Índice Político

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  • AMLO es quien nos divide, nos polariza
  • Por Francisco Rodríguez

RedFinancieraMX

Ofende al sentido común la serie de zarandajas que se dicen respecto de la condición estructural del país: mientras el Banco de México opina que durante el presente año el producto interno bruto bajará más que en 2019 y que la inflación será mayor, lo que dibuja un paraje de estancamiento y recesión, el Caudillo sigue con el retintín ilusorio que no hay más allá del tronido de sus chicharrones.

Esa necedad, por cierto demagógica y falsa de que “aquí poderoso caballero ya no es don dinero” y esa otra de que el poder político debe someter al poder económico, es basura producto de inconsciencia, hambre de poder, corrupción y supina ignorancia, sobre todo en un país asentado y construido sobre las bases de participación de la economía mixta.

El país no está polarizado en lo político. Si alguna vez, hace meses, lo estuvo, fue porque los mexicanos quisieron dividir hasta por la mitad su intención de voto, en busca de otra opción más sensata. Ya vimos que no: sólo el 30 y pico por ciento del padrón votó en el 2018 por Morena, aunque se empeñen en decir que fue más de la mitad de los electores, falso.

Con el 30 por ciento de los votos se ha querido erigir y establecer para siempre un pensamiento único, monocorde, un afán absolutista de mando dictatorial que no aceptará jamás equivocarse, porque hay quienes siguen atizando esa farsa de apoyo popular de un tercio para convertirla en mayoría absoluta. Nada más falso, reitero.

A diario atenta contra la estabilidad y contra la gobernabilidad

El populismo demagógico es el que amenaza dividir por mitades la opinión política de los mexicanos. En la cruda realidad se ha comprobado el rechazo absoluto de la sociedad pensante a los afanes despóticos del nuevo o viejo régimen, según usted quiera verlo.

Las cifras son contundentes, hasta en las encuestas pagadas que ya no saben cómo esconder la mano y los grandes recursos recibidos del gobierno. Hay noventa y tres mil millones de pesos en la caja chica del polarizador que deben ser investigados hasta dónde tope.‎ Con cinco millones de votos en favor de Morena, que es lo que queda, no se pude construir una forma desastrosa de gobierno.

Si la polarización de todo el país no existe, ¿dónde se encuentra el germen de este virus político y económico que atenta contra la estabilidad y contra la gobernabilidad? La respuesta es clara: está en los dicharachos infames de quien tiene el poder casi irrefutable por sus seguidores cuatroteros.

Desinversión por las amenazas desde el SAT y el Poder Judicial

La polarización del país se da solamente en torno de quien manda. Es la necedad simple y llana la que polariza, pero en torno de él, solamente de él. No porque la polarización esté causada por una visión ideológica diferente, no en torno de programas públicos que son exactamente los mismos fallidos de siempre, sino por la manera de esgrimir argumentos insensatos que sólo generan incertidumbre y miedo.

El país no está polarizado, el que insiste en polarizar es el que manda. Es la triste y penosa realidad. Al que le conviene este estado de cosas para seguir en el pandero, asustando con el petate del muerto de que el país no tiene otra salida. Y se aferra en seguir alimentando grupos de fanáticos que defienden sus posturas por un hecho innegable: la necesidad, el hambre, la desesperación de esas formaciones anodinas.

A base de sandeces, cada vez son más los mexicanos productivos que se niegan a invertir, por las amenazas y las medidas que desde el Poder Judicial y administrativo pueden tomarse contra sus iniciativas de creación de empleos, fortalecimiento del mercado interno y elevación de la productividad.

Porque el país de un solo hombre sólo existe en su cabeza, más dura que una piedra de moler chile, envanecida por la posibilidad de que cualquier imprecación, cualquier bravata, cualquier lanzada, puede mover al SAT y a todos los mecanismos de poder en contra del patrimonio personal de todo aquél que trate de enfrentarse a sus caprichos.

