- Los fanáticos de la 4T aplauden la catástrofe que viene
- Por Francisco Rodríguez
RedFinancieraMX
Conozco a algunos profesionistas que a sus clientes dan soluciones a cuentagotas. Médicos, abogados, arquitectos, quienes tratan siempre de aplazar los tratamientos conducentes con la finalidad de que no se acaben los ingresos respectivos. Como en política el que no transa, no avanza, no es poco común que así suceda. En un país de simulaciones, esto es moneda de cuño corriente.
En materia de multitudes, la conformación se vuelve excesivamente emocional e impulsiva, por tanto sugestionable, manipulable, situación que ha sido aprovechada por los caciques populistas para apelar a la religión, la educación, los negocios y la política.
En un coctel de formas simples e imperfectas, el odio se eleva a una nueva forma de credo laico, en contra de las personas que sabiendo pensar y razonar son estigmatizadas como conspiradoras. Cuando se incentivan la amenaza y el miedo como forma de conducta se impide el cambio a la modernidad, el desarrollo social.
El fanático de izquierda o de derecha va de la mano con un perverso intelectualismo de quienes en sus declaraciones creen ser poseedores de la verdad y estar en contacto permanente con el pueblo, al que sólo utilizan en sus campañas políticas.
Es la masa populista de cualquier signo que contradice a los técnicos y discute el diseño y la aplicación de las políticas públicas la que tiene la herencia de los “profanos de la política ” que han metido la mano en la justicia para que ésta falle a su favor y todos desconfíen de su imparcialidad.
La mecánica personal de resolver el sistema de control sobre el pueblo debe ir descubriéndose más, hasta que los fanáticos, que más bien parecen villamelones se den cuenta de que están siendo masa acarreable para liar al Caudillo en mañaneras, giras provincianas, proclamas frente a los agachados y hasta anuncios trimestrales convertidos en informes.
Gobernar para distraer, para engañar, nunca mandar obedeciendo
El Caudillo administra convenientemente los encuentros con grandes yacimientos, menos los hallazgos de fosas comunes. Retrasa su informe hasta que tiene que darlo a conocer para tapar sus dislates. Trata al pueblo con falta supina de respeto, vulnera su dignidad.
Toma las decisiones, actúa o informa, según hierva el caldero, después de medirle el agua a los camotes, para así gobernar al contentillo, al gusto de los enormes empresarios de la oligarquía o según el ánimo de los amlovers, todo, según se presente.
Cordelea a la prensa afable, aprieta o da aire sin tomar en cuenta lo imperioso de la necesidad, sino privilegiando el manejo creíble o más o menos tragable de la encuesta que se publique.
Es el estilo de siempre. Gobernar para distraer, gobernar para engañar, nunca mandar obedeciendo, sino hacernos creer que ganamos cuando perdemos, al fin y al cabo la información sólo es para el oficio de tinieblas de manipular. Es el rostro del populismo desvergonzado, la inverecundia de la política.
Yacimientos petroleros, sí; fosas clandestinas, ni mencionarlas
El Caudillo toma la actitud de engallado, salidor, echado p’alante, triunfador. Renace en su fuero interno el reeleccionista que todo Supremo del rancho grande lleva adentro. Hasta llega a fantasear que no son acarreados, sino espontáneos, voluntarios encantados. Conoce el percal, lo ha recorrido de norte a sur.
Y los amlovers, fanáticos y villamelones ya tienen las matracas, las bolsas del lunch, los altoparlantes indispensables para salir a vociferar a la plaza pública. Demostrar de qué están hechos, para qué sirven, faltaba más. La verdad es otra, se trata de lucrar con la miseria, muy diferente a cualquier visión paranoide.
Y ésa es la historia de los últimos doce meses de política chichimeca. Todo, menos la verdad. Todo, menos aceptar que se está equivocado, aunque para ello tengan que encubrir el número de cadáveres regados por todo el territorio nacional, el número casi infinito de fosas clandestinas, en un país donde todos son felices, muy felices, muy requeté felices… y quieren serlo todavíamás.
