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  • ¿Y si se le aparece el fantasma de la rebelión?
  • Por Francisco Rodríguez

RedFinancieraMX

Atolondrado, vaga por las carreteras y los aeropuertos del país con la absoluta seguridad de que al llegar a cualquier centro de población más o menos respetable, de Tijuana a Mérida, se encontrará con una manifestación de descontento, tantas que ya alcanzan niveles de preocupación por su seguridad en todos los ámbitos.

Además, desde analistas hasta comentaristas de radio y televisión extranjera hacen cera y pabilo de sus dislates. México está en medio. Los standoperos se dan vuelo, los caricaturistas hacen su agosto. El país espera los ramalazos que vendrán con los cobros a sus ocurrencias anticonstitucionales y anormales.

Ya alcanzó a decir en esas “mañaneras” que se han convertido en un referente obligado de la sorna internacional, que Benito Juárez estuvo casado con Carmen Romero Rubio, la que en realidad fue esposa de Don Porfirio, o que el salario mínimo ya alcanza para mucho más que en el régimen neoliberal.

Se le salió decir que si en el pasado reciente el salario de los trabajadores alcanzaba para comprar cincuenta kilos de tortillas, “ahora alcanza para más: se pueden comprar diez kilos!‎”. No son lapsus linguae, es la estructura mental de un dirigente que se la pasó en la chorcha durante todos los años escolares, y nos engañó con la verdad: el nulo coeficiente intelectual para separar la realidad de la mentira.

Los agravios a la economía popular no cesan 

‎Analistas y comentaristas de la radio y la televisión extranjeras hacen cera y pabilo de sus dislates. Standoperos y caricaturistas hacen su agosto de la triste y atormentada figura. México está en medio sufriendo, a la espera del cobro de todas las facturas que vendrán próximamente por las ocurrencias anticonstitucionales y antinaturales.

Pero él sigue vagando por los caminos del país, pateando el bote, gastando suelas, creyendo que su presencia les gana adeptos a sus impresentables candidatos a todos los puestos de representación popular. Convencido de que enardece multitudes con sus verbos desatinados. Lo único que hace es amasar un descontento que cada día adquiere tintes de linchamiento.

‎De Yucatán a Sonora, el país es un hervidero de descontento. Quieren seriedad y cumplimiento de promesas hechas al viento. Quieren que pague por todos los desaguisados que ha provocado. Quieren cobrarse en las urnas lo que tendrán que pagar de sus bolsillos.

Son cantidades inmensas, cercanas a los dos billones de pesos, pagaderos casi de inmediato, que se necesitan para comer y para sortear las imprudencias que el genocidio de la Administración causó al querer atajar la pandemia con estampitas y rezos de charlatán menor. Los agravios a la economía popular no cesan. Los tambores de la reelección tampoco.

Provoca motines alrededor de sus camionetas blindadas 

Se han juntado el infantilismo de izquierda con la pésima aplicación de los tiempos políticos, una mancuerna insoportable para un pueblo acostumbrado a la convivencia pacífica, a la gobernabilidad y a la estabilidad nacional.

Podría afirmarse que el fantasma de Palacio Nacional va a la provincia a eludir, a esquivar sus graves responsabilidades, mientras deja a su secretario particular al mando de todas las tormentas. Finalmente, piensa, ya habrá una “mañanera” para explicar o tratar de hacerlo sus “otros datos”, normalmente divorciados de la realidad, esa su feroz enemiga.

Pero no puede decirse que conozca al país, a pesar de haberlo recorrido decenas de veces, porque hasta la fecha no conoce la relación estrecha y obvia entre las cadenas agroindustriales, económicas y productivas que enlazan las regiones geográficas. Él va a lo suyo: a los antojitos locales y a la elusión de la prensa. Sin saber que los motines que provoca alrededor de sus camionetas blindadas están a punto de lograr sus propósitos.