La iniciativa privada no regresará en lo que resta del sexenio

‎La iniciativa privada está muerta. Ya ni falta la esquela de defunción para confirmarlo. Si, tradicionalmente, de cada diez pesos invertidos para el desarrollo, siete corresponden a lo que puede aportar la empresa y el emprendedor privado, desde ahora pude sostenerse con el mayor grado de certeza, que esto ya no tiene remedio.

La iniciativa privada no regresará en lo que resta del sexenio fatídico a una sola de las convocatorias de inversión. Gracias a él, al mandatario, al empleado público de los mexicanos que se dedica diariamente a polarizar a la población. No porque el país esté polarizado, sino porque el que polariza tiene los instrumentos para castigar a quien lo haga o no lo haga, dependiendo del momento.

El PIB descenderá fatalmente; la inflación repuntará como nunca

El producto interno bruto del país ha sufrido la peor asonada, desde que se tiene memoria estadística. La inflación repuntará a niveles nunca vistos, porque no hay nada más caro que lo que no se puede o no se quiere comprar. No hay país más quebrado que aquél que no tiene la confianza de la gente para salir adelante.

El producto interno bruto tiende a descender fatalmente a niveles de menos cero y sus dígitos correspondientes, mientras esté en el poder el enemigo sustancial de la innovación, de la seguridad, de la salud, del desarrollo, del progreso. Nadie sabe a qué se refiere cuando masculla sus invectivas. Seguramente se equivocó de país. Y todo por no estudiar.

Hoy prevalecen chantaje, soborno, amenazas, concusión ilegal

Los que están perdidos son los ignorantes que no saben ni a qué le tiran en este panorama de desesperación y de furia ciudadana. No es sólo la frustración de saber que un régimen supuestamente popular haya tomado el camino fácil de rendirse a la delincuencia organizada, no.

Es la absoluta seguridad de que varios de los procedimientos utilizados por los gangs de la droga han sido puestos en práctica para gobernar. El chantaje, el soborno, las amenazas, la concusión ilegal y la falta total de respeto al Estado de Derecho prevaleciente y a todas las normas jurídicas constitucionales han puesto al país en el filo de un torbellino petulante, inaudito, incomprensible.

‎Y en ese terreno pantanoso e ilegal, no hay quien pueda salvarnos. Por un lado, el estancamiento y la inflación y por otro la absoluta seguridad de que quien los provoca es el mismo que amenaza. En el concierto internacional también ya se perdió la confianza en apoyar a un régimen vindicativo, a un mandarín empeñado en el fracaso.

¡Que lo paren!… antes de que sea tarde y esto termine peor

México está solo, en medio de una avalancha de ineptitud que corroe los fundamentos de su vida. Y hay un hombrecito que sigue polarizando, como si tuviera la varita mágica del destino, gracias a su terquedad infantil, causada por no sabemos cuántos problemas de maltrato emocional y psicológico.

El que polariza es un energúmeno de tres al cuarto. Una persona febrilmente empoderada, que cada vez pierde más adeptos, que tira por la borda la confianza, que destruye miserablemente las bases de la identidad nacional.

Alguien o algunos deberán pararlo, antes de que sea tarde y el asunto deba correr a cargo de algún pabellón de la especialidad.

¿No cree usted?

Índice Flamígero: Pero las amenazas y el chantaje todavía le funcionan. Vea si no cuando el gigante de telecomunicaciones América Móvil informó que realizó un pago al Servicio de Administración Tributaria (SAT) por 8 mil 289.9 millones de pesos luego de que la compañía decidió tributar bajo un régimen fiscal distinto. En un comunicado, la empresa de Carlos Slim sostuvo que, aunque a partir del 2014 la Ley de Impuesto Sobre la Renta (ISR) incorporó el Régimen Opcional de Grupo en sustitución del régimen de consolidación fiscal, la compañía optó por abandonar este esquema fiscal a partir de este año. + + + Otros cresos van por ese camino: La familia Torrado ha sido requerida por el mismo SAT a liquidar el pago de impuestos por ingresos en la adquisición de Vips. En total, el SAT está reclamando 3 mil 881 millones de pesos que incluyen actualizaciones, multas y recargos. + + + Y el emporio WalMart, por las mismas, debido también a la venta de su cadena de restaurantes Vips: debe cubrir impuestos por más de 10 mil 500 millones de pesos. Ese monto también incorpora las supuestas diferencias en desembolso de impuestos, actualización, recargos y multas. + + + Mientras, Grupo México de Germán Larrea, también devuelve a la administración de la 4T la controversial mina Pasta de Conchos, para facilitar una nueva búsqueda de los restos de 63 de los 65 mineros fallecidos hace 14 años. + + + Todavía, las amenazas y el chantaje, “la manita de puerco” le funcionan, ¿o no?

