La Biblioteca de Arcadia

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  • El dolor como fuente de energía, en la novela Piñata de cartón
  • Por Norma L. Vázquez Alanís

RedFinancieraMX

Piñata de cartón es el título de la segunda entrega de la ‘Tetralogía del dolor’, del joven escritor Aureliano Castillo León, una obra que está llena de sorpresas y de situaciones inesperadas, pero intuidas por el lector avezado, y que culminan en un desenlace imprevisto.

El autor muestra en esta novela la aversión hacia el individuo desconocido, el odio (¿o temor?) al diferente, al tolerante, al que razona, al que piensa y no se deja llevar ni por el instinto visceral ni por la hipocresía, la mentira o la falsedad.

El lector está en un espacio sin tiempo donde los personajes pasean libremente por su pasado y por experiencias vividas a través de constantes flash backs, para ubicarlo en un contexto que le permite tener una amplia visión de los personajes.

Aureliano Castillo León es un transgresor del establishment, pues presenta a chicos en la pubertad o primera fase de la adolescencia que despiertan a la sensualidad a través de un ideal femenino encarnado en su maestra, quien está convencida de que debe ser un puente -¿sexual?- para que ellos pasen de la infancia a la mocedad.

En Piñata de cartón (Primera edición, México, 2020, publicación independiente de Nátura y Ficción-Libros, 167 páginas) Aureliano Castillo León hace un análisis psicofilosófico del dolor como fuente generadora de energía positiva o negativa; de ese dolor que quizá ya no se siente en el cuerpo, pero que se acumula en la mente y en el alma.

Los personajes centrales son dos niños, Adalberto y Víctor, y la joven Mía, cuyas historias pretéritas tienen en común la soledad: Víctor con una imagen femenina distorsionada y Adalberto sin noción alguna por ser huérfano de madre, si bien su padre es amoroso y protector. El pasado de Mía, marcado por su padrastro.

Sorprende la doble personalidad de Mía, una agradable y dulce maestra de primaria que se transforma en iniciadora sexual de sus alumnos, quienes apenas descubren las sensaciones de deseo en su cuerpo que experimenta el cambio trascendental de niño a adolescente.

Adalberto y Víctor ya no sienten el dolor. Uno, por su ferviente afán de ser aceptado por la sociedad que lo considera diferente, lo cual él sabía desde los tres años cuando el psicólogo había dicho a sus padres que su caso no era muy agudo, pero que tenían que estar conscientes de su condición. Y el otro, porque la violencia descomunal le ha obligado a dominar ese sentimiento refugiándose en las profundidades de su mente, donde sin embargo el dolor se acumula y le exige salir de su cuerpo, reproducirse, transmitirse, encontrar un nuevo vehículo para multiplicarse como un virus.

El de Aureliano Castillo León es un texto que va más allá de la ficción porque, como si se tratara de un ensayo, escudriña en los recovecos de la mente humana varios sentimientos como el dolor, el odio, la dignidad y el deseo sexual.

Así, es una novela que muestra en toda su crudeza la realidad de la vida cotidiana; a partir del prólogo el lector no puede separarse del libro sin que su pensamiento vuelva una y otra vez a la historia para imaginar qué pasará con el desarrollo de la trama.

El recurso del narrador omnisciente, combinado con las voces de los protagonistas, da una gran agilidad y fluidez a la lectura de una novela que inicia con el final y termina con el principio… la muerte.

Con un manejo impecable del idioma -nunca una palabra de más, nunca un calificativo, nunca un juicio-, Castillo León expone ante el lector el grado de crueldad al que pueden llegar los humanos, contrastado con la nobleza de otros cuantos que pueblan el planeta, y la indiferencia que los ciega ante el sufrimiento ajeno; por eso aquel lunes, cuando Adalberto yace en el suelo y se está muriendo, nadie se da cuenta.

Al término del relato, queda en el lector reflexionar acerca de si cada uno de los personajes centrales gozaba su dolor sin saberlo plenamente, porque ya formaba parte integral de su esencia.

Lo que seguramente sí sucederá, es que para los lectores de esta novela las piñatas no volverán a ser motivo de regocijo.

Post Scriptum

Aureliano Castillo León (Xalapa, Veracruz, 1989) es maestro en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como actor y traductor de doblaje, profesor de actuación, director de teatro y guionista cinematográfico. Escribe cuento y teatro desde muy joven y hasta el momento tiene publicadas cuatro novelas que han sido traducidas al inglés.