El egocentrismo prevalece en todas sus decisiones 

Como parte de su voluntarismo ortodoxo tiene una peculiar visión del país, una visión de viajero superficial y con ingredientes caprichosos. Las explicaciones estructurales brillan por su ausencia y el país es conducido, bueno, es un decir, con grandes dosis de ocurrencias al canto, siempre al modo de latencias de enfermo.

No puede decirse de él que sea un estadista, ni un reformador social, ni un gran transformador de las realidades de miseria que nos circundan en un país abismalmente desigual que no se lo merecía.

Es un vividor autóctono, de perfil rural, formado en las fantasías locales de supervivencia, sin una idea integral de nación, ni de compromiso público. El egocentrismo prevalece en todas sus decisiones, desde que dios amanece, hasta que se mete a la cama con sus grandes cuatachos de la infancia.

No hay en él una mínima idea de la prospectiva, del desarrollo nacional, de los métodos para conseguirlo, de la ubicación de México en el mundo. La pura moralina administrativa jamás ha cambiado la faz de un país, cualquiera que éste sea. El credo de “no robar, no mentir, no traicionar” lo ha violado miles de veces, la mayoría en detrimento de la economía y de la estabilidad nacional.

Todo cae sobre la población a la que no respeta 

El “primero los pobres” se ha convertido en un artero bumerang que amenaza todos los días la supervivencia, precisamente, de los pobres a los que se refiere. Sin empleos, sin educación, sin certeza, no hay condiciones para atajar la pobreza, si acaso para incrementarla. “La honestidad valiente”, es un escudo para los fanáticos que aún creen que la luna es de queso.

La lealtad, elevada al sitio de la lambisconería de sus ayudantes y colaboradores opera como un veneno letal para el dirigente. Se ha hecho de la vacunación un genocidio, y de la militarización creciente del territorio, un gorilato de ignorantes. Como la corrupción sólo es de los neoliberales, él llena de canonjías y estipendios a los empresarios más representativos de esa creencia.

Entre sus familiares y sus círculos de aduladores, la corrupción no existe, y si se llega a comprobar, no se llama así, son donaciones para la causa de una transformación que sólo existe en los discursos, ante micrófonos en despoblado, ante chairos que sólo saben aplaudir, los que no se han dado cuenta del precio que tendrá que pagarse dentro de poco, y de los precios que ya se están pagando en gasolinazos y tarifazos que no cesan. Todo cae sobre la población a la que no respeta.

En todos los centros de poder le perdieron la confianza 

Su desconocimiento y desprecio por la ley es realmente preocupante. Su distancia del funcionamiento real de las estructuras administrativas abona una ignorancia letal. Es un gabinete fantasma, de un solo hombrecillo. Su país es el de Peter Pan. En todos los centros de poder se burlan de él, ya le perdieron la confianza, no creen en sus palabras.

Somos ya, en 27 meses de falacias un rancho grande, aislado y despótico. Él vaga errante y desconfiado entre los mares procelosos, propiedad exclusiva de los grandes tiburones. Ha fracaso el régimen de la Cuarta Corrupción.

México está ya aquejado de una enfermedad terminal de miseria, recesión, inflación, devaluación y hambre generalizada. Y esto tiende a complicarse, a menos que el elector decida este seis de junio darle una patada a sus ambiciones reeleccionistas.

Si antes, en las turbamultas de esos mítines provincianos, no aparece el fantasma real, el del linchamiento, el de la rebelión.

¿No cree usted?

Índice Flamígero: A propósito de rebeliones… ¿Recuerda usted aquel spot de Andrés Manuel López Obrador, allá por 2016, en el que hablaba de una revuelta aquí en el rancho grande, usando para ello el título de una de las obras de George Orwell?: “Se pasan, usan dinero para comprar lealtades, engañan, compran votos, trafican con la pobreza de la gente. Por eso pueden postular a una vaca o a un burro y gana la vaca o el burro; son lo mismo, fulanos y menganos, puercos y cochinos, cerdos y marranos, pero pronto, muy pronto, habrá una rebelión en la granja, pacífica, y se acabará con la corrupción y la violencia”. Cualquier parecido hoy con la actualidad de Morena no es mera coincidencia, repito: no es mera coincidencia.

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