Índice Político

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  • La ambición rompió el saco… y los inversionistas se van del país
  • Por Francisco Rodríguez

RedFinancieraMX

La compulsión al poder de los anodinos los aleja de los mortales. La adicción del mentecato lo hace fantasear con una supuesta cercanía a los dioses. Cuando la disposición compulsiva al poder y al dinero ajeno incuba al nuevo prócer, la persona ya no es la misma, está poseída por una rara inclinación. ‎Son demoledores y fatuos.

El rechazo de la ciudadanía a los políticos de esa estofa es la consecuencia directa. A pesar de la complicidad de los medios, a cambio de publicidad y elogios, la gente percibe que está siendo gobernada por tipos vulgares, sin ética ni grandeza, que siempre anteponen sus intereses al bien común.

México es el ejemplo de la farsantocracia. No hay ni puede haber otro país que nos supere en éste y otros renglones de lo abyecto. La creencia en la buena fe de los empoderados es sustituida por un virus letal, un agente extraño difícil de destruir. La mancuerna por el peor de los mundos posibles nos señala que ya hemos tenido suficiente de esa amarga medicina.

Nuevos empresarios, los hijines del “caudillo” 

El disparate es consustancial en esas circunstancias. Ahí tienen ustedes a los orondos y satisfechos neo empresarios hijines del “caudillo” inaugurando la chocolatería “Rocío” en pleno centro histórico de la Ciudad de México, en un hotel de lujo y a unos cuantos pasos de donde se instaló la República Española en el exilio. La última bocanada de oxígeno contra la dictadura franquista.

No sé si sea por ignorancia o por burla. El hecho es que ahí están, disfrutando con sorna inaudita de bienes producto de las negociaciones fraudulentas con líderes petroleros, con moches obtenidos a cambio de la impunidad y de los favores del gobierno, extendiendo grotescamente el producto de sus triquiñuelas.

No se sabe tampoco por qué excluyeron al benjamín de la familia, el adolescente Gutiérrez Müller, de los beneficios del negocio. Desde ahí, suena a vendetta todo intento de siquiera encubrir los desaseos con el patrimonio popular.

Han hecho de la Nación un ubérrimo negocio 

El aborrecimiento de la población es inocultable. Pero ellos creen que los treinta millones de votos que se les otorgaron dan para uso y para más.

Los chairos los convierten de inmediato en los héroes de la gleba. Nadie es mejor que ellos, los que vengan tendrán que ajustarse a sus estilos. Porque de no hacerlo, profetizan, sobrevendrá el caos incontenible, la ruina, el infierno de todos tan temido, el mismo aquelarre que está sobre nosotros.

Son los artífices de la vacuidad. Les molesta que alguien les eche a perder el tinglado circense. Ellos sólo necesitan a los aplaudidores del merolico. Prefieren la comodidad. Si para eso es preciso robar, engañar y traicionar, eso es lo de menos. Han hecho de la Nación un ubérrimo negocio, con más cabezas que las hidras mitológicas.

Parece que tienen en sus nóminas a todos los loros de la carpa, pues cada uno tiene un precio más conocido que cualquier menú cárnico del congal. Todo se encuentra tasado desde tiempos inmemoriales, capitalistas, conservadores y neoliberales. Ellos sólo repiten afanosos las recetas del éxito obsesivo. Saben que se encuentran protegidos e inmunes… al menos por ahora.

Irrupción de los saqueadores de las riquezas populares 

A darle que es mole de olla. A destrozar mientras haya algo mal acomodado, mientras exista cualquier truhan y traidor a la patria que necesite la protección del poder para no caer en las bartolinas, para no ir a dar con sus huesos a cualquier reclusorio de mala muerte. Para eso están, para cumplir incondicionalmente.

Cada día que pasa nos convencemos de que la gran transformación no ha sido el éxito de la democracia, ni la expansión del desarrollo, ni el avance tecnológico, ni el triunfo de la cruzada contra el hambre de la población, ni el triunfo del Estado de Bienestar, sino la irrupción de los mediocres, de los saqueadores viles de las riquezas populares.

Los mediocres y los zánganos se unen y organizan para imponer su ley. La inteligencia y la virtud han sido desalojadas de los palacios y oficinas públicas. Desde ahora imperan la vulgaridad, la falta de dignidad y decoro, el egoísmo, la mentira, el miedo y el odio. Los peores enemigos de cualquier supuesta transformación.

¡A darle que es mole de olla!, grito de estos apaches 

Nadie los comprende, y menos los entiende. El revoltijo de Culiacán los encueró ante el mundo, si el mundo aún no se había dado cuenta de sus miserias. La vergüenza internacional ha caído como lápida sobre sus naturalezas, llenando de oprobio el paso de los mamarrachos por este país, tan sufrido y menesteroso.

El negacionismo y el cinismo son las materias obligatorias. No hay un ápice de buen gusto sobre la rapiña desenfrenada. Tampoco lo hay sobre el avasallamiento de los haberes, sobre la expoliación de lo que tanto trabajo costó construir a todas las generaciones de mexicanos. ¡A darle que es mole de olla!, es el grito de estos apaches de pacotilla.

Adiós energías limpias. Permanecen carbón y combustóleo 

Lo peor es que arrastran a la economía del país. Hoy no hay medicinas, pronto no habrá inversiones, y mañana, ni comida. La hierba amenaza con no crecer bajo las plantas de estos hunos de huarache de llanta.

Cuatro grandes inversionistas internacionales del sector energético han puesto en duda su permanencia en México. Se trata de Blackstone, Actis, Mitsui y GE Gas Power, todos con empresas de renovables, de energías limpias.

El abrupto cambio de reglas que impuso el gobiernito modo Tepetitán para garantizar el combustóleo, el carbón de Armando Guadiana y las energías contaminantes de Petróleos Mexicanos y de la Comisión Federal de Electricidad, los lleva a decidir retirarse del país. Como ellos, hay una larga fila que nos puede dejar en los huesitos.

Moralina diaria que encubre su vocación por el arrase 

Los empresarios nacionales, los serios, no los que hacen su fortuna a base de las prebendas del gobierno, están desconcertados y amenazados por las “mañaneras” del pontífice de rancho, del que exhibe una moralina diaria que encubre su auténtica vocación por el arrase del campo fértil.

Sus hijines están más que pendientes para caer sobre las pobres humanidades de quien se encuentre en problemas, para sacar raja, para deturpar, para sobornar, para chantajear a mansalva. Sus hijines son ya una mezcla de jinetes del apocalipsis, plagas de Egipto y coronavirus chupadores que están al acecho de lo que esté presto para devorar.

Y así no se puede. Es más, nunca se ha podido. Changos viejos no aprenden maromas nuevas. Y esos mecates están a punto de romperse.

¿No cree usted?  

Índice Flamígero: Ya son varios los señalamientos de presuntos casos de corrupción generados durante el gobierno del presidente López Obrador: 1) Triangulación de dinero de Conade… 2) Las casas de Manuel Bartlett… 3) El exdelegado Carlos Lomelí y sus negocios en el sector salud… 4) El IMSS compra a Levanting Global Servicios empresa sancionada… 5) Los negocios del hijo de Manuel Bartlett con el IMSS… 6) La casa de campaña de AMLO… 7) Hermano de titular de la SFP, acusado de proselitismo con programas sociales… 8) El gobierno prefiere las adjudicaciones directas… entre otras.

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