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  • Financieros huehuenches zopilotean sobre Pemex y la CFE
  • Por Francisco Rodríguez

RedFinancieraMX

Ya nadie guarda el mínimo recato. Desde que las calificadoras gabachas al servicio de los financieros neoyorquinos dieron la orden, los prestanombres locales se mostraron sin pudor: un filántropo huehuenche que responde al nombre de Ernesto O’Farril Santoscoy da un paso adelante y toma el micrófono para empezar la cacería sobre el Estado mexicano.

Dice el infame que es necesario meter a Pemex y a la CFE a la Bolsa de Valores para que los paniaguados de Joseph Marie Córdoba Montoya y de Carlos Slim realicen su proverbial trabajo con las acciones de las empresas estratégicas. Pero también se atreve a exigir la derogación del artículo 25 Constitucional, la joya de la corona que siempre quiso arrebatar el salinismo desde que asomó sus fauces allá por 1980.

Bursatilizar todo. Privatizarlo todo. Nuevamente los prestanombres locales contraatacan: la orden del Imperio chiquito es zopilotear‎ la soberanía de la Nación. Poner en manos de los traidores y de los verdugos históricos el patrimonio colectivo. Lo de siempre, pero con más de lo mismo. La única puerta falsa que conocen. La receta amarga de los indolentes.

Poner a remate la parte más sana de las dos empresas del Estado

El periódico financiero del salinismo le ofrece gentilmente sus mejores espacios. El Grupo Bursamétrica, en voz de O’Farril Santoscoy, descendiente del más rancio linaje de la aristocracia pulquera, dice que la Comisión Federal de Electricidad y Pemex deben regresar a su época de gloria neoliberal.

La fórmula del prestanombres es infalible: poner a remate la parte más sana de las dos empresas del Estado, calcinar las obligaciones populares, y ¡adiós Nicanor!, “porque una propuesta de este tipo les quitaría el peso de las calificadoras y hasta es posible que mejoren”. De ese tamaño es el cuajo del sicario financiero local.

Para hacerlo, explica, sólo es necesario derogar el artículo 25 Constitucional, uno de esos milagros que sobrevivió al embate salinista de los años 80. Así de sencilla es la orden que viene de allá arriba. Sólo se le olvida el mandato popular. Pasa por alto la historia, el coraje, la decisión de conservarnos independientes.

El infame no tiene la más puñetera idea de lo que propone. Es un mandado de los patrones, y debe ser obedecido, todo porque las empresas calificadoras de Nueva York denostaron la capacidad financiera del Estado mexicano. Todo porque no conoce la decisión de salvar las industrias entre los trabajadores y las empresas que quebraron.

El financiero de huarache dice que “un proceso de este tipo ‎puede durar hasta tres años, pero los beneficios son a largo plazo”, muy parecida a aquella promesa de Carlos Salinas de Gortari de llevarnos al primer mundo si desmantelábamos el Estado, si privatizábamos todo, absolutamente todo.

Les estorba el Estado como el conductor del desarrollo nacional

Desde que a principios de los ochenta asolaron al país los rumores catastróficos sobre la enfermedad del SIDA y las bondades del neoliberalismo financiero, las presiones del salinismo – atracomulquismo llegaron para quedarse. Los diputados salinistas, habilitados candidatos en los distritos rurales de Tamaulipas, fueron la punta de lanza.

Manuel Cavazos Lerma, bautizado por Joaquín Hernández Galicia como pitufo tamaulipeco, luchó a brazo partido en la LII Legislatura para borrar el artículo 25 de la Constitución. Les estorbaba que se considerara al Estado como el conductor del desarrollo nacional. Les estorbaba todo lo que impidiera la privatización y el desmantelamiento.

A pesar de sus presiones no pudieron contra la mayoría notoria. El artículo se conservó. Ahora quieren derogarlo. Y son los mismos quienes lo proponen descaradamente desde los cenáculos de los financieros pulqueros.

“Una más justa distribución del ingreso y la riqueza para la libertad”

El artículo 25 Constitucional dice textualmente: “Corresponde al Estado la rectoría del desarrollo nacional para garantizar que éste sea integral y sustentable, que fortalezca la soberanía de la Nación y su régimen democrático y que, mediante el fomento del crecimiento económico y del empleo…

… y una más justa distribución del ingreso y la riqueza permita el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los individuos, grupos y clases sociales, cuya seguridad protege esta Constitución. El Estado planeará, conducirá y orientará la actividad económica nacional y llevará a cabo la regulación y fomento de las actividades que demande el interés general…

… el sector público tendrá a su cargo, de manera exclusiva, las áreas estratégicas que señalan el artículo 28, párrafo cuarto de la Constitución, manteniendo siempre el Gobierno Federal la propiedad y el control sobre los organismos que en su caso establezcan…

… la ley alentara y protegerá la actualidad económica que realicen los particulares y proveerá las condiciones para que el desenvolvimiento del sector privado contribuya al desarrollo económico nacional, en los términos que establece esta Constitución”. Hasta ahí.