Aunque a todo se lo cargue el payaso, él siempre tiene la razón
Aunque el Corredor Transístmico y el Tren Maya, las dos obras icónicas de la Cuarta Transformación, tengan que esperar, toda vez que no responden a las cuentas del gran capitán que ya sacaron en su exclusivo provecho los miembros de ese pequeño club de Slim-Salinas que van a construir las obras nylon. Aquéllas que les dejen más dividendos.
Aunque estemos reventando a la industria petrolera para encubrir los latrocinios de la pandilla presente y de toda la claque de beneficiados con las empresas patito del extranjero. Aunque debamos de invertirle un billón de pesos que, como van las cosas, jamás veremos juntos en el presupuesto nacional.
Aunque para hacerlo sigamos desfondando los fundamentos del Estado mexicano, aunque sigamos reteniendo los dineros para que el campo produzca la comida necesaria, aunque a todo se lo cargue el payaso. Lo primero es tener razón, lo demás no importa nada.
Aunque nunca, en todo lo que falta del sexenio, se vuelva a crecer siquiera al uno por ciento. Total, en los programas de la Cuarta Transformación y de su Caudillo, el objetivo es que el gobierno sea pobre… y el pueblo también. Tenemos que vengarnos y mofarnos de los exitosos, aunque en privado les cantemos loas y nos arrodillemos ante su éxito.
El Caudillo debe tener razón, porque después de él viene el diluvio
Esa es la bandera de la Cuarta Transformación. Ésos son los designios que los amlovers que, como perritos pavlovianos, aplauden frenéticamente, sin saber bien a bien de qué se trata…. o hacia dónde vamos. Todos a pelear por la reelección del Caudillo, aunque el país se sumerja en la noche de la historia.
El Caudillo debe tener razón, porque después de él viene el diluvio.
Los fanáticos dan a entender que no se requiere el concurso ni las ideas de nadie. Para ellos sólo uno tiene la razón. Pobres de todos nosotros.
Invocan a la hambruna, la devaluación, el desempleo y la miseria
La mala noticia para amlovers, fanáticos y villamelones es que cada vez son menos de los que creen. Los millones que ya desertaron de esa claque de la Corte de los Milagros, se fueron porque están convencidos de que prohijaron la corrupción, el nepotismo, la ignorancia y la impudicia.
Los que se quedaron no saben que están invocando la hambruna, la devaluación, el desempleo y la miseria generalizada.
La catástrofe que no tarda en llegar.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Notimex, la agencia de noticias del gobierno –debería ser del Estado– difundió el domingo que en su gira finsemanera más reciente, por Chiapas, Tabasco y Veracruz, López Obrador fue interpelado por los asistentes, quienes le externaban su apoyo para un segundo mandato. En una de esas, AMLO reiteró por enésima ocasión –quizá porque nadie le cree– que respeta el principio de la no reelección, y que por lo tanto, él concluirá su mandato en 2024. Fue en Hidalgotitlán, Veracruz, donde también enumeró los diversos apoyos sociales que su gobierno ha entregado para mejorar las condiciones de vida de los que menos tienen. En ese momento, varias voces del público clamaron al mandatario a que busque la reelección. Sin embargo, López Obrador, dijo varias veces que no, al reafirmar que sus principios son maderistas, y se comprometió a no reelegirse. “No, no va a haber reelección porque yo soy maderista, sufragio efectivo, no reelección. Yo hice el compromiso de nada más estar hasta 2024″, subrayó. “Además, imagínense lo que dirían mis adversarios: ‘¿Cómo va a seguir si ya está chocheando el viejito ese?’ Estoy al 100, pero no es por mi estado de salud, es que debemos de ser respetuosos del principio de la no reelección, tenemos que actuar con democracia, no hay que tenerle mucho apego al poder”, agregó. Incluso, López Obrador hizo un exhorto a respetar el principio democrático de la no reelección, “no hay que tenerle mucho apego al poder”, señaló. El Ejecutivo federal argumentó que el poder debe ser una herramienta de humildad y que sólo puede ser una virtud cuando se pone al servicio de la gente.
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