legal” de drogas en Estados Unidos, introduciéndola en una trama de tráfico de fentanilo y otros opioides a través de un hombre anciano, flaco y alto del que nunca sospecharían las autoridades: Ismail Smile, el Quijote contemporáneo, dedicado a la venta de productos farmacéuticos bajo las órdenes de su primo empresario y multimillonario, el doctor R. K. Smile, que si bien lo pone en un camino abonado para el descenso a los infiernos, le permite también la redención y salvación a través del amor, porque obsesionado con la telerrealidad, se enamora platónicamente de una de las estrellas de la pantalla chica que consume esa sustancia.

            El escritor nacido en Bombay aborda en esta novela las hipocresías humanas de quienes eligen la superficialidad en vez de la profundidad y aprovecha para hablar de Twitter, de la inmigración, de la comunidad india de Atlanta, de la industria farmacéutica, los programas televisivos de citas amorosas, así como respecto a lo ordinario y vulgar, lo exhibicionista y estúpido que manda en la sociedad actual llena de redes sociales y publicidad. El tono acusador y hasta sarcástico de esta obra de Rushdie se relaciona con otras en las que ya había analizado a la sociedad estadounidense.

Un escritor siempre polémico

Esta novela de Rushdie ha dividido a la crítica, pues mientras unos piensan que está en plena decadencia o necesita un descanso, otros la consideran obra de un narrador magistral que hace uno de los homenajes a la literatura de ciencia-ficción más imaginativos y hermosos que se haya leído en los últimos tiempos.

            Así, el especialista en Teoría de la Literatura y articulista en el diario español ABC, Iván Cerdán Bermúdez, opina que la obra de Cervantes no necesita en absoluto a Rushdie e indica que las andanzas de este hombre más cercano a la locura que la entelequia no termina de cuajar. Aunque Rushdie es hábil en la escritura, ésta se le escapa por diferentes lugares en los que no llega a tener consistencia, en una trama que en muchos momentos resulta insustancial, por lo cual un recorte a tiempo podría haber conseguido un buen divertimento.

            Para Rafael Narbona, escritor y crítico literario (colaborador de la Revista de Libros), el Quijote de Salman Rushdie puede leerse como una visión esperpéntica del Estados Unidos de Trump, donde se grita para esconder el miedo y se insulta porque se ha perdido la destreza de argumentar, y aunque no es la mejor novela del autor es una parábola que reproduce escrupulosamente la atmósfera del tiempo actual dominada por la lógica del absurdo y la hegemonía de lo público.

A juicio del diario británico The Guardian, la novela de Rushdie es una nueva versión de Don Quijote en la que el autor trata de replicar el gesto del español, así como la obra de 1605 era una sátira de las novelas de caballería, esta traza una parodia de Estados Unidos en el gobierno de Trump; sin embargo, escrita en clave satírica y cruzada de referencias pop, la obra no convence porque “Rushdie se hinchó con la cultura basura que pretendía criticar”.

            Rushdie intenta un Quijote contemporáneo en clave comedia y, según los comentarios de la crítica especializada, el resultado tiene poca gracia, pues al parecer en las últimas décadas la imaginación de Rushdie perdió altura, y a decir de algunos críticos, el autor viene en franca caída libre; Quijote es un remolino de parodia tan frágil que sus bordes afilados nunca llegan a cortar profundamente.

En el lado opuesto Toni Montesinos, escritor y crítico literario (revista Qué Leer) afirma que el Quijote de Rushdie puede leerse de muchas maneras: como una versión moderna del homónimo de Cervantes, como un novela picaresca, como una crítica del populismo de Trump, como una aventura de carretera, como un retrato de la sociedad estadounidense, como una sátira de los programas basura de la televisión de aquel país, como una novela sobre la propia novela o como un alegato contra el racismo, y asegura que es una gran reinterpretación del Quijote cervantino porque también tiene infinitas lecturas.

Rushdie desarrolla en su argumento metaficticio un rendido homenaje a la genialidad creativa del Quijote y deja al lector reflexiones cada vez más interesantes a medida que sus personajes se destruyen, pues así podrá decidir si está más loco el Quijote o el resto de personajes con turbios secretos que ocultar, pues son unos farsantes detrás de su imagen exitosa y triunfalista.

            A su vez, el filólogo y politólogo español Francisco Martínez Hidalgo expone que en su novela Quijote, Salman Rushdie se une a la tendencia literaria en que la fantasía y la ciencia-ficción se encuentran con la metaliteratura para diseccionar y criticar el devenir de la contemporaneidad; aunque quizás no sea una novela para los amantes de estos géneros, sí es capaz de engancharlos con una perspectiva terriblemente original e imaginativa, es una novela libertina, atrevida, artísticamente orientada a la yugular de los tiempos que corren. Su matriz es Cervantes y su obra magna, pero al avanzar en la lectura se hallan otras referencias literarias y cinematográficas mezcladas con la habilidad del maestro Rushdie.

            En opinión de la periodista y editora colombiana María Paulina Ortiz, en Quijote Salman Rushdie se atreve a echar mano de la “madre de todas las novelas” y propone una versión contemporánea, una particular relectura del clásico en un texto divertido e intenso acerca de una telerrealidad que, como en La rosa púrpura del Cairo, de Woody Allen, vuelve al espectador parte del espectáculo. En sus páginas desfilan la epidemia de los opiáceos, las sectas conspiranoicas, las nuevas derechas e izquierdas y párrafos similares a profecías nostradámicas; la obra muestra la capacidad de Rushdie de juntar universos, de exponer su conocimiento y respeto por la obra de Cervantes, considera que Quijote es una buena y sarcástica disección de un mundo que convirtió el exhibicionismo y el voyerismo en moneda de cambio.

            Ya quedará en cada lector determinar si esta novela de Rushdie les parece genial o mediocre.