Por consiguiente…

 

¡Hasta la copia de la Solidaridad salinista fracasó en la 4T!

No existe un concepto único de marginación social que sea universalmente aceptado. La exclusión social es un proceso, no una condición; por lo tanto, sus fronteras cambian constantemente y quien es excluido o incluido en el grupo de aislamiento puede variar en el transcurso del tiempo. Frente a ello nos encontramos.

Y esto depende del grado de educación, las características demográficas, los prejuicios sociales, las prácticas empresariales y… ¡bingo!: las políticas públicas. La discriminación marginal es un fenómeno vinculado a la estructura antisocial. Sus efectos implican repercusiones de tipo cultural, social, educacional, laboral y económicos, entre otros.

La marginación puede definirse como segregación social, aunque ésta se aplique a planteamientos políticos de discriminación o intolerancia de tipo racial (apartheid), sexual (sexismo, homofobia o transfobia‎), intolerancia religiosa o ideológica (represión política). Con frecuencia trae aparejadas la desconexión territorial y la balcanización.

No es un concepto propio del neoliberalismo, como lo han querido hacer entender. Por lo general supone incapacidad e ignorancia para remediar en la Nación lo que puede y debe hacerse desde el Estado.

La solución nunca han sido los programas sociales o asistencialistas aislados, jamás. Así se hayan querido copiar íntegros desde los nichos ideológicos de la Cuarta Transformación que, para acabarla de regar, lo ha hecho mal. Produciendo una serie de zarandajas públicas que tienen que ver más con la muy probable reelección del Caudillo que con el simple afán de mejorar las condiciones de vida de la colectividad. Hasta en eso se ha fallado.

Índices macroeconómicos, obediencia lacayuna ante el Imperio

‎El salinismo llegó a México como la forma de luchar contra la presencia del Estado en todo el proceso productivo, industrial, agropecuario y de servicios. Básicamente argumentó que la intervención del gobierno del bienestar para beneficio de las mayorías había sido una quimera.

Y como todo el mundo se tragó ese anzuelo, se recortó el gasto público y se estrangularon las prestaciones a las capas más pobres; había llegado la “reconversión económica”‎. fue la bandera fundamental de los neoliberales ante lo que llamaron vacío de futuro.

Como es sabido, la desregulación total, la apertura comercial y financiera indiscriminada y el desmantelamiento del Estado, llevaron a grado de histeria colectiva la privatización de los modelos y de los servicios básicos. Se convirtió en un ícono para la posteridad el cuidado de los índices macroeconómicos que se presumían ante el Imperio, como testimonio real de obediencia lacayuna.

Adelgazar al “Estado obeso” facilitó la acción de transnacionales

Para tener una idea clara del tamaño de las medidas para poder firmar el TLC bajo “el espíritu de Houston”, entre 1982 y 1993 fueron desincorporadas y rematadas 977 entidades paraestatales. El Estado fue reducido a su mínima expresión y sus defensores fueron borrados literalmente del mapa político y social.

Se empeñaron tanto en la loca carrera por reducir al Estado obeso que acabaron configurando un poder público raquítico, sólo con las grandes empresas que después fueron martirizado al presupuesto, como Pemex, Azufrera Panamericana, líneas aéreas con grados extremos de compromiso y poco margen de maniobra.

De 46 cambios legislativos realizados en ese período, 20 afectaron el servicio público, 17 reformaron para empeorar las estructuras paraestatales y nueve incidieron en el espíritu general (para acabar desaparecido el ejido). En su gran mayoría estuvieron dirigidos a facilitar la acción de transnacionales y mercados y eliminar restricciones al libre comercio.