Los pitufos se propusieron arrasar con las bases de la Nación

Y como los pitufos no pudieron contra esta decisión histórica del pueblo mexicano, ahora acuden en su auxilio los peleles del sector financiero, los mapaches de siempre, como para recordarnos que al enemigo siempre hay que darle como a las culebras, en la cabeza, para no dejarlas chillando.

Los pitufos se propusieron arrasar con las bases de la Nación, para mejor servir a sus amos financieros neoyorquinos, como no pudieron, desde allá alientan a los aristócratas pulqueros para zopilotear, para arremeter contra la voluntad popular. Se valen como siempre de la prensa infame, obscenamente vendida a sus intereses.

Si pudieran hacerlo, aconsejarían cambiar toda la Constitución, y de una vez por todas, desalojar el país. Porque, oiga usted, eso de proponer que la Comisión Federal de Electricidad y que Pemex sean absorbidas por el Grupo Slim-Salinas es el colmo de ese sarampión nefasto del neoliberalismo.

Que sean juzgados por igual los traidores a la memoria histórica

Parece que ya se les olvidó que él próximo día 21 de este mes los mexicanos acudiremos masivamente a las urnas para decidir juzgar a los presidentillos neoliberales de las tres décadas, a sus contlapaches, esbirros y a los prestanombres locales del imperio chiquito. Parece que quieren olvidar que La Voladora pende sobre sus cogotes.

Debemos añadir en las boletas electorales que sean juzgados por igual todos los traidores a la memoria histórica de este país, que sean juzgados sin clemencia los francotiradores de las finanzas y del narcotráfico que asuelan sin vergüenza ni decoro lo que tanto trabajo ha costado conservar.

¡Duro contra ellos! ¡A la cabeza, de una vez y para siempre!

El pueblo exige respeto y dignidad. Estos mercachifles estorban y hacen demasiado daño. México está en pie de lucha contra los traidores a la patria que nos vio nacer.

¿No cree usted?

Índice Flamígero: Ocho de cada diez mexicanos aprueban la gestión de AMLO. De todos los estratos sociales. De todas las edades. De todos los rincones del país. Tenemos al Presidente de la República más popular de todos los tiempos. Probablemente por personalidad humilde y cortés, con una afectividad calurosa y una sencillez que comunica sinceridad. También debido a acciones concretas respecto a algunos de los principales problemas nacionales, y porque se ocupa de campesinos y pequeños empresarios. Acaso también, debido al cansancio emocional de un pueblo que está obligado a sobornar con afecto a sus gobernantes para que no le quiten lo poco que le viene quedando, y nos libre del abuso eterno de los poderosos. Estadísticamente, no hay pelotero que comience bateando para 500, y mantenga ese promedio. Lo esperable y natural es que la popularidad del Presidente disminuya en los próximos años. Pero la popularidad no es la mejor virtud de un presidente. Ser popular, incluso ser querido o aprobado por la gente, puede no ser un mérito moral. Los hombres más serios, los mejores, muchas veces no han sido populares, y no pocos de ellos han tenido graves conflictos con sectores de poder o de opinión. Pero en política, como en los negocios, la popularidad suele ser muy rentable. Popularidad suele ser equivalente a aceptación o aprobación, y de eso es lo que más tiene el presidente López Obrador. Implica que nuestro gobierno tiene legitimidad, que representa la voluntad de las mayorías. Con el tiempo, la gente espera que esa popularidad se convierta en mayor beneficio colectivo, que ese campeón de la popularidad resuelva grandes problemas y alivie las crisis que amenazan la existencia y la paz de todos. El presidente prometió transparencia, acabar con la corrupción y la impunidad, asuntos considerados claves. Si para algo sirve una popularidad tan extraordinaria es, precisamente, para “hacer lo que nunca se hizo”.

 

 

Balconeando. Gertz da nombramiento a un presunto delincuente

 

¿Dónde tiene la cabeza el doctor Alejandro Gertz Manero? ¿Son los años? ¿Quién lo auxilia en la nada fácil tarea de fiscal general de la República? ¡Ayúdenle porque acaba de meter la pata y hasta un delito, el de complicidad, puede configurarse en su contra!

A lo mejor es un gol que sus más cercanos metieron la portería del fiscal, quizá –más grave– un autogol, pero el caso es que el pasado primer día de marzo dio nombramiento de Director General de Mandamientos Judiciales y Ministeriales a Genaro Cedano Filippini, con un expediente más negro que la noche.

Y es que tras la desaparición de los tres estudiantes de cine de Tonalá, en Jalisco, en mayo pasado, apareció una manta donde acusaban a Genaro Cedano Filippini de encubrir a los responsables y de tener nexos con Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, líder máximo del CJNG.

Genaro es hermano de Carlos Alberto Cedano Filippni, señalado como líder del Cartel del Tabaco.

Se conoce que la de Cedano Filippini es la familia que lidera el llamado Cártel del Tabaco, que se encarga de monopolizar a través de la violencia la venta de cigarros de la empresa TIH en varios estados del país. Amenazan y roban, así como destruyen, cajetillas de cigarros de distribuidores que venden marcas que no son de la empresa TIH: Laredo, Península, Estudio 54, Botas y Económico. Dicen realizar operativos en nombre de Servicio de Administración Tributaria (SAT), Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) o de la propia Procuraduría General de la República, ahora transformada en Fiscalía. Los que se nieguen a vender sólo las marca autorizadas por los criminales, son levantados y torturados.

Los Cedano Filippini no sólo están respaldados por el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), sino que también utilizan sus placas de la PGR para delinquir. Carlos Alberto Cedano Filippini, señalado como el principal líder del Cártel del Tabaco, ingresó a la PGR en 1996 como parte de la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI), el fallido experimento de Genaro García Luna.

A su paso por la dependencia federal, Carlos Alberto, apodado como El Rambo, laboró en Tabasco, Veracruz, Jalisco, Michoacán, entre otros.

Entran y salen de la PGR, sin importar sus antecedentes

Como agente federal activo fue detenido en 2008 en Estados Unidos como producto de una investigación de la Administración para el Control de las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés). Le decomisaron 600 mil dólares, de los cuales no pudo comprobar su procedencia. Pasó un año en prisión y lo deportaron a México, donde fue capturado por delincuencia organizada y recursos de procedencia ilícita.

Cuando salió, volvió a la PGR, sin importar sus antecedentes penales. No fue, sino hasta 2013, cuando Carlos Alberto Cedano Filippini fue dado de baja de la PGR, pidió un amparo para que esto no sucediera, sin embargo su expulsión fue definitiva.

Los hermanos de Carlos Alberto también forman parte de la PGR: Hugo y Genaro Cedano Filippini, éste último recién promovido por el fiscal general, Alejandro Gertz Manero.

Sobre Hugo Cedano Filippini, la PGR reconoce que tiene ausencias recurrentes y en 2004 la dependencia intentó darlo de baja, pero sigue en el cargo con placa y arma. Mientras que Genaro Cedano Filippini es identificado como subcomandante, al igual que Hugo, tiene ausencias recurrentes, lo cual le ha causado cuatro peticiones de suspensiones.

Señalado de haber desaparecido a los estudiantes de cine

Genaro no ha sido dado de baja porque se ha amparado al menos tres veces contra las resoluciones de la extinta PGR, sin mencionar que desde junio de 2018 hasta finales del sexenio de EPN no se presentaba a laborar. Por si fuera poco, Genaro Cedano Filippini fue acusado de secuestro, el año pasado, crimen por el cual solicitó un amparo. Ahí no termina el vínculo familiar. Genaro Cedano Filippini es padre de Carlos Cedano Guzmán, empleado con registro en el IMSS de la firma Bradis, una de las subsidiarias de la empresa TIH, la única que puede vender cigarros según el Cártel del Tabaco.

El vínculo de la familia Cedano Filippini con el CJNG se da a través de Carlos Alberto y Genaro. Tras la desaparición de los tres estudiantes de cine de Tonalá, en Jalisco, en mayo pasado, apareció una manta donde acusaban a Genaro Cedano Filippini de encubrir a los responsables y de tener nexos con Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, líder máximo del CJNG.

Por su parte, Carlos Alberto Cedano Filippini fue acusado en 2016 por autodefensas de Michoacán de también tener vínculos con El Mencho.

Ahora Genaro despacha en la Fiscalía General de la República, desempeñando el cargo de Director General de Mandamientos Judiciales y Ministeriales.

¿Dónde tiene la cabeza el doctor Gertz?

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