- 2022: el año clave de la 4T
- Por Rodrigo López San Martín
RedFinancieraMX
El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador ha decidido que sea este, 2022, el año clave en la profundización y trascendencia de su Cuarta Transformación.
En este año, cuatro prioridades marcarán su agenda política: la revocación de mandato, la reforma eléctrica, la reforma electoral y la formalización de la militarización de la guardia nacional.
La revocación de mandato es el instrumento clave para empezar con su legado.
Que las prioridades y necesidades ciudadanas estén muy muy lejos de ahí, le es irrelevante. El triunfo en la revocación será el principio del legado histórico que pretende para su persona y su administración. Un presidente que, por primera vez, se somete a un instrumento de esta naturaleza, aun sabiendo que le será ampliamente favorable.
Porque la cuarta transformación tendrá un lugar en la historia no por sus resultados, sino por su discurso. Y el discurso de lucha contra los poderosos, los que históricamente se aprovecharon de lo público para sus intereses privados, descansará en el apoyo mayoritario del “pueblo bueno”.
La reforma eléctrica tiene objetivos políticos mucho más a corto plazo. Como lo ha sido todo el sector energético durante todo este siglo, será el pretexto para activar a las bases ideologizadas de la izquierda. Para despertarlos. Para volver a sacarlos a las calles en una disyuntiva polarizante: defender los bienes de la nación frente a los perversos intereses privados e internacionales.
El presidente sabe que, para los procesos electorales de 2022 y 2023, la activación al máximo de su voto duro le puede ser suficiente para ganar. Entendió que, en los lugares, como la CDMX, donde en 2021 su movimiento fue superado, la derrota se explica por una participación por debajo de la media de sus seguidores. Porque sus candidatos no emocionan ni a los suyos cuando él no está en la boleta.
Ganar los ocho estados en disputa entre 2022 y 2023, incluido el Estado de México, son clave para asegurar para quién él decida la elección presidencial de 2024.
Porque si las cosas le salen bien a Morena, podrían llegar a 2024 con 23 o hasta 24 gobernadores. Y la selección de candidatos, desde 2021, demuestra que la prioridad de AMLO es elegir soldados, leales, dispuestos a todo por su proyecto, que deberán demostrarlo en la próxima elección presidencial.
La reforma electoral será el centro del debate del círculo rojo durante este año. Como desde el lunes 7 de junio, López Obrador decide cada paso con miras a 2021. Y para asegurar el futuro de su proyecto, el INE es la única institución que puede serle incómoda, porque es el único actor público que le ha puesto freno y que, al mismo tiempo, tiene una mejor reputación que el propio Presidente y su gobierno.
Bien haría la oposición en entender que aquí empieza a jugarse la sucesión de 2024. Y, si no evitan el atropello al INE, podría ser un punto de quiebre hasta 2030.
La formalización de la militarización de la guardia nacional es estratégica porque le debe a su aliado más importante, el Ejército, un marco normativo que los proteja frente a las tareas que les ha encomendado. Y éste ya se lo exige.
Desde el inicio de su gobierno ha dejado claro que está dispuesto a todo por mantener contentas a las Fuerzas Armadas, porque es la única amenaza real que ve a la continuidad de su proyecto.
Así, 2022 será el año en el que se juegue el legado y la posteridad del proyecto obradorista. Ninguna agenda que empuje es casual ni limita a su propia naturaleza. Las cuatro exceden son parte de una estrategia global del presidente.