Así se ahondó en la aberrante desigualdad del país. EZLN, pantalla

Sólo sabemos que el escaso dinero obtenido por las desincorporaciones nunca apareció, excepto para algunos pagos de intereses de la deuda. Todo se hizo para obedecer instrucciones de los organismos cúpula del exterior. Todo fue para ajustarse ciegamente a variables que resultaron funestas para el empleo, al costo de abandonar posiciones clave para el desarrollo integral del país y de la defensa de la soberanía.

Empresas telefónicas, aeronáuticas, ferrocarrileras, transportistas, portuarias, eléctricas, turísticas, sanitarias, refresqueras, agroindustriales y cinematográficas, entre otras muchas ramas cayeron en manos de individuos que se enriquecieron bestialmente de la noche a la mañana.

Así se ahondó en la aberrante desigualdad del país, y se llegaron a tocar extremos de descomposición y de lucha frontal contra el aparato estatal, aunque la más conocida –divulgada por ellos mismos– haya sido la luchita del EZLN con rifles de madera, para obedecer la instrucción de Clinton de llevar al poder al felón Ernesto Zedillo.

Reconocido internacionalmente, el programa Solidaridad hizo lo suyo

Sin embargo, la cruda social del salinismo, que había propalado estar a favor de las líneas de masas, llegó en un momento oportuno.

Surgió la idea de Solidaridad, un programa partidista – gubernamental, apoyado en las férreas estructuras de dominación territorial, que quieras o no, tuvo un éxito relativo, al menos para paliar las inconformidades esenciales de la población contra el régimen desmantelador prototipo del neoliberalismo rampante, que no era sino una forma maquillada de entreguismo.

Reconocido internacionalmente, el programa Solidaridad hizo lo suyo: construyó, siempre con apoyo comunitario, puentes, carreteras, hospitales, estadios deportivos, dragó ríos, equipó ciudades enteras en la miseria urbana, rescató regiones marginadas…

…abanderó luchas sociales contra el feminicidio y todo tipo de intolerancias y discriminaciones florecientes al boom del supuesto progreso neoliberal. Alentó y promovió batallas contra las libertades sexuales, y cumplió con su cometido.

Sin apoyo comunitario, sin partido, sin organización… pésima copia

Hoy que quiere copiarse el modelo de Solidaridad, implementando programitas sociales fallidos, como el de los ninis, los arbolitos jamás sembrados y las becas que jamás llegan a su destino, nos damos cuenta, azorados, que el Estado no tiene con qué hacerlos. Una avalancha de ineptitud corroe sus entrañas, se ha apoderado la corrupción de todos los emblemas y el capricho del Caudillo campea en lugar de los recursos que nunca llegarán a su destino.

‎Y, todo lo contrario, a pesar de que el ejército fue desarmado para entregar los enseres de guerra a la Guardia Nacional, también fallida, la Cuarta Transformación se apoya en la milicia para construir a fondo perdido los mugres cuarteles de la Guardia Nacional, y remendar los proyectos quebrados como los de la central megaavionera de Santa Lucía.

El apoyo comunitario brilla por su ausencia, no existe partido político promotor, no hay organización política, no hay objetivos trascendentes, no hay grandes capitanes de obras, no hay recursos, no hay absolutamente nada.

¡Y quisieron copiar y mejorar Solidaridad!

¿No cree usted?

Índice Flamígero: La mayoría de los programas de desarrollo social operados durante la administración de Enrique Peña Nieto y que heredó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no resuelven los problemas públicos para los que fueron creados, advirtió el Índice de Desempeño de los Programas Públicos Federales 2019 (INDEP 2019). El estudio, elaborado por la organización GESOC, apunta que ocho de cada 10 programas sociales del gobierno federal que se operaron en 2018, presentan problemas en el alcance de sus metas, reportan bajos niveles de cobertura o no están en condiciones de resolver los problemas públicos para los que fueron creados. Pese a las deficiencias detectadas, el presupuesto de egresos de 2019 destinó 473 mil 762 millones de pesos, que representa 55.76% del total de los recursos aprobados para desarrollo social en el primer año de gestión de López Obrador